domingo, 27 de octubre de 2013

Slalom Pozo Izquierdo 2013. En el centro de la tierra.

La temporada va tocando a su fin, y con ella se acabarán también las entradas en el blog, por lo menos las que hablan de carreras en primera persona. 
Esta vez me he demorado un poco en el tiempo para escribir y publicar la crónica del último slalom, pero no he tenido tiempo antes para poder hacerlo.
Nos situamos en Vecindario, concretamente en la playa de Pozo Izquierdo, para hacer los entrenamientos oficiales, ya que los libres se habían desarrollado durante toda la semana. No está claro que se pudiera o que no, porque al ser un lugar público y abierto y al no haber publicado reglamento de la carrera, pues en ningún sitio decía que no se entrenara. En cualquier caso, que algunos se aprovechen de ese vacío legal quizás sea cosa de listos, ahora que lo hagan usando los coches de carreras...es de carotas. Fíjate como estaba el patio que la organización tuvo que aclarar en el programa horario (que por cierto se publicó el día antes de la carrera) que los reconocimientos controlados del sábado tenían que ser con coches de serie. No llegan a decirlo y más de uno y de dos se planta allí con su vehículo de competición. En fin, cosas raras que pasan de toda la vida en ese slalom.
En esos entrenamientos oficiales se vivió una cosa dantesca. Al tener que reconocer en los dos sentidos del trazado y no estar la cosa organizada en caravana con un coche de organización delante y otro detrás, pues aquello era un descontrol total. Coches a fondo para todos lados, una polvajera impresionante, saltos a la vez para los dos lados (lo más peligroso que me he echado a la cara en los rallyes) y sin número de pasadas estipuladas, por lo que algunos dieron 5, otros 4 y los que dieron la vuelta en medio antes de llegar a las salidas y metas pues bastantes más. Cuando el organizador se cansó de tragar polvo fue diciéndonos que nos teníamos que ir. Nosotros habíamos ido con un Corsa que Diego alquiló barato para no tener que meter allí su coche de diario, por lo que íbamos como en una pista de hielo. No sé si era la presión de aire de las ruedas o la suspensión, pero pasamos aquel rato flotando por el barranco. En algunos momentos fue hasta divertido, pero solo en algunos. 
Al día siguiente, otra vez "pabajo". Encima amanezco malo de la barriga con una crisis de esas que me dan (los que me conocen saben de lo que hablo) que me va a durar todo el día. Antes de llegar "al windsurf" tengo que parar en una gasolinera a evacuar. Igual que paré allí podía haberme arrimado en cualquier cuneta, porque cuando la cosa aprieta... 
La carrera en sí era bastante divertida. El coche de carreras es mucho mejor montura que el de alquiler de ayer y los botes y piedras apenas se notan. Vamos de menos a más, corrigiendo algunas cosas y aprendiendo sobre la marcha. Para Guedes es la primera carrera fuera del CDIC (El Pajar no cuenta) y tenía que ir haciéndose al paño poco a poco. Al terminar el primer sentido no vamos mal, aunque se puede mejorar. A los dos nos gusta más hacia el otro lado y ahí esperamos que los tiempos nos acompañen un poco más, aunque como digo la historia no iba mal. 
Foto: motor2000
Como ya saben, en esta carrera siempre hacen un salto asombroso que para verlo desde fuera y sacar fotos es bonito y espectacular, pero para ir dentro del coche que vuela es un poco angustioso. Hay que tener en cuenta que si vuelas mucho, al caer puedes destrozar el coche. Ya no digo romperlo, sino destrozarlo. Es por eso que nos tomamos nuestras precauciones al afrontarlo pero aun así, el coche salta bastante, o eso parece por lo menos desde dentro. No está uno acostumbrado a volar y las décimas de segundo que pasas en el aire y la posterior caída dan un poco de cosa. A mi curvas, baches, pasos estrechos, rectas largas, paellas, horquillas, etc, dame las que quieras, pero los saltos cógelos pa ti.
En la última manga, cuando mejor lo estábamos pasando y mejor clasificados íbamos, el coche dejó de correr. La sensación que me dio fue que habíamos partido un palier, porque el motor estaba en marcha, pero no había tracción. Avanzamos unos metros y pensé que quizás pudiéramos llegar a la meta aunque fuera despacito. Faltaban más o menos dos kilómetros. Luego vi que no sería así y decidí bajarme dándonos por retirados. Durante unos cuantos coches tuve que avisar a los compañeros de que pasaran por el otro carril, ya que el comisario se puso con la bandera en el lado contrario, y los pilotos al verlo se hacían "pacá", y luego al verme a mi y nuestro coche, volvían "pallá". Ese mismo comisario super espabilado me dijo que al final de la manga me mandaba la grúa que tenía allí en su cruce. Todavía estoy esperando que señalice bien y que me mande la grúa, aunque lo que más estoy esperando es a encontrármelo a él. Cuando vi que era un peligro seguir allí para el paso de los coches grandes (salíamos de en orden inverso) decido que hay que bajar el Corolla por un medio terraplén y quitarnos de en medio. Allí vemos terminar la carrera y esperaremos a la grúa...que nunca vino. Por cierto la avería resultó ser la rotura del volante de inercia, por lo que ni la caja ni los palieres sufrieron nada y el gasto en reparación será bastante poco.
Mientras pasan los coches que quedaban, me pongo en contacto con la organización y la federación para que (aunque era la última manga y no tienen obligación de hacerlo) me mandaran la grúa de la prueba para no quedarnos allí tirados. Al final, entre la organización y el gruísta se pasaron dos o tres veces la pelota y nosotros nos quedamos allí dos horas rodeados de moscas y polvo hasta que pasó un trialero de 4x4 con un "big foot" y nos remolcó de mil amores. El hombre estaba privado amarrando eslingas y usando su máquina para la ocasión. Gracias que pasó y se prestó, porque si no, es posible que se nos hubiera hecho de noche allí, en el título de esta entrada del blog.
A todo esto, como era la última manga y las normas de los slaloms son así, se nos asigna un tiempo y figuramos en la clasificación provisional, y así puntuamos para el trofeo de promoción y de la clase 4, de la que aun con todo terminamos terceros.
Sobra decir que a la entrega de trofeos no llegamos, pero si que fuimos al parque cerrado final para cumplir con lo reglamentado y poder así figurar en la clasificación oficial final. Nuestras esposas recogieron nuestros trofeos (por participar y por 3º de la clase 4), aprovechando la ocasión para decirle cuatro cosas bien dichas al organizador por no mandarnos la grúa a buscarnos, que repito, aunque no fuese su obligación por ya haber acabado la carrera, era un gesto de humanidad.
Al final entre unas cosas y otras terminamos a las 18:00 horas, y estábamos allí desde de las ocho de la mañana, más los entrenos del día anterior y las verificaciones administrativas del viernes. Demasiado tiempo empleado en un slalom. He corrido rallyes de asfalto en los que he invertido menos horas. 
No quiero dejar de acordarme de mis amigos Raúl Quesada y Pedro Domínguez, que tuvieron que retirarse por rotura de palier y caja del AX cuando iban rodando en la parte alta de la clasificación, y también de Edu González que terminó segundo clasificado acompañando a su piloto para seguir rematando una temporada genial por su parte.
Como decía en la introducción, todo esto está terminando. Si no hay novedad me queda una carrera para cerrar el 2013. Será la última del CDIC de Jinámar el 8 de diciembre. En Maspalomas no salgo. Aun estoy esperando un aviso después de un mensaje que decía "yo te aviso". 
Ese último slalom puede ser también mi última carrera en general, ya que el año que viene mi casco estará caducado (no compraré uno nuevo porque no son ni siquiera medio caros sino carísimos) y a partir de mayo tendré una cosita pequeña a la que dedicarle mi tiempo. De todas maneras ya se verá, porque después de tantos años viviendo esta pasión no creo que se me quite así de buenas a primeras. 
Muchas gracias de nuevo a ti por leerme, a Dieguín Guedes y su equipo, a los patrocinadores y a mi maravillosa mujer. Ah, y gracias también al comisario inútil y mentiroso que no sólo no le dijo al gruísta (que estaba a 200 metros de nosotros) que nos sacara de aquel agujero sino que nada más pasar el último vehículo se marchó corriendo en su Seat Inca morada (si amigo, no te creas que no se quien eres, que en los rallyes nos conocemos todos). Puedo parecer rencoroso en este punto pero no es así, solo que si me quedo dos horas en un barranco por donde no pasa ni el aire (y un 4x4) por haberme dicho mentiras, me suele dar coraje.
Lo dicho, hasta la próxima. Recuerda, haz las cosas bien sin mirar a quien, porque debajo de un peto, de un mono o de un uniforme, todos estamos desnudos y somo iguales, y como dice un amigo "no somos nadie, y desnúos menos". 
Saludos. 

jueves, 3 de octubre de 2013

Carretones y rallye de Teror 2013. Fiascos a domicilio.

Volvemos a ponernos delante del teclado, esta vez para contarte rápidamente lo acontecido en los carretones de Teror, y para explayarme un poco más en el rallye también de mi pueblo.
La carrera de carros la resumo diciendo que en las dos mangas de entrenamientos del viernes por la noche fuimos los más rápidos en una y casi los más rápidos en la otra, todo a percepción de la gente porque esa noche el crono no se ponía en marcha. Destacar que en la primera bajada batimos el récord de distancia en el famoso salto de la meta. La primera tirada del sábado era solo para establecer el orden de la segunda y definitiva. En esa inicial hicimos el mejor tiempo, con récord del trazado y asombrando a propios y extraños. En la segunda decidimos frenar un poco antes de la primera chicanne ya que en las anteriores habíamos arriesgado demasiado. Conclusión de haber frenado: se aminoró el riesgo pero se empeoró el tiempo, por lo que después de haber sido los más rápidos en el global de las cuatro mangas, con plusmarca en tiempo y salto, no ganamos nada porque la única manga que contaba para algo era la última, en la que nadie batió el tiempo que nosotros teníamos, pero que no nos sirvió para nada. En fin, eso demuestra el sentido de una frase que pronunció hace años el francés Jean Ragnotti: "sólo freno cuando veo imposible pasar a fondo" y aquí se podía pasar a fondo.
Vuelo sin motor, literal.
Dejando aparcados los carretones hasta por lo menos el año que viene (en las carreras que le quedan a mi cuñado no puedo ir con él por diferentes motivos), paso ahora a contarte lo más breve posible pero sin dejarme nada atrás lo vivido durante el rallye de Teror. 
La aventura empezaba cuando el mismo día del último slalom del CDIC recibía una llamada de Aridany Ojeda ofreciéndome correr con él. De manera muy directa y sincera me informa de que ha llamado a varios copilotos pero por unas cosas o por otras todos han declinado su oferta, por lo que recurre a mi como último remedio, más que nada porque no se había acordado de mi existencia y libertad, dada esta por la avería del coche de Osmundo. Le dejo claro mis condiciones para entrenar (poco y cuando mi trabajo me lo permita) y cuadramos unos días para ir la última semana de plazo legal. Nada que contar de esos días, ya que todo es normal con las notas y los tramos. El piloto está conforme y el copiloto también.
Como ya estaba claro que iba a correr y por lo tanto no iría con mis compañeros de Aterura a hacer la seguridad del tramo, decido ayudar a Falcón a colocar todos los "cachos" necesarios y a explicarle a la gente la historia el día de la reunión semanal. También tengo que hacer de "guía turístico" al montón de pilotos y copilotos que me llaman y preguntan por la ceremonia de salida y demás parafernalia del viernes y por el multiparque de trabajo del sábado. Lo hago todo de buena gana por ayudar a la organización de mi rallye...hasta que sale la lista de inscritos y veo que nos han enterrado en la misma y me llevo una decepción. Vale que Ari no ha ganado campeonatos y que este año sólo ha hecho el Santa Brígida, pero el orden de los coches da pena, habiendo incluso semi-debutantes en la zona alta o gente que ronda los 15 primeros en la parte trasera. Ya no es que me queje sólo yo, es que en las administrativas fueron varios los que presentaron solicitud de reubicación, no siendo aceptadas.  Este mal en hacer el orden de salida de los rallyes es una lacra que dura ya varias temporadas, y nadie sabe si es por dejadez o por desconocimiento, aunque yo me atrevo a decir que es por las dos cosas. 
Volviendo a la acción, me gustaría comentar que me llamó la atención lo pequeño que es el coche en el que voy a correr, que por si alguno no lo sabe es un VW Lupo. Al probarme los cintos el jueves por la tarde me doy cuenta de que el espacio es poco pero bien distribuido, por lo que a pesar de ser un coche chico, es cómodo. 
También probando los cascos vuelvo a descubrir que mi casco no va a poder usarse tampoco en este rallye, ya que la centralita de interfonos es de otro modelo y el conector que tengo sigue sin funcionar. Es por esto que tengo que recurrir al amigo Osmundo Ramírez para que me preste el suyo. 
Una vez pasadas las verificaciones sin demasiadas complicaciones ni pegas, aunque si con alguna "investigación" a algunos elementos del coche, me dicen que si quiero ser el speaker de la ceremonia de salida. Evidentemente después de haber trabajado durante la semana para el rallye y recibiendo la recompensa de estar en la parte baja de la lista, no me apetece seguir sacándole las castañas del fuego a la organización, por lo que hablo con Vicente Travieso para hacerlo entre los dos y si puede ser, él mas que yo. De hecho es que tengo que pedir permiso para hacer la ceremonia con mi coche sin el mono puesto, cosa que ya me parece una falta de respeto a mi piloto y los demás. Hago lo que puedo turnándome con Travieso y al terminar me doy cuenta de que el refrán de "no se puede estar en misa y repicando" se cumple, ya que tengo la cabeza en otra cosa y en vez de un presentador medio experimentado como soy, parezco un novato puesto de improviso porque no había otro. 
Llega el día de la carrera y lo primero que hago por la mañana con mi coche es calcular el tiempo que se tarda desde la asistencia en la plaza de Sintes hasta el control horario de salida, situado en "la barraca" de San Matías. No es un parque de trabajo normal, por lo que hay que tener claro el tema del reloj. Muchos no lo calculan y llegan "con la lengua fuera".
Posando  con Ari 
Momento ahora para contar cosas de los tramos. 
En San Isidro 1, llegando al km 4 en el barrio del Ojero, vemos a un comisario agitando la bandera (que significa parar porque no se puede pasar) pero a la vez vemos a la gente haciendo señas de que pasáramos por el carril izquierdo, por lo que le me fío más de la gente y le digo a Ari que pase con cuidado y vemos el Porsche 911 de grupo H empotrado contra un muro de piedras en una curva que tiene un bote bastante jodido. Al pasar la meta y quitarme el casco pienso que la seguridad de este tramo estaba un poco floja, ya que nadie nos dijo en la salida que había un coche accidentado que ocupaba media carretera y luego el comisario agitaba la bandera en vez de ponerla estática. 
En el siguiente tramo saludo a mi mujer, mis cuñados y demás familia en el cruce de Fontanales. Yo los veo a ellos y ellos me ven a mi, lo que me llena de orgullo y alegría, para no repetir la frase típica del rey.
Paso por el parque de trabajo donde se revisa todo y seguimos. El coche va bien aunque el morro va un poco en el aire, nada grave.
En la salida de Los Llanos el jefe de tramo me dice que "hay un charco de aceite en el punto kilométrico 4,1".  Lo apunto en mis notas y salimos. Al pasar por el sitio indicado no hay comisario ninguno, estando la bandera señalizando bastante más arriba. El problema es que después de eso vamos viendo el reguero de aceite...hasta la meta, así que decidimos no arriesgar por si acaso patinara más de la cuenta. El aceite resultó ser del Clio de Jonathan Nuez que tenía el tapón del cárter mal cerrado y no se dio cuenta de nada hasta que se quedó frito, mala suerte para los paisanos. El caso es que el jefe de tramo dijo que era un charco, y realmente eran casi tres kilómetros. Es verdad que la gente mejoró sus tiempos por lo que se ve que no aflojaron, pero nosotros no íbamos a jugarnos nada allí y decidí no apurar al piloto por si acaso. No voy a rajar mucho sobre el jefe de tramo y su equipo, pero debería hacerse mirar (o la FALP decirle algo) que casi siempre que hay cosas mal hechas están ellos por medio. 
En el nuevo paso por Juncalillo-Monte Gusano se desprende en un bache una consola del tablero del coche, que molesta a Ari para cambiar de marchas, así que tengo que ir 12 kilómetros agarrando la libreta con una mano y la consola con la otra. Todavía no tengo claro como me las ingenié para ir pasando las páginas. 
A mitad de rallye vamos bien, entre los treinta primeros y con el coche sano.
Fotón de Rayco Suárez
La segunda parte va a llevarnos a la cruz. En Las Emisoras el coche va como ahogado, no corre como debe y hasta casi la recta larga llegando al final vamos bastante despacio. Algo no va bien. 
En el tramo largo la cosa va mejor, aunque escapamos de romper algo (o eso creíamos) en un bote grande que cogemos al cortar una curva llegando al cruce de Montaña Alta. En ese mismo tramo, antes de meternos en la zona estrecha de Lomo Rivero veo que hay un coche delante. Lo alcanzamos a mitad de subida y... da marcha atrás!!!!. En aquella zona no caben dos coches asi que Ari se tira por la izquierda y con medio Lupo por encima de las zarzas y las retamas adelantamos el Starlet de Bernardo. Lo único que me salió decirle fue "si señor, con dos cojones". Luego supimos que estaban intentando arrimarse para dar paso, pensando que todavía no los íbamos a alcanzar. En ese mismo tramo, que fue el que nos dio por saco como ves, a dos kilómetros de la meta el coche deja de correr y hace como a pararse. Ari dice que no tenemos gasolina, así que afloja el ritmo para no gastarla y poder echar en Artenara... si es que llegamos. Tremendo suplicio fue subir de Jucalillo a Los Garajes. En las curvas de izquierda se paraba el motor y en las derechas daba cabezazos. Visto lo visto y que parecía que allí nos quedábamos, usé la táctica que me enseñó mi amigo Raúl Quesada: acariciar el tablero y decirle al coche "vamos colega, vamos". Funcionó. En Artenara llenamos el tanque y pudimos seguir. Igual te estás preguntando cómo es posible que se acabara la gasolina. Nosotros también nos hicimos esta pregunta, porque a pesar de que la aguja estaba rota y no marcaba, nos parecía imposible que se bebiera un tanque en menos de cien kilómetros. 
En Las Emisoras vuelve a correr poco, achacándolo a la altitud, porque luego se le quitaba.
Tocaba hacer el último tramo, 16.000 metros hasta la meta y bajar a Teror. Quedamos en ir con calma y por mi cabeza pasa la idea de que si no se ha roto nada con toda la leña que le hemos dado durante el día, y si escapamos de lo de la gasolina antes, creo que ya está todo hecho. Craso error. A poco de salir, en un bote minúsculo que ni estaba en las notas, el coche deja de traccionar y Aridany me dice que se acaba de partir un palier. No me lo puedo creer y le hago asegurarme que nos tenemos que retirar, pero él que ha sufrido esa avería muchas veces no tiene dudas. Al llegar al cruce de Montaña Alta nos salimos del trazado y abandonamos. Teniendo en cuenta el momento de la rotura, supongo que dicho palier venía sentido del bote grande la primera pasada por allí, porque me cuesta creer que un eje de ese grosor se parta de cuajo en aquel bache tan pequeño.
Llamamos a la grúa, avisamos a las familias de que estamos bien y se acabó. Ari baja en punto muerto hasta Guía para que lo recojan allí, y yo me subo en el coche escoba para regresar a Teror y así mi piloto no tener que venirme a traer después de descargar el coche en El Toscón. 
El día termina en medio de una rasquera rara por no haber podido terminar el rallye de mi pueblo. No se si será mi ultima participación en él, así que quería llegar a la rampa final. 
Cruce Fontanales con Leti grabando al fondo. Foto: chicharraenmano
Las conclusiones positivas son varias, como por ejemplo que a pesar de ir en un coche nuevo y con piloto nuevo, sigo desarrollando mi labor de copiloto de buena manera, quedando el piloto contento con mi trabajo. Esa es una buena recompensa, además de que me divertí bastante, sobre todo en la zona de Monte Pavón donde el Lupo va de lujo.
Nada más, como siempre dar las gracias en este caso a Aridany Ojeda por llevarme con él, al equipo de A.R.I. MotorSport, a Mundo por prestarme el casco, a Carol por tenerme al día de como le iba a Raúl y Perico en Llanes, a mis padres que llegaron de viaje y fueron directos a la asistencia, a Leti que a pesar de estar encinta (y en cd también :D) no dejó de ir a los tramos a verme pasar y a Tavo, Pris, Geno y Jorge por cuidarla todo el día, a los amig@s que se interesaron y a los muchachos de Aterura que se pasaron 14 horas en un tramo para que los participantes estuviéramos seguros en la carrera. Mención especial aqui para Falcón e Isma Marrero, cada uno por diferentes circunstancias. 
Con mi padre, siempre apoyando
Por último y para despedirme, una reflexión que me ronda la cabeza desde que se publicó la lista de autorizados a salir y que me dio que pensar más aun cuando terminó el rallye por un rollo de la RS. ¿Para qué están los Comisarios Deportivos? Reglamentariamente se sabe lo que tienen que hacer, ahora que lo hagan... es otra cosa.
Saludos. Nos vemos en Pozo Izquierdo a mitad de octubre en el Corolla y recuerda confiar en ti porque si otras veces lo has hecho bien, ahora también lo harás.