De nuevo nos sentamos delante del
teclado para intentar escribir vivencias de los rallyes. Hace ya casi 8 años
que debutábamos en esto de las carreras. Desde septiembre de 2001 no hemos
dejado de estar al menos en alguna carrera al año. En todas hemos sacado la
misma conclusión: acabo con las uñas negras y los mocos secos. Si a alguien
también le pasa que me lo diga y no me sentiré tan sólo. En el presente
ejercicio, el plan es estar en los 6 rallyes que se celebran en Gran Canaria al
lado de Raúl Quesada. Intentaremos disputarlos todos. De momento ya estuvimos
en el primero, el Santa Brígida.
La historia empezaba en enero, cuando
RQ (Raúl Quesada) me enviaba un mail con fotos de un Clio R3 que se vendía en
Navarra y por el que había pujado, pero que no había conseguido comprar. Lo
siguiente fue un mensaje con foto que llegó a mi móvil a mediados de febrero
del mismo Clio en la nave de PCR, en Barcelona. No me dio tiempo de despedirme
del 4406 BPH que tantas alegrías nos dio en el Desafío. Espero que le vaya
bien. En referencia al Clio, el resto, ya más o menos se lo sabe todo el mundo,
y el que no se lo sabe, se lo inventa, como pasó en aquellas fechas.Los
hermanos Quesada quieren que forme parte de este proyecto, y en principio, a
expensas de muchas cosas relacionadas con motivos laborales, mi respuesta es
SÍ.
Centrándonos concretamente en el
rallye, decir que la preparación fue bastante sencilla, con sólo dos ratos de
reconocimientos, para un total de 5 pasadas a cada tramo aproximadamente. El
repaso al rutómetro y demás labores del copilotaje se desarrollan sin ningún
problema aparente hasta que… viendo la foto de la meta de Tenteniguada,
descubro que nos hemos equivocado de sitio al coger las notas y entrenar, y que
nos faltan algunas curvas. El mismo viernes de las verificaciones lo soluciono
yendo yo mismo a apuntar lo que se nos había quedado atrás. En el rallye Raúl
no se dio cuenta de nada, así que… apunté bien.
En las verificaciones no pasa nada
reseñable, aunque si me gustaría destacar que el nuestro, era uno de los pocos
coches que cumplen con la normativa establecida para el tema de los nombres en
los cristales. Al no haber reglamentación de FCA, hay que regirse por la
inmediata superior, en este caso, por RFEDA. El resto de coches tenía lo que
habían tenido siempre, y no se les dijo nada, y a nosotros, que lo teníamos
como tiene que ir según reglamentos, se nos discute que el tamaño de la letra
no es correcto. Lo que me faltaba, un técnico novato discutiéndome un punto de
un reglamento, cuando no le había dicho ni una palabra a todos los demás que
iban “ilegales” en ese aspecto.Ese día termina tarde, después de haber
presentado una gala benéfica a favor de Adite en el Auditorio de Teror.
El sábado temprano parto hacia Santa
Brígida con la sensación habitual de haber dejado algo olvidado, aún sabiendo
que no era así. Como soy de Teror y para llegar a Sataute por el recorrido más
corto tengo que pasar por Pino Santo, aprovecho para hacerme a mi mismo de
“ouvrier” y mirar si hay algunas humedades. El tramo está perfecto.
Nos toca correr. El plan era estar
aproximadamente 10 segundos detrás de Germán Hernández y/o Ayoze Alonso. Al
llegar a la primera meta, les hemos ganado. Ya ahí nos habíamos metido entre
los 10 primeros, y ahí estuvimos hasta el final del rallye.
Como anécdotas destacadas podemos
contar cosas de algunos enlaces, como cuando de camino a Pino Santo le hago una
seña a Raúl para que no se apure, que nos queda tiempo, y él me entiende mal y
se pone a adelantar a 3 coches en una recta de 70 metros , recuperando
nuestro carril justo a tiempo, con el consiguiente susto y risas posteriores.
Yendo hacia Tenteniguada, tenemos el tiempo y la distancia medido para no
llegar con mucha antelación, por lo que salimos de “la parada” algo justos. En
el momento de arrancar… Global, Utinsa, Salcai, pan de molde, bus, guagua…
llámalo como quieras. Tres kilómetros de procesión hasta el CH. Llegamos por
los pelos. Extraño resultó también ser parados por un Policía Local de Santa
Brígida al salir de la asistencia. Al final era conocido y nos había parado
para saludarnos. Por último, lo más gracioso que nos ha pasado a Raúl y a mi
dentro de un coche de carreras fue que, de manera inexplicable, en pleno enlace
se me cayó su móvil y fue a parar debajo de la chapa protectora que separa el
suelo de mis pies. El hueco es de 2 centímetros de ancho. No podíamos cogerlo,
era imposible meter la mano. ¿Cómo se metió por ahí? Paramos en la rotonda de
Monte Verde para hacerlo con calma. Faltan 10 minutos para picar en el control.
Raúl coge un alambre del suelo y se pone a pescar el móvil y tras 3 minutos de
forcejeos, consigue que asome una esquina, y 2 más tarde, lo consigue sacar.
Nos vamos como locos para el tramo. Toda esta operación, muertos de risa. No
sirvió de relajación, ya que el tramo sale perfecto, con algunas cruzadas
espectaculares en las horquillas de la bajada. En la última pasamos pegados la
valla exterior, en la que un fotógrafo nos apuntaba con su cámara. Debió sacar
una foto “muy cercana”.
Llegamos a la meta bajo una lluvia de
confeti y aplausos. Hemos conseguido de largo los objetivos marcados.
Terminamos primeros de la clase 7, primeros del grupo R3 y séptimos de la
general. Mejor, casi imposible.
La conclusión mas clara es que el coche,
a pesar de no mostrarse demasiado potente en las zonas de subida, tiene una
estabilidad asombrosa. Con este vehículo se pueden pasar curvas totalmente a
fondo, que con el Peugeot son levantando y hasta bajando un cambio. Aún así
recordaremos con cariño el 206.
A nivel personal estoy contento con
el rendimiento ofrecido. No nos costó mucho adaptarnos al ritmo del Clio y
estuvimos a la altura de las circunstancias. En la última meta, Raúl me dio las
gracias por haberle hecho disfrutar durante todo el día de su nuevo coche. Lo
propio para él de mi parte.
Como siempre agradecer los apoyos
recibidos antes, durante y después, sobre todo de los familiares y amigos.
Mención especial a Chano, Adrián y Octavio, nuestros mecánicos a la vez que
amigos. En referencia a esto, resulta gracioso ver como en los momentos previos
a la carrera, algunos que sólo conoces de vista, te saludan como si fueran
amigos desde el colegio, y que luego, al conseguir un buen resultado, ya te
saludan como si fueran de la familia. Más simpático y lamentable es que
algunos, que son conocidos desde hace tiempo, se dedican a criticarte, te
saludan con cara de satisfacción al creer que tienen razón, y que tras
conseguir un buen resultado, al verte cambian de acera o viran la cara para no
saludarte, rojos como tomates. Así les va.
Lamentable la actitud de un piloto.
Se le rompió su coche y eso puede ser mala suerte. Hasta ahí estamos de
acuerdo. Lo que es inadmisible es que después de reventar el motor, cosa que se
sabe sobre la marcha dentro del coche, avance durante 300 metros derramando
aceite, se arrime a la derecha y ni él ni su copiloto tengan “la delicadeza” de
ir a avisar a los que vienen detrás del peligro en forma de aceite en el
asfalto. Algunos critican a la organización por no haber justo allí un
comisario de seguridad. Ahora resulta que hay que poner un comisario cada 20 metros para remendar
los descosidos que hacen algunos, si hombre.
Nada más que contarles. Ahora tenemos
la vista puesta en el Rallye Islas Canarias, en el que los objetivos volverán a
ser hacerlo lo mejor posible, sin correr ningún riesgo innecesario.
Gracias.
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