La temporada va tocando a su fin, y con ella se acabarán también las entradas en el blog, por lo menos las que hablan de carreras en primera persona.
Esta vez me he demorado un poco en el tiempo para escribir y publicar la crónica del último slalom, pero no he tenido tiempo antes para poder hacerlo.
Nos situamos en Vecindario, concretamente en la playa de Pozo Izquierdo, para hacer los entrenamientos oficiales, ya que los libres se habían desarrollado durante toda la semana. No está claro que se pudiera o que no, porque al ser un lugar público y abierto y al no haber publicado reglamento de la carrera, pues en ningún sitio decía que no se entrenara. En cualquier caso, que algunos se aprovechen de ese vacío legal quizás sea cosa de listos, ahora que lo hagan usando los coches de carreras...es de carotas. Fíjate como estaba el patio que la organización tuvo que aclarar en el programa horario (que por cierto se publicó el día antes de la carrera) que los reconocimientos controlados del sábado tenían que ser con coches de serie. No llegan a decirlo y más de uno y de dos se planta allí con su vehículo de competición. En fin, cosas raras que pasan de toda la vida en ese slalom.
En esos entrenamientos oficiales se vivió una cosa dantesca. Al tener que reconocer en los dos sentidos del trazado y no estar la cosa organizada en caravana con un coche de organización delante y otro detrás, pues aquello era un descontrol total. Coches a fondo para todos lados, una polvajera impresionante, saltos a la vez para los dos lados (lo más peligroso que me he echado a la cara en los rallyes) y sin número de pasadas estipuladas, por lo que algunos dieron 5, otros 4 y los que dieron la vuelta en medio antes de llegar a las salidas y metas pues bastantes más. Cuando el organizador se cansó de tragar polvo fue diciéndonos que nos teníamos que ir. Nosotros habíamos ido con un Corsa que Diego alquiló barato para no tener que meter allí su coche de diario, por lo que íbamos como en una pista de hielo. No sé si era la presión de aire de las ruedas o la suspensión, pero pasamos aquel rato flotando por el barranco. En algunos momentos fue hasta divertido, pero solo en algunos.
Al día siguiente, otra vez "pabajo". Encima amanezco malo de la barriga con una crisis de esas que me dan (los que me conocen saben de lo que hablo) que me va a durar todo el día. Antes de llegar "al windsurf" tengo que parar en una gasolinera a evacuar. Igual que paré allí podía haberme arrimado en cualquier cuneta, porque cuando la cosa aprieta...
La carrera en sí era bastante divertida. El coche de carreras es mucho mejor montura que el de alquiler de ayer y los botes y piedras apenas se notan. Vamos de menos a más, corrigiendo algunas cosas y aprendiendo sobre la marcha. Para Guedes es la primera carrera fuera del CDIC (El Pajar no cuenta) y tenía que ir haciéndose al paño poco a poco. Al terminar el primer sentido no vamos mal, aunque se puede mejorar. A los dos nos gusta más hacia el otro lado y ahí esperamos que los tiempos nos acompañen un poco más, aunque como digo la historia no iba mal.
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Foto: motor2000 |
Como ya saben, en esta carrera siempre hacen un salto asombroso que para verlo desde fuera y sacar fotos es bonito y espectacular, pero para ir dentro del coche que vuela es un poco angustioso. Hay que tener en cuenta que si vuelas mucho, al caer puedes destrozar el coche. Ya no digo romperlo, sino destrozarlo. Es por eso que nos tomamos nuestras precauciones al afrontarlo pero aun así, el coche salta bastante, o eso parece por lo menos desde dentro. No está uno acostumbrado a volar y las décimas de segundo que pasas en el aire y la posterior caída dan un poco de cosa. A mi curvas, baches, pasos estrechos, rectas largas, paellas, horquillas, etc, dame las que quieras, pero los saltos cógelos pa ti.
En la última manga, cuando mejor lo estábamos pasando y mejor clasificados íbamos, el coche dejó de correr. La sensación que me dio fue que habíamos partido un palier, porque el motor estaba en marcha, pero no había tracción. Avanzamos unos metros y pensé que quizás pudiéramos llegar a la meta aunque fuera despacito. Faltaban más o menos dos kilómetros. Luego vi que no sería así y decidí bajarme dándonos por retirados. Durante unos cuantos coches tuve que avisar a los compañeros de que pasaran por el otro carril, ya que el comisario se puso con la bandera en el lado contrario, y los pilotos al verlo se hacían "pacá", y luego al verme a mi y nuestro coche, volvían "pallá". Ese mismo comisario super espabilado me dijo que al final de la manga me mandaba la grúa que tenía allí en su cruce. Todavía estoy esperando que señalice bien y que me mande la grúa, aunque lo que más estoy esperando es a encontrármelo a él. Cuando vi que era un peligro seguir allí para el paso de los coches grandes (salíamos de en orden inverso) decido que hay que bajar el Corolla por un medio terraplén y quitarnos de en medio. Allí vemos terminar la carrera y esperaremos a la grúa...que nunca vino. Por cierto la avería resultó ser la rotura del volante de inercia, por lo que ni la caja ni los palieres sufrieron nada y el gasto en reparación será bastante poco.
Mientras pasan los coches que quedaban, me pongo en contacto con la organización y la federación para que (aunque era la última manga y no tienen obligación de hacerlo) me mandaran la grúa de la prueba para no quedarnos allí tirados. Al final, entre la organización y el gruísta se pasaron dos o tres veces la pelota y nosotros nos quedamos allí dos horas rodeados de moscas y polvo hasta que pasó un trialero de 4x4 con un "big foot" y nos remolcó de mil amores. El hombre estaba privado amarrando eslingas y usando su máquina para la ocasión. Gracias que pasó y se prestó, porque si no, es posible que se nos hubiera hecho de noche allí, en el título de esta entrada del blog.
A todo esto, como era la última manga y las normas de los slaloms son así, se nos asigna un tiempo y figuramos en la clasificación provisional, y así puntuamos para el trofeo de promoción y de la clase 4, de la que aun con todo terminamos terceros.
Sobra decir que a la entrega de trofeos no llegamos, pero si que fuimos al parque cerrado final para cumplir con lo reglamentado y poder así figurar en la clasificación oficial final. Nuestras esposas recogieron nuestros trofeos (por participar y por 3º de la clase 4), aprovechando la ocasión para decirle cuatro cosas bien dichas al organizador por no mandarnos la grúa a buscarnos, que repito, aunque no fuese su obligación por ya haber acabado la carrera, era un gesto de humanidad.
Al final entre unas cosas y otras terminamos a las 18:00 horas, y estábamos allí desde de las ocho de la mañana, más los entrenos del día anterior y las verificaciones administrativas del viernes. Demasiado tiempo empleado en un slalom. He corrido rallyes de asfalto en los que he invertido menos horas.
No quiero dejar de acordarme de mis amigos Raúl Quesada y Pedro Domínguez, que tuvieron que retirarse por rotura de palier y caja del AX cuando iban rodando en la parte alta de la clasificación, y también de Edu González que terminó segundo clasificado acompañando a su piloto para seguir rematando una temporada genial por su parte.
Como decía en la introducción, todo esto está terminando. Si no hay novedad me queda una carrera para cerrar el 2013. Será la última del CDIC de Jinámar el 8 de diciembre. En Maspalomas no salgo. Aun estoy esperando un aviso después de un mensaje que decía "yo te aviso".
Ese último slalom puede ser también mi última carrera en general, ya que el año que viene mi casco estará caducado (no compraré uno nuevo porque no son ni siquiera medio caros sino carísimos) y a partir de mayo tendré una cosita pequeña a la que dedicarle mi tiempo. De todas maneras ya se verá, porque después de tantos años viviendo esta pasión no creo que se me quite así de buenas a primeras.
Muchas gracias de nuevo a ti por leerme, a Dieguín Guedes y su equipo, a los patrocinadores y a mi maravillosa mujer. Ah, y gracias también al comisario inútil y mentiroso que no sólo no le dijo al gruísta (que estaba a 200 metros de nosotros) que nos sacara de aquel agujero sino que nada más pasar el último vehículo se marchó corriendo en su Seat Inca morada (si amigo, no te creas que no se quien eres, que en los rallyes nos conocemos todos). Puedo parecer rencoroso en este punto pero no es así, solo que si me quedo dos horas en un barranco por donde no pasa ni el aire (y un 4x4) por haberme dicho mentiras, me suele dar coraje.
Lo dicho, hasta la próxima. Recuerda, haz las cosas bien sin mirar a quien, porque debajo de un peto, de un mono o de un uniforme, todos estamos desnudos y somo iguales, y como dice un amigo "no somos nadie, y desnúos menos".
Saludos.