Vuelvo al teclado para contarte esta vez la última
carrera de la temporada, que tuvo colofón final con la gala de entrega de
premios de la FALP.
En el último slalom había que volver al circuito
de Jinámar para refrendar lo hecho durante el año, que no era otra cosa que
intentar amarrar un buen resultado para obtener el tercer puesto del campeonato
de promoción. En principio, si mis cuentas no estaban mal, con quedar
por delante de los muchachos del Polo (que esta vez salían con un 205) el
trabajo estaba hecho.
Al haber llovido mucho los días previos a la
carrera, la famosa curva de la afición está anegada de agua, por lo que lo más
probable es que se recortara esa zona para que no tengamos que pasar. Entre eso y
la variante que a veces hacen en la zona del centro, no estaba claro por dónde tendríamos
que correr, y para no andar con agobios el domingo por la mañana, el día antes
nos damos un salto al circuito para echarle un vistazo desde fuera. Al llegar,
la sorpresa es que está todo delimitado con taludes y montículos y que el
trazado está abierto para todo el que quiera darse un paseo por el, por lo
menos caminando, así que saco la libreta que había llevado por si acaso y ya
que estamos allí, nos hacemos una rutita de senderismo por la zona de
abajo, que al final era casi lo único nuevo, porque el resto coincidía con lo
que se había corrido en mayo, y la parte del asfalto y alrededores es siempre
lo mismo. En poco más de media hora tenemos el trabajo hecho y hemos ganado
algo más de tiempo para dormir al día siguiente. Cierto es que a pesar de ya
tener las notas cogidas, esa tarde tengo que pasarlas a limpio, porque tenía
algo mezcladas las del slalom de mayo, las de septiembre y las que había
cogido por la mañana. Estaban bien organizadas y delimitadas, pero preferí
hacerlas nuevas. Maniático que es uno.
Esta vez nos asignan el 37, número más alto que de
costumbre debido a la participación de equipos de otras islas al puntuar esta
carrera para el campeonato autonómico. Por culpa del mismo “maniatiquisimo” que
te dije antes decido que esta vez voy a correr con el mono azul. Había salido todo el
año con el rojo, pero en la última carrera nos tuvimos que retirar. El rallye
de Teror lo hice con el blanco y abandonamos, así que ahora opté
por el azul, que no usaba desde 2009, llegando a meta con él en la última vez
que me lo puse. Por todo eso, confiaba en que este mono (o funda de mono como
dice Larrodé) me trajera algo de suerte, y creo que así fue. Y sí, tengo tres monos, es lo que tiene haber corrido una tonga de años.
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Nuevo soporte para los cascos |
Antes de la salida, Diego está bastante nervioso porque resulta que el fin de semana anterior a la carrera había ido a probar el
coche después de reparar la avería que nos dejó tirados en Pozo Izquierdo, y un
montículo se le puso delante y el Corolla se dio una vuelta…de campana. No pasó
nada, solo unos escachones y poco más, pero Guedes se había quedado con una
mala sensación. Era el momento, en la cola de la salida para la primera manga
oficial cuando, como tantas otras veces con casi todos los pilotos con los que
he corrido, de disfrazarme de psicólogo. Por si alguien no lo sabe, la labor de
un copiloto, sea de la modalidad que sea, es 50% ser copiloto mismamente, y el
otro 50% ser psicólogo, y a veces esos porcentajes se desnivelan en contra del
copilotaje en sí.
Le digo a mi piloto que esté tranquilo, que
venimos a pasarlo bien y no a coger nervios. Si hay que cogerlos se cogen, pero
tenerlos ya dentro de uno mismo, no. No me refiero a las mariposillas de la
barriga que siempre se tienen antes de la salida al primer tramo. Hablo de unos
nervios que nos ciegan y que no nos dejan disfrutar del momento.
El caso es que mi charla funciona, porque corremos
más que nunca en todo el año. Los tiempos no son para ganarle a los evos, pero
estamos en la pelea por los puestos altos de la promoción y rozando el podium
de la clase. La gente que está viendo la carrera comenta que por primera vez en
todo el campeonato se nos ve pasar rápidos y al mismo nivel que casi todos los
coches de la lista. Hasta mi amigo Raúl Quesada, que es un enfermo y todo lo
que sea ir a menos de 120 le parece lento, me dice que nos vio rápidos y por el
sitio.
A mitad de carrera tenemos mucha ventaja sobre
nuestro principal rival, así que el trabajo está ya casi hecho, pero casi no es
del todo.
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Foto: Motor2000 |
En el cambio de sentido volvemos a ir rápido y
antes de la última manga hay que usar mucho la cabeza. El trazado esta muy
roto, con partes donde incluso es hormigón puro sin rastro de tierra. Le
llevamos mucha ventaja a Omar, así que la única premisa es terminar la carrera
sin volvernos locos. Seguramente perderemos el tercer puesto de la clase 4,
pero no nos importa porque eso no vale para casi nada. El uso cerebral funciona
y sin cometer riesgos conseguimos el objetivo, que encima se ve reforzado por
un tercer puesto en el promoción de esta carrera. Mejor final de año no se
puede pedir, pasando la pancarta de meta con un frenazo como los que hacíamos a
principio de año porque Dieguín me hacía caso a rajatabla cuando le decía que
aflojase después de meta. Ahora lo hizo de cachondeo a modo de celebración. Él
no es de muchas palabras dentro del coche, pero cada vez que terminábamos una
manga me apretaba la rodilla con un gesto de “todo está saliendo bien”. Valga
aquí el refrán de que una imagen (dos gestos en este caso, frenazo y apretón de
rodilla) vale más que mil palabras.
Me hizo gracia un piloto al que le íbamos ganando
en las tres primeras mangas, (pero que terminó delante porque como ya te dije,
en la última nosotros fuimos de paseo) que vino a decirme que en las tres
primeras no tenía “fili” (textualmente, supongo que se refería a feeling) y que
la última “con el circuito así de duro fui como un disparo y terminé en mi
sitio”. Nada le dije pero... amigo, si terminaste ahí ese es tu sitio, pero si
nosotros corremos un poco más en la manga final, tu “fili” seguiría siendo
malo y tu sitio un poco más abajo.
Antes de que se me olvide, y para terminar con el resumen del slalom, quiero destacar dos cosas. Una lleva ocurriendo todo el año pero a la hora de escribir nunca lo tenía presente, siendo bastante curioso.
El volante del Corolla es regulable en altura, y Diego antes de cada manga, en la cola de salida, lo sube y lo baja cuatro o cinco veces. Eso siempre me vale para decirle cualquier chorrada al respecto y así le quito un poco los nervios. La explicación lógica no es que él esté con probaturas a última hora, sino que para subirse al coche tiene que poner el volante muy alto para poder entrar, y luego una vez sentado y con el arnés apretado, pues lo lleva otra vez a la posición de conducción.
Lo otro destacable y para apuntar en el mérito de Guedes es que en la salida de cada manga ajusta al máximo la arrancada para no perder ni una décima. Casi el reloj no ha pasado de 1 a 0 y ya estamos en marcha, jugándonos la penalización. Lo tiene muy bien controlado y me parece que es una buena costumbre, teniendo en cuenta que otros esperan incluso a que se apague el 0.
Al final de la carrera, puesto 25 de 39 que terminamos, cuartos de la clase 4 (a 2 segundos del piloto sin fili) y terceros del promoción. No está nada mal.
Recogemos nuestro premio (no sin que el
presentador se equivocase dos veces, haciéndome dudar) y con eso queda el año
oficialmente terminado, ya que nuestra participación en el rallye fórmula iba a
ser un mero trámite, sin ganas ni interés por nuestra parte. De hecho nos
apuntamos para correr porque Diego quería pasar por la zona de asfalto que pega
con las asistencias para parar a saludar a nuestro equipo, cosa que le quité de
la cabeza, convenciéndolo de que con tocar la pita al pasar por allí era
suficiente. Y la tocó, y nos reímos.
Luego esperamos a que terminara todo el rallye
fórmula para volver a casa. La seguridad corría a cargo de mis compañeros de
Aterura y que menos que estar allí apoyando hasta el final, y además de paso veía
la carrera.
A los pocos días de habernos quitado el casco,
tocaba engominarse (Diego no) para ir a la gala de premios de la FALP a recoger lo que nos
tocaba, el trofeo de terceros clasificados del campeonato de promoción de
slaloms 2013, y allá que nos fuimos.
La gala fue un poco aburrida (como suelen ser
siempre), alargada en demasía por las múltiples y para mi gusto desafortunadas
intervenciones de uno de los presentadores. En cualquier caso había que estar, y
nos llevamos a casa un bonito y original trofeo en el que mi nombre está bien
escrito en la placa (fue lo primero que miré al recogerlo), cosa poco usual por
otra parte pero de la que me alegro. Me hizo especial ilusión que me lo
entregara el amigo Jose Guerra porque sé de buena tinta que ha trabajado mucho
durante el año y es uno de los pocos que están en los rallyes currando a tope.
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El trofeo |
Pues
nada más, para terminar agradecer a los patrocinadores del equipo que han hecho
posible que hayamos corrido el campeonato entero: PMR Automoción, El Drago
Padel Club, Peluquería Delia Herrera, Sandez Automoción, Rodriauto Carrizal y el recuerdo a mi suegro con Las Cabras
del Negro.
También
a todo el equipo que ha estado ahí todo el año trabajando y apoyando. No los
nombro porque seguro que me olvidaría de alguien, además somos un grupo en
conjunto, y mejor eso que individualidades concretas, aunque si se debe
puntualizar en el agradecimiento a Diego por compartir de nuevo esta carrera
conmigo, y como no, a nuestras familias, especialmente por la parte que a mi me
toca a mi maravillosa mujer Leti, que a pesar de tener que ir a todos lados
cargando con nuestra futura Aroa, siempre está a mi lado para que todo salga
bien.
Desde
que tenga un hueco volveré a escribir para hacer un resumen global del año, sin
entrar en muchos detalles pero para valorar las 7 carreras que he tenido el
placer de disputar en este 2013.
Por
si acaso ese resumen llega después del 25, aprovecho para agradecerte que hayas perdido un ratito de tu tiempo para leer esto, desearte una Feliz Navidad y recuerda que uno mismo es superior a sus miedos, y la única forma de tumbarlos es yendo a por ellos.