Muy buenas.
Volvemos
al teclado para relatarte lo ocurrido en el pasado rallye Islas Canarias “El
Corte Inglés”.
Como
supongo que ya sabrás, tomamos el camino de la retirada el viernes en la salida
del tramo 3. Ese es el resumen global, pero prefiero contarte también los
detalles.
En
la anterior entrada has podido leer que la preparación para esta carrera en
cuanto a entrenamientos fue corta por falta de tiempo, pero lo que si se hizo larga
fue la semana del rallye. Bajadas a la capital casi todos los días desde el
lunes y muchas horas “tirados” en Santa Catalina sin mucho que hacer.
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Presentación del coche para este 2015 |
El
jueves por la noche iba a convertirse en el mejor momento de todos, visto lo
visto después, y lo digo porque a pesar de que la ceremonia de salida empezó
tarde, de que los pilotos extranjeros invitados (y muchos peninsulares, por no
decir todos) hicieron el feo de no presentarse a la foto de familia antes de
empezar, y no vinieron ni cuando el speaker fue a buscarlos dándoles gritos,
una vez pasamos la rampa vivimos algo que nunca se me olvidará. La verdad que
no recuerdo si en las otras ediciones que corrí de este rallye fue igual. Hablo
del "pasillo humano” que se forma desde la rampa hasta las asistencias. Se
trata de algo parecido a lo que pasa en el ciclismo cuando la gente deja el
espacio justo para el paso de la bici, en este caso del coche. Mucha gente
saluda, otros sacan fotos… fue inevitable que se me pusiera la piel de gallina.
Quizás eso hizo que me motivara un poco más de lo que ya estaba, y seguramente
también sentir esa atención de la gente me hizo ponerme más nervioso de lo que
también ya estaba.
El
viernes a mediodía toca verificar, no sin antes recorrerme todo Teror buscando
un bombillo para el flexo del copiloto. El que está en el coche es muy viejo y
aunque funciona, no quiero problemas y necesito tener uno de repuesto.
En
las verificaciones, que por cierto podían haber dejado hacer por adelanto ya
que todo el mundo estaba en el shakedown y perdimos la mañana esperando, ponen
muchas pegas. Ya desde la noche anterior se rumoreaba que varios coches se iban
a quedar sin salir por presuntas irregularidades técnicas. A colación de eso,
impresionante la discusión de un jefazo técnico con un copiloto. Se dijeron de
todo.
En
nuestro caso nos dicen que las aletas no pueden estar recortadas, que las
cruces de las barras deben llevar unas cartelas en las uniones y que las
abrazaderas de los extintores tienen que llevar un cierre diferente. Todas
cosillas leves que debemos tener OK para la próxima carrera. Al peso y
verificado. Como anécdota contarte que el comisario técnico que verificó las
etiquetas de la extinción me dijo que estaba caducada porque ponía “válido
hasta 5/15 y abril es el mes 5” .
Entre pensando si reírme o echarme las manos a la cabeza le digo que no, que
abril es el cuarto mes del año, y que si fuera el quinto también me valía,
porque caducaba ese mes. El muchacho se mira su mano, me dice que le sujete su bolígrafo,
extiende sus deditos y cuenta: “enero, febrero, marzo y abril… ah sí, abril es
el cuarto, pues nada, está correcto”. Miro hacia el techo de las carpas
aquellas a ver si hay cámara oculta o algo, pero entiendo que finalmente lo que
me acaba de pasar era verdad. Impresionante. Si lo vuelvo a ver verificando
huiré de él como alma que lleva el diablo, porque ya será mas avanzado el año y
si le costó contar 4 meses, me toca en octubre y me desgracia.
Con
el coche ya totalmente terminado después de los remates de última hora y con
las gomas que se usarían para correr ya en su sitio, nos volvemos a Teror.
A
media tarde estamos otra vez en Santa Catalina. Tanto rollo pensando donde
aparcar y al final en el parque de trabajo había mas coches de calle que de
carreras, así que… pa dentro.
Se
acerca la hora de empezar. Llegan noticias de los tramos que cuentan gotas de
lluvia y niebla. Nervios. Jonathan escucha música y se relaja, yo escucho mi
cerebro y estoy frenético. Nos vestimos y retiro el carné de ruta a mi hora. Todo
en orden. Salimos. En el marcaje de gomas me echan la bronca porque llevamos la
de repuesto al revés. Miro a ver si es el técnico de por la mañana pero no es,
así que me lo tomo en serio y le digo que la próxima vez estará bien puesta.
Al
poco de empezar el enlace el coche empieza a dar cabezazos.
Jonathan pone cara rara. A medida que vamos subiendo a Arucas parece que lo
hace menos, pero cuando paremos a ponernos los cascos hay que ponerle unos
cintillos al captador del cigüeñal que puede ser que esté vibrando y esa sea la
causa del problema.
Salida del tramo 1. Un tío me hace señas que no entiendo. Parece que me dice que suba el cristal. Con
toda la cara metida dentro del casco y sin oír nada lo miro como puedo sin
saber lo que quiere, y como no le veo el color del chaleco no sé si es un técnico
o el propio crono. Cuando faltan 20 segundos para mi minuto de salida acerca la boca al
cristal y me grita “¡¡¡el carné tío!!!”. Estoy en la pajia total, parezco un
novato. En fin...
La
estrategia es correr pero sin volvernos locos porque quedan un montón de kilómetros
por delante y hay que guardar ruedas y no castigar el coche. No se nos da del
todo mal, pero Jonathan confiesa que no va muy centrado ya que está casi mas
pendiente del rendimiento del coche que de conducir. Yo reconozco que iba más
incómodo que alguien que caga por primera vez en casa de su suegra. Resulta que
cuando regulé los cintos con ayuda del amigo Kiko, tuve que acortarlos montón,
y no creo que sea porque esté más flaco que en el Teror sino que como se han
quitado y puesto se descolocaron. En los de los hombros dejé un poco de
holgura para luego usarlos con el hans, pero debe ser que calculé mal porque
apretándolos a tope no llegaba a estar totalmente pegado el sillón y claro, ya
por Los Chorros los riñones se me iban a partir de hacer fuerzas. Si a eso le
sumamos que al estrenar casco cerrado tenía que levantar la libreta más de lo
que acostumbraba, que el palo del flexo pasaba casi por delante de mis ojos, y
que al llevar la libreta levantada y orientada a la luz, el peso de las páginas
hacía que en las curvas de derechas se levantaran todas en bloque, pues ya te
puedes imaginar. Aun así llegamos a meta con un tiempo aceptable.
Enlace el vídeo interior del TC 1.https://www.youtube.com/watch?v=XDzpCbz47Hw&feature=youtu.be
Nos
quitamos los cascos delante mi casa, saludo a mi madre, mi mujer y mi hija que
han estado esperando por nosotros. Inevitable emocionarme al ver a Aroa “viéndome
correr” (las comillas son porque ella todavía es chica para saber).
En
el enlace al tramo 2 el coche se porta bastante bien y salimos a correr también
con calma pero con confianza, ya que nos gusta la zona. En Cueva Corcho Jony
tira de freno de mano marcándonos una cruzada curiosa y de esas en las que no
se pierde tiempo, o eso pareció desde dentro. Llegando al final de Monte Gusano
el cristal se está empañando un poco, por lo que enciendo el anti-vaho, abro
casi todo el cristal y asunto solucionado. Llegando a meta el coche no va del
todo bien. En el control stop se para y le cuesta arrancar. En el enlace ni
paramos a colocar los cascos, sino que me los echo en la falda para no parar no
sea que se cale y no arranque. Subimos por Juncalillo a duras penas. Las
Emisoras mejor por ser llano. El plan es volver a ponerle cintillos y que no
vibre. Antes de llegar a la Cruz
de Tejeda voy buscando la linterna en la mochila con los cascos y los hans entre
las piernas, al oscuro, y no la encuentro. Voy dando tumbos casi suelto porque
si me amarro bien no llego a la mochila. Conclusión: casi me arrojo. Apenas
puedo ayudar a Jonathan a mantener el capó para la operación en cuestión. Llegamos
al control horario y tengo unas fatigas que no veas. Creo que también influye
el esfuerzo físico que estoy haciendo al ir con los abdominales trincados
durante tantos kilómetros sin haber comido absolutamente nada desde el
almuerzo, que fueron dos lascas de lomo nada más, y antes de que lo preguntes
ya te digo que no, el patrocinio de Donuts no incluye cajas de bollos, por lo
menos de momento, aunque todo se andará.
No
soy de los que se esconde, así que le digo a mi piloto que no me encuentro
bien, pero que a Cazadores lo llevo. Contaba con vomitarme nada más pasar la
meta, pero no hizo falta.
Control
horario, sale el coche de delante, nos colocamos en la línea de salida y
enciendo los focos, faltan 5 segundos, ponemos primera y… al llegar el reloj a
0 el Clío no se movió ni un centímetro. Los dos sabemos que se ha fastidiado un
palier. Hago señas a la gente para que nos empuje y nos arrimen a un lado. Se
acabó. Al bajarnos vemos que todos los tornillos del
palier están en el suelo, enteritos. Se han aflojado y salido sin partirse ni
uno. El palier no se rompió escarbando en la salida, sino que los tornillos, que
ya debían venir sueltos de antes, allí se terminaron de salir. Luego resultó
ser que los del palier del otro lado estaban también a punto, así que estaba
visto que ese tramo iba a ser el del fin. Y mira tú por donde, dentro de lo
malo ni tanto fue, porque al lógico alivio de que no pasó eso en pleno tramo
con la probabilidad de accidente, al ser en la salida del último tramo del día,
la grúa se iba para su casa que era cerca de la nuestra, y nos bajó el coche
haciéndonos un medio favor. En lo que terminaba el tramo el cuñado de Jony subió a
buscarnos y al final ni lejos estábamos ni mucho tardamos en llegar a casa. Si
el abandono hubiera sido en mitad de Los Marteles, la grúa del tramo no va a
por ti porque no hay más pasadas ese día, por lo que tendríamos que haber
llamado a la del seguro que vete a saber cuánto hubiera tardado. Siempre hay
cosas positivas en todo lo que pasa.
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Subido a la grúa esperando para irnos |
Allí
mismo, cuando comunicamos a dirección de carrera que abandonamos por avería y
que el coche no estorba al paso de los demás, pensamos si reengancharnos al día
siguiente o no. Por el trabajo de notas y por correr la idea es que sí. Por el
gasto de ruedas, gasolina y una posible rotura más grave sin sentido (si te
reenganchas no clasificas para nada) la idea es que no. Jonathan lo valora, lo
consulta y decide que no. Nos vamos para Teror con las ruedas casi nuevas y
habiendo gastado poca gasolina. Al llegar a mi casa, todavía con fatigas, me
como todo lo que encuentro por delante. Primero barriga muy vacía, luego
barriga muy llena, cagalera segura.
Por
la mañana madrugo para ir a ver el tramo de Teror y viendo los coches pasar se
me borran los malos pensamientos. A mediodía subo a Las Emisoras con algunos
compañeros de Aterura y resulta que presenciamos el momento clave del rallye,
ya Auriol-Giraudet se van largos en una derecha cerrada, pisan la cuneta,
avanzan por ella y le mandan tremendo taponazo a los bajos del coche contra la
base de cemento de un hito reflectante. Todo eso delante de nuestros ojos. Siguen
pero poco más allá se retiran con el amortiguador reventado. El copi vuelve
caminando al lugar de los hechos y saca fotos supongo que para analizar lo
sucedido. Invitados, pero profesionales.
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Los que fuimos con Denis Giraudet, el copi de Auriol |
Ya
por la tarde camino desde mi casa a la zona de Teror por la que pasa el último
enlace a la llegada final. Con total sinceridad y envidia sana aplaudo
a todos por el mérito que tiene.
Voy
acabando. Tres días después de haber corrido (sólo dos tramos) todavía hoy estoy dolorido y con
agujetas en los abdominales, lumbares, en las manos y los dedos. El amigo
Osmundo Ramírez se reía de mí cuando se lo contaba, pero si nos ponemos serios pasa por
mi cabeza otra vez el pensamiento de que tanto sacrificio de tiempo se hace
para luego pasarlo bien corriendo, y si hago el esfuerzo y encima no me
divierto… mala cosa. Quiero pensar que se dieron una serie de circunstancias a
la vez, como los nervios del estreno de la temporada, la noche, nuevo casco y
demás que se pusieron en mi contra, y por eso quiero “vengarme” en la
siguiente, ya de día y con todos los fallos corregidos, aunque a mi favor puedo
apuntar que en pleno tramo creo que no me equivoqué en nada, aunque seguro que
es mejorable, faltaría más.
Termino
ya. Primero dar las felicidades a tod@s los que terminaron esta carrera tan
larga y exigente. También mandar apoyo a los que por unas cosas o por otras no
lo pudieron hacer. Quiero agradecer a nuestros patrocinadores por invertir en
nuestra aventura. Por supuesto darle las gracias a Jonathan Nuez, su equipo y
su familia por darme la oportunidad de vivir desde dentro un evento de este
calibre y la confianza para ser yo el que regule el ritmo dentro del Clío, que
por cierto, corre una pasada.
Gracias
también a mi familia y amig@s que no se olvidaron de mandar mensajes de ánimo
antes de la salida y después de la rotura.
Y
lo último que escribo es para recalcar la sufrida labor que llevan a cabo
nuestras mujeres e hij@s cuando uno se mete en un embolado de este estilo. Nadie
se imagina lo difícil que es aguantar el ritmo de una nena de casi un año, por
lo menos de la mía, y mi mujer lo hizo todo el tiempo estando casi siempre sola,
mientras yo le dedicaba su tiempo a preparar y estar en el rallye. Vaya desde aquí
mi enorme admiración para todas las parejas que pasan por situaciones similares
antes de cada carrera y encima van a animar el día clave. Eterna gratitud a mi
maravillosa mujer Leti y a mi hija Aroa por permitirme seguir viviendo la pasión
del motor y apoyarme tanto. Nunca encontraré la manera de compensarlas, aunque
juro que lo intentaré.
Nada
más, hasta la próxima, que en principio debe ser el rallye Isla de Gran Canaria
a finales de mayo, aunque nunca se sabe.
Vale
más no pensar, sólo vivir.
Saludos.