lunes, 3 de agosto de 2015

Rallye de Telde 2015: Refuerzo de autoestima, con triste final.

Saludos. Todavía con el cansancio de un intenso fin de semana volvemos al teclado.
A modo de introducción, el resultado. 13º de la general, 3º del grupo TA, 4º de la categoría 2 y 4º de la Maxi Rallycar Challenge. Todo eso en cuanto a números, aunque lo que vale, y más teniendo en cuenta cómo se dieron las cosas al final, es que llegamos a la meta, y eso tal y como iba el año, es muy importante.
Ahora paso a contarte la historia que vivimos esta vez para llegar a la conclusión antes expuesta.

Nos asignaban el número 17 en la lista de inscritos. Al no tener ningún resultado este año era casi normal, y a mi no me disgustaba la idea de llegar siempre después que los rivales. Así puedes mirar sus tiempos y calcular a la antigua usanza, sin tener que mirar el on line y acabar con los datos fritos.
Desde el jueves empezaron lo viajes a Jinámar. Las verificaciones administrativas son como siempre un trámite más tradicional que otra cosa, pero ya se respira ambiente. El viernes todo está en orden, y a mediodía no puedo resistir la tentación de enviarle un whatsapp a Jonathan para saber si todo iba bien en el desplazamiento del coche. Dicen que de las malas noticias se entera uno rápido, pero me parecía raro que no surgiera algo de última hora. Mejor así. Las verificaciones técnicas y la ceremonia de salida se hacen sin mayor novedad, con la salvedad de que sin estar programado, la organización del rallye decidió hacer un briefing en la rampa de salida, con un equipo de sonido que tenía menos potencia que unos auriculares del chino y estando los coches a unos 50 metros de distancia, así que por lo menos yo, no me enteré de nada. Si hubiera estado en el programa horario con hora y lugar, todos habríamos rondado la zona y estado pendiente. En fin, por lo que luego se supo no dijeron nada relevante.

Sábado 1 de agosto. No hace calor ni en Teror ni en Telde. Me alegro. Llevo bastante mal las altas temperaturas y con todo el disfraz de copiloto puesto pues peor, así que estando la cosa fresca ya cojo más confianza de la que tenía, que no era poca. Al final la temperatura no llegó ni a 30 grados en todo el día, llegando incluso a lloviznar en algunas zonas. Para ser la fecha y el sitio que era, condiciones extrañas pero favorables, para los coches, sus ocupantes y también para los aficionados y organizadores.

La primera sección nos la tomamos con calma. El coche está en modo “a prueba de fallos” y no queremos cagarla. A estas alturas de la película no tenemos nada que ganar y hay que ir con cabeza. Cada vez que Jony me dice algo de que se puede mejorar yo le contesto: “tranquilo, esto acaba de empezar”.

En el Parque Cerrado, esperando la batalla.

En la salida de Los Cuchillos 1, tramo que al final no corrimos por una neutralización, estuvimos más de media hora con el casco puesto esperando que los organizadores decidieran qué pasaba. Menos mal que había sombra y se estaba fresquito. Si nos pasa esa situación con una ola sahariana de esas, la ambulancia no hubiera dado abasto. De esos momentos me quedo con el gracioso look vacacional del jefe de tramo, el gran Manolo Bassó. Con sus pantalones cortos de campaña y sus náuticas rojas sin calcetines, estaba como salir corriendo a solucionar un problema en pleno tramo.  
También como anécdota a destacar, en la bajada de Los Picos (creo, igual fue en Cuatro Puertas) veo como Jony va mirando al suelo en pleno tramo y no sé lo que pasa, pero no me da tiempo a preguntarle. Al final resultó que se había salido la boquilla de su “camelbag” y el Powerade se había regado por debajo de los pedales, por lo que le resbalaban los pies. Cuando se secó pasó a un estado pegajoso que venía hasta bien.
Entre sección y sección vamos al centro comercial Las Terrazas, sin duda un lujo de sitio para ubicar un parque de trabajo. Asfaltado y llano, con todo tipo de servicios (baños, bares, tiendas, supermercado…) con accesos fáciles y aparcamiento a la sombra para todo el mundo. Entiendo que las demás carreras hacen lo que pueden y sobre todo, dónde pueden, pero el Telde se apunta siempre un tanto a favor con esta ubicación.

Para la segunda sección montamos unas ruedas viejas (más viejas que las de por la mañana, porque nuevas no teníamos ninguna) pero más duras por si se calentaba la cosa. No nos fue muy bien, pero gracias a eso, pudimos guardar las blandas para la última parte del día. En la meta de Cuatro Puertas 2 nos damos cuenta de que hoy si que nos estamos divirtiendo. Varias veces ha salido de la boca de Jonathan un “yupiii” o “yiiiija” al llegar a las metas. Si él se lo está pasando bien es que va disfrutando y eso es porque mi trabajo está bien hecho y le da para ir cómodo, por lo que me apodero de sus gritos de júbilo y los transformo para mí mismo como signos auto-confianza. Desde el punto de vista profesional, es importante que se valore mi trabajo, y muy bueno que también lo valore yo mismo y además, sinceramente, también me lo estaba pasando que te cagas.  

En este rallye los enlaces aparte de ser fáciles y sin complicaciones, eran muy cómodos en cuanto a tiempo. Sobraban siempre más de 15 minutos para poder estar parados y descansar, sin llegar a ser demasiado para empezar a enfriarnos. En la zona de Casa Pastores paramos al lado de una acera, y se dieron dos de las cosas de las que uno no se olvida aunque pasen los años. Como había tiempo y unas palmeras "camufladoras", decido ir a orinar. Hace viento. Suelo de tierra. Patadita al piso a ver hacia dónde va el polvo para no evacuar en contra del aire. Trucos de gente del campo, todo controlado…o no. Sale el chorro y se viene contra mí. Estaba virado hacia el este. Giro al sur, peor. Giro al oeste, imposible. Giro al norte…bien pero tarde. Conclusión: me había meado las botas y el mono. No tenía agua que echarle y mezclar aquello con Powerade no venía en ninguno de los remedios caseros que conozco, así que dejé que me diera el aire y listo. Encima para rematar la faena, cuando me subo al coche con el casco puesto y me abrocho los 5 puntos del arnés, la puerta no cierra. Ya leíste que estábamos al lado de una acera, pues claro, cuando me bajé abrí la puerta un poco, pero para subirme con el aparatoso casco la abrí del todo, trabándose el bajo contra el bordillo. "Levanta el culo" me dijo Jony, pero no. Tuve que soltarme y casi bajarme para poder salir de aquel problema. En fin, como el día iba bien y teníamos tiempo, nos lo tomamos a la carcajda limpia. Yo concretamente iba hasta meado, pero no de risa. 

Volviendo a la competición, casi sin darnos cuenta y sin agobiarnos por ello, estamos manteniendo una bonita lucha con varios equipos. Hay 4 coches en menos de 10 segundos y como por la cabeza del rallye la cosa está descafeinada, centramos la atención de la gente.
Por esa lucha (y porque no teníamos otra cosa), para la última sección volvemos a poner las ruedas que usamos por la mañana. Salimos a ella y cruzamos la meta de Los Moriscos octavos de la general.
Llegando a Arinaga el volante está como raro. Paramos en una gasolinera y resultó ser que no es el volante sino la propia barra de dirección la que está floja. Tenemos la herramienta adecuada y se puede arreglar.
En la salida de la Era del Cardón el amigo Nuez me dice algo del DNI en la boca, pero prefiero no contestarle. No le hizo falta. Hicimos el tramo a un ritmo brutal, encochinados con el mundo. En el top intermedio pico 7 segundos mejor, pero no se lo digo porque interpreto que el ritmo es muy bueno y apurarlo yendo con ruedas tan usadas puede ser peligroso, y si se confía también puede ser mala cosa. Si estuviéramos jugándonos un campeonato o una copa, sí le hubiera cantado esa referencia, pero estamos en agosto, tenemos tres ceros como tres soles en lo que va de año, y en aquel momento mi lado prudente decide que me quede callado. En la meta mejoramos 11,4 el tiempo de la pasada anterior y nos ponemos sextos. Lo hemos pasado bomba en esos 13 kilómetros.

Foto: Click racing

Nos queda un solo tramo, que a pesar de ser el último habrá que hacer rápido para intentar mantener lo conseguido, pero…nuestro gozo en un pozo. Cuando me subo en Agüimes después de volver a poner gasolina (ponemos varias veces durante el día en tandas de 10€ para no llevar demasiada carga) echo de menos mi lápiz. No es que sea especial, pero es el que llevo usando todo el día. Lo busco pero no está. Cojo otro. Arrancamos y se oye un ruido, como si hubiéramos pasado por encima de una piedra. Seguimos avanzando y el ruido va a más. Paramos y buscamos algo, hasta que nos damos cuenta de que se ha echado fuera la rótula de la copela de la suspensión y está dando golpes contra el capó. ¿Mala suerte por perder el lápiz? Supongo que no, pero vaya casualidad...
No es de extrema gravedad, pero si lo suficiente como para no poder correr más. Pensamos en retirarnos, pero decidimos hacer el enlace entero despacio y llegar a la salida a ver que pasa. Desde allí llamo al amigo Raúl Quesada que aparte de gran piloto es excelente mecánico, y le explico el problema. Me dice que si vamos despacio no va a pasar nada, pero que hay que tener cuidado. Me insiste en que no nos retiremos, que seguro que llegamos a la meta final. Así lo hicimos. Bajamos el último tramo a 50 por hora y perdemos parte de lo conseguido durante el día, pero llegamos. En el cruce de Lomo Magullo el propio Raúl nos aplaude al vernos pasar. Su cara de tristeza me hace soltar alguna lágrima. Somos amigos desde hace muchos años y él conoce de esto. Sabe que lo estamos pasando mal dentro del coche. Si la avería hubiese sido en otro momento nos hubiéramos marchado para casa, pero faltando un tramo había que terminar. Quizás podríamos haber corrido un poco más, pero nunca al ritmo que necesitábamos para seguir en el top ten, así que valía más minimizar los riesgos. Al pasar la meta y también una vez pasado el último control del rallye le doy las gracias a Jonathan. Siempre lo hago, y siempre lo haré, con él y con quien quiera que me suba. 

Ahí la avería en cuestión.
En lo que debemos apuntar para estudiar y aprobar en septiembre es el tema de la cámara. Se suponía que este año con los interfonos nuevos se podría grabar el audio de nuestras voces a la vez que la imagen, pero en el Islas Canarias no habíamos conseguido el conector (yo compré uno pero no era), en el Gran Canaria se perdió la tuerca de sujeción y no pudimos ponerla. Ahora en Telde, al poner el cable de entrada de audio la pantalla se quedaba en negro y no grababa. Pensamos que era la batería y la dejamos cargando en la asistencia, y cuando volvimos a ponerla hizo lo mismo, por lo que al final sólo grabamos los tramos 7 y 8 y sin audio. Esperamos encontrar una solución.

Pica en este enlace para ver el on board del TC 7: Cuatro Puertas 3.
https://www.youtube.com/watch?v=FGj1JiCfUVk&feature=youtu.be

En lo que esperamos para pasar por la rampa de llegada (espera que duró dos horas, lo nunca visto), recibo la noticia de la muerte de Angelito Ortega, y si ya estaba de mala leche por lo de la avería, esto me remata. Me sentí de esa manera impotente y extraña que todos hemos vivido alguna vez cuando se nos va alguien cercano y querido, que sin ser familia, te das cuenta de que le tenías mucho aprecio y nunca lo habías pensado. Angelito era una persona mayor con una mentalidad joven. Era el presidente de la Asociación de Vecinos de Madrelagua, el barrio de mi mujer, en el que por las cosas del puto destino, se estaban celebrando las fiestas estos días. Y lo peor no es que fuera el presidente ni que eran las fiestas, lo peor es que Angelito era buena persona. En fin, la vida es así. Deseo que descanse en paz y que como siempre hacía, todas las historias que siga contando las acabe riéndose, porque todo lo que había vivido lo recordaba con buen humor.
Con eso y con todo, que si rampa que si grúa y que si viaje a Teror, desconectamos el modo rallye a las tantas, y ya siendo lunes y habiendo descansado poco por haber acompañado a la familia del desparecido Angelito “machete”, me vino a la cabeza la posibilidad de que por haber quedado cuartos de “la copa Hankook” nos pertenece una rueda nueva gratis, que con otra que tenemos por allí suelta ya tienen la etiqueta de “reservadas para Teror” sin tener que gastarnos los cuartos.

Nada más amig@s, me despido felicitando a los que consiguieron alcanzar la rampa final, mandando ánimo a los que no lo lograron y como siempre dando las gracias a los patrocinadores de nuestro equipo que hacen posible que estemos viviendo todo esto, al equipo de asistencias por el curro que se pegan, a las familias por darnos el permiso y el apoyo para disfrutar de este vicio tan complicado de quitar. Gracias también a Jonathan Nuez por seguir proponiéndome la responsabilidad de guiarle con mi libreta por esas carreteras del mundo.
No se me queda atrás felicitar a mi amigo Diego por haber conseguido llegar a la meta.
Por la parte que me toca, nunca me olvido de mi mujer Leti y mi hija Aroa, que aunque las cosas salgan mal, y también cuando salen bien, siempre están detrás de mi con una sonrisa y un beso preparado. Eso si es una recompensa y no una rueda gratis jajaj.
También gracias a ti por leer este tostón y recuerda que si me ves por ahí, estoy abierto a consejos, críticas y a lo que estimes oportuno. Siempre se puede mejorar, en el copilotaje y en la escritura. También agradezco a quien se me acerca y me dice que siempre me lee y le gusta. Eso me da ánimos para seguir tecleando.

Feliz agosto a todos. Nos vemos en el rallye de mi pueblo, para dejarnos el alma, caminito de Teror y recuerda, preparar las cosas bien sirve para a la hora de la verdad, tener tranquilidad para disfrutarlas.