Se acaba el año 2006 y con él, al no ser las temporadas
automovilísticas como las futbolísticas, termina también la andadura de las
carreras. Es el momento de hacer balance y sacar conclusiones. Con tu
permiso, lo haré de dos maneras, primero a nivel general de mi equipo, y
segundo a nivel personal, aunque seguramente mezclaremos cosas. Vamos a ver
como me sale la última redacción del año. Ya desde ahora te doy las gracias por
leerla.
Después de navidades del año pasado no sabía donde iba a estar
este año. Podía ser en una cuneta de aficionado, en cualquier curva de
comisario de seguridad o en un backet de carreras. En esas fechas llego a un
acuerdo con Manu Escalante para estar a su lado en los dos rallyes que quiere
disputar y, de paso, ayudarle a entrenar las subidas de montaña. Según ese
plan, haré dos carreras de copiloto y el resto ayudando a la gente de mi
escudería. No es mala opción para mi sexto año en el sillón derecho, pero…la
cosa cambió. Hablando con mi gran amigo Jorge Galván me dice que se había
encontrado al copiloto de Raúl Quesada y le había dicho que este año no
correría. Ese mismo día, de casualidad leo el diario AS y veo una entrevista a
un piloto del Desafío Peugeot, donde nombra a sus rivales. Uno de esos nombres es
el de Raúl. No tengo su número, pero no me cuesta demasiado conseguirlo.
Hablamos y llegamos a un acuerdo. En principio, si todo iba bien, sería su
copiloto para todo el año. El calendario del Desafío coincide con las pruebas
que tenía habladas con Escalante, por lo que tengo que descartar su oferta. El
plan previsto incluía estar también en todas las carreras de tierra posibles,
con el Citroën AX 4x4 del equipo, pero una avería antes del primer slalom hizo
que hubiera que descartar esa parte del proyecto, por lo que los esfuerzos
estarían centrados en hacer un buen papel dentro de la monomarca del león. A modo
de resumen te cuento que en el Rallye de Canarias nos encontramos con un
triunfo inesperado que no nos hizo ilusionarnos mucho, sobre todo porque en la
siguiente carrera hicimos un tercer puesto. En la otra un abandono doloroso. El
viaje a La Palma
se saldó con polémica, en la que nosotros nos vimos implicados sin querer. Al
follón que allí se armó y a la repercusión posterior tuvimos que quitarle
importancia ganando las tres últimas carreras del campeonato. Antes de salir en
Tenerife éramos campeones, pero llegar a esa meta fue algo inolvidable. No me
he sentado con Raúl para hablar de la temporada, ni lo haremos. Sobran palabras para saber que la cosa no fue mal. Si me lo
permites, tal como dije al principio, quiero analizar todo lo que me ha ocurrido
este año a nivel personal, dentro del tema automovilístico.
Mis primeras tomas de contactos fueron extrañas. Como todos saben,
no tengo conocimientos de mecánica, quizás lo básico, pero nada más. Soy muy
torpe con las manos, siempre lo he sido, por lo que mis acercamientos al capó
de un coche habían sido casi obligados en la temporada anterior. Por todo esto,
llegar aquella noche de marzo a la nave de TDC MotorSport en Arinaga fue como
entrar en otra dimensión. Estaba todavía a medio montar, pero ya supe que allí
no tendría nunca que mancharme las manos. Para ese menester había gente
cualificada y profesional. A nivel competitivo, había que empezar por el rallye
de Canarias. La cosa estaba cruda. Sin habernos subido nunca juntos en un
coche, sin haber cogido notas, ni entrenado, ni corrido, ni nada de nada, toca
empezar por este rallye, con sólo tres pasadas por tramo. Como también dije más
arriba, el resultado no fue malo. No voy a ir
carrera por carrera, más que nada porque las últimas historias fueron muy
largas, y no quiero cansarte con esta. Este año he vivido cosas que nunca
imaginé como copiloto. El trabajo de un buen navegante no debe distinguir
entre un buen coche, un piloto famoso, un coche pequeño o un novato al volante,
sino que debe hacer siempre lo mismo, preparar al máximo cada carrera. Ese
concepto lo tenía claro pero… no es lo mismo preparar un Teror sin jugarte nada
que preparar Lanzarote sabiendo que tienes que salir a ganar. No sé donde está
la diferencia, porque los papeleos y demás es igual, las notas no son
especiales, no hay nada más raro ni menos bonito, pero… es otra forma de
afrontar una carrera. Este año aprendí esa forma de ver las cosas. Creo que lo
podemos llamar ambición. En el extenso capítulo de agradecimientos espero que
nadie se me quede en el camino. Empezar por los sponsors, que con su dinero,
unos más y otros menos, han colaborado y son parte de este resultado. Los amigos de Raúl, que han estado en todas y cada una de las
carreras. Los míos, que han ido sólo a la de Teror (porque les quedaba
cerca). En cualquier caso no soy nadie para exigirles que estén allí. Sé que
están pendientes de una manera u otra. Mis “amigos de los rallyes” que ya pasan
a ser amigos en general. Su apoyo es importante. La familia
de Raúl, que me han tratado a cuerpo de rey durante todo el año y han aceptado
que entrara en el equipo como uno más de la propia familia. Mis padres. Quiero hacer mención especial aquí. Puede parecer
oportunismo o lo que sea pero… lo quiero hacer. Mis padres pasan nervios y
seguramente miedo cuando yo estoy entrenando y corriendo. Sé que les gustaría,
sinceramente, que dejara de correr. Pero ellos saben que si dejo esto, pierdo
parte de la ilusión de que me mueve y por eso siguen ahí apoyándome y
ayudándome en todo. El equipo de mecánicos. A veces más y a
veces menos pero siempre eficaces y cordiales. Jamás olvidaré a ninguno de
ellos, esté donde esté. Los amigos copilotos.
Están metidos en este mundo compartiendo afición conmigo. Aunque no nos demos
cuenta, estar ahí, le hace mucho bien a los demás. Los rivales
del Desafío Peugeot. Con unos me llevo bien, y con otros también. Con todos he
intentado ser lo más cordial posible y creo que a estas alturas, puedo decir
que he hecho buena amistad con casi todos. Los compañeros dentro del engranaje
TDC. En algunos rallyes muchos coches, en otros algunos menos, pero todos ellos
bajo un mismo mando. Ese mando es el de
Octavio Quesada. Para él no tengo palabras. En serio, no se que poner al
respecto. Simplemente, lo admiro. El último
capítulo lo dejo para mi piloto, Raúl. Con poco más de 20 años domina todo lo
que ocurre dentro del coche y del capó. Su manera de conducir me ha encantado.
Muy rápido cuando ha hecho falta y conservador cuando no era necesario
arriesgar. Como persona también es un crack, siempre a disposición de los
demás. Tengo casi la misma edad que Octavio y algunos años más que Raúl, pero
he aprendido de ellos como si tuviera diez menos que cualquiera de los dos. Para terminar de verdad, escribo el fin de esta historia, este
lunes después del rallye de Maspalomas donde tuve que hacer de todo un poco y
donde los resultados a nivel general no fueron del todo buenos, en mi cabeza
rondan algunos pensamientos. A nivel organizativo tengo claro que hay que
reducir las listas de inscritos, de la manera que sea. El otro día muchos
coches no pasaron ni una vez por Rosiana. Eso no puede ser. Otra cosa clara es
que, aunque sea bonito y todo eso, no se puede competir de noche. El accidente
del último tramo, de noche, pudo ser más trágico. Si la gente que bajaba por la
montaña no ve la pared… estaríamos hablando de muchas víctimas. Gracias a las
linternas y a la suerte que tuvimos esta vez. Nunca hay bomberos y el sábado
había, y allí mismo. Gracias a ellos no contamos cosas peores ahora. Hubo gente que cometió actos vandálicos en la carretera. Se
solucionó pero… volverá a pasar, seguro. ¿Merece la
pena todo esto? Ir a colocar cinta el viernes por la tarde, levantarme a las 6
de la mañana el sábado, ir hasta Tunte, colocar el tramo, estar allí con frío y
calor, haciendo todo lo que uno sabe para que la cosa salga lo mejor posible… y
unos tiran aceite, otros critican, otros hablan sin saber… creo que no
compensa. A nivel competición ahora mismo tengo también cosas en la cabeza. Muchas
horas de entrenamientos, de trabajo previo a las carreras, donde uno se cansa
mucho. Salir a correr con pocas horas de sueño, cansado. Correr a un ritmo
altísimo, dándolo todo y a veces, sin llegar a estar en el nivel que debería. Acaba
el año, con un título bajo el brazo y pienso si todo el esfuerzo es compensando
con el premio. Ninguna de las victorias se ha celebrado demasiado. Acabamos las
carreras tan cansados que lo único que queremos es que abran el parque cerrado
para irnos a dormir. Últimamente, sobre todo este año me he tomado mi labor de
copiloto como un trabajo. Preparo todo con la mayor profesionalidad posible, no
dejando nada a la improvisación. Corriendo intento hacer lo mismo. ¿Se pasa
bien con todo esto? Está siendo como una obligación, no como una afición.
Tendré que madurar esta idea. Quizás la recompensa sea que todo lo que hemos
hecho ha servido para algo. Contento estoy, porque pasar la meta del último
tramo en Teror, Lanzarote y Tenerife cantando el “campeones campeones” fue por
algo. Son reacciones instintivas, que muchas veces son las que cuentan. El problema quizás sea que a este que escribe le afectan más las
cosas malas que las buenas. Alguien que sabe mucho
siempre me dice que si todo lo que hago lo hiciera de otra manera, menos
exhaustiva, quizás el resultado sería otro, así que en ese punto, estoy más que
satisfecho con mi labor, aunque todo es mejorable. Lo último
que quiero contar es que desde el verano, hemos atravesado una serie de
acontecimientos en nuestro deporte, a nivel accidentes, gamberradas, protestas
vecinales, etc. Estamos en una mala racha y todo lo que dije antes y este mal
momento serían buenas excusas para “bajarme del carro” ahora. No lo voy a
hacer. Rendirse en las épocas complicadas es de cobardes, y no me considero uno
de esos. Ahora toca descansar, por lo menos hasta febrero. Otros menesteres
ocupan mi cabeza en estos momentos. A pesar de todas mis ideas actuales y lo
que está pasando, está claro que si esto no me gustara, compense o no, no lo
haría, ni lo volvería a hacer y si todo en la vida nos va bien, volveremos a
estar metidos de lleno en el mundo de los rallyes el año que viene. Ya veremos
que labor desempeñamos. Cabeza fría, corazón
caliente, pasarlo bien y buena suerte.
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Podium Rallye Canarias |
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Peugeot 206 de Raúl Quesada |