sábado, 28 de abril de 2018

Previa Islas Canarias 2018: Entretenimientos varios





Hola!!! Como dije en la entrada anterior, quiero escribir sobre todo lo que tenemos que hacer antes y durante un rallye de la envergadura del Islas Canarias (siempre se me escapa llamarlo “el corte inglés”), o llegado el caso, de cualquier otro de un campeonato internacional que se tercie, y más o menos parecido si la puntuabilidad es sólo nacional.
Aunque en este caso, el coche que en el que yo corro no puntúa dentro de las categorías del ERC, sí lo hace en las del Campeonato de España, por lo que la previa es muy similar, además de que yo preparo siempre las carreras de la misma manera, salga con el 1 o con el 94, puntúe para el WRC o sea un slalom.

En fin, vamos al lío, que no es poco:
  • -Lo primero que hay que hacer es averiguar cuáles y por dónde son los tramos, ya que hay que exponérselos al piloto para que decida si le gustan y los quiere correr.
  • -Buscar las notas que puedas tener de otros años (no muy viejas por si acaso) ahorra mucho trabajo en la carretera. Esas notas se deben pasar a la libreta que vayas a usar en la carrera, dejando en blanco las páginas que luego rellenarás con las partes de tramos que no tienes. Esto es un curro bastante engorroso en el que se emplea mucho tiempo.
  • -Hacer la inscripción suele ser un poco más complicado que en otras carreras, ya que los requisitos que pide el formulario son bastantes más que de costumbre. Sirva el ejemplo que uno de los campos a rellenar es “color predominante del coche”.
  • -Debes dominar el google maps y conocer la zona (en este caso, en Gran Canaria no se nos esconde nada) para confeccionar unas rutas de enlaces de los reconocimientos. La organización te proporciona un road book para los entrenos, pero si te sabes o buscas atajos, mejor.
La semana del rallye la cosa se complica bastante, pero se hace con orden y concierto ya que la Organización lo tiene todo bien atado y facilita mucho el trabajo.
  • -El lunes por la mañana, madrugón para ir a ver algo de los participantes que hacen el monday test.
  • -El lunes por la tarde, ir a la entrega de documentación y material de entrenos, que consiste en el road book que decíamos antes, el GPS, los numeritos naranjas para el cristal del coche y demás papeleos.
  • -El martes temprano empiezan los reconocimientos, que entre idas y venidas nos ocuparán todo el día. Aprovecharé que terminamos en la capital y vamos a llevar el camión de asistencia al parque de trabajo para intentar pasar las verificaciones administrativas que son allí al lado, en el hotel AC.
  • -El miércoles se reconocen los tramos de la segunda etapa hasta media tarde, mezclando eso con las verificaciones técnicas de algunos coches a partir de las 13:00 horas, aunque en nuestro caso se hacen el jueves por la mañana temprano, al no estar incluidos en las categorías FIA.

Tanto el martes como el miércoles, una vez termine todo, tocará repasar las notas para corregir los posibles tachones y cambios que hayamos hecho en los tramos.

  • -El jueves verificar y salir corriendo a intentar ver algo de la qualify stage y el shakedown en Cuatro Puertas. La tarde la usaremos para repasar el libro de ruta del rallye, viendo por donde son los enlaces, entradas y salidas de los reagrupamientos y asistencias y así no improvisar in situ. A las 20:30 es la multitudinaria ceremonia de salida.
  • -Viernes y sábado pues quizás lo que la gente se piensa que es ser copiloto, sentarse en el coche de carreras y correr, pero como ves, es bastante más complejo que eso. De hecho, disputar los tramos es casi lo más fácil de todo.

Quizás explicado así parezca fácil, pero cada punto del proceso tiene su complicación y en todos los días hay que tener claro los horarios y lugares de celebración de cada cosa para no cagarla.
Es un trabajo duro porque físicamente son montón de horas dentro del coche de reconocer y en general dando tumbos a mil sitios. Psicológicamente se hace larga la semana porque hay que estar activo y alerta sin casi descansar, ya que cuando llegas a la cama cada día, le estás dando vueltas a lo vivido y a lo que toca al día siguiente.
Pero también es verdad que vivir todo esto es enriquecedor. Preparar y disputar un rallye de este tipo te curte un montón y se aprende una pasada. Siempre he dicho que si eres capaz de sacar palante una carrera como ésta, cualquier otra de las que se disputan aquí te parecerá un “pasteleo”, aunque quede claro que todas merecen y deben tener una preparación exhaustiva sin dejar cabos sueltos, pero… los rallyes pequeños tienen menos de esos cabos.
Además el ambiente en todos los momentos es bastante bonito y te codeas con extranjeros y peninsulares que en algunos casos han sido o serán estrellas del motor. Por ejemplo en 2015 coincidí en un ascensor con Denis Giraudet, copiloto de Auriol. Este año si puedo me saco una foto con Jordi Mercader, que es una leyenda viva del copilotaje en España o quizás con algún primer espada del ERC.

Conste también que te he expuesto aquí la labor de un copiloto como yo, con mi forma de hacer las cosas. Los habrá que hagan más o que hagan menos, yo ahí no me meto. También no se puede dejar atrás que los pilotos tienen lo suyo, porque aparte de reconocer y estar en casi todos los momentos claves de la semana, han de preparar el coche y resto de logística como para otra carrera, lógicamente.

Nada más, espero que esta pequeña guía te sirva para conocer un poco más los entresijos de una carrera del ERC desde dentro.

Por cierto, en las puertas de nuestro Porsche figurará el número 66, mítica numeración de la ruta más famosa de Estados Unidos a la que alguna vez en la vida espero ir. De momento ojalá que la “ruta DEL 66” en el rallye Islas Canarias sea tan bonita como es la travesía de costa a costa en USA.

Saludos!!!!

viernes, 13 de abril de 2018

Rallye de Telde 2018: Dos pinchazos y un paraguas


Muy buenas. Con bastante cercanía de la última entrada, aquí estamos otra vez, y por lo apretado del calendario en esta primera parte del año, así seguirá siendo hasta principios de junio.

En esta ocasión te voy a contar lo vivido en el rallye Ciudad de Telde, que este año cambiaba de sitio en cuanto a tramos, de fecha y de tiempo, pasando del extremo calor de las últimas ediciones a una lluvia “porculera” que no estaba en ninguna de las previsiones, por lo menos no en las mías.

Al margen de los reconocimientos y preparación habitual de la carrera, lo más destacado es que el viernes por la mañana mientras hacía tranquilamente las camas de mi casa, me dio un ataque de lumbago que me dejó tirado en el suelo durante largo rato. Cuando pude coger resuello y me di cuenta de que allí no me podía quedar, inicié una ronda de contactos que finalmente me llevaron a la curación, por lo menos de forma momentánea. Desde estos primeros párrafos aprovecho ya para dar las gracias a Isaías y Elizabeth de FisioValle por los consejos y el vendaje, a Juan Llanos y Germán del centro de salud de Valleseco por los pinchazos (uno el viernes a mediodía y otro la madrugada del sábado), a mi amigo Diego por la compra en la farmacia que me dejó dopado durante 36 horas, a Rubén (copi ganador del rallye) por una pomada que me quemó las entrañas pero hizo su función, y a mi adorada Leti por prestarme la faja de su trabajo y así apretarme la zona dolorida.

Sigo con el relato. El viernes a mediodía era imposible que pudiera correr. A primera hora de la tarde hablo con Julián y deja en mis manos (más bien en mi espalda) la decisión de subirme al coche o no. Hasta las 19:00 horas tengo tiempo de ver lo que hago, y si es que no, tengo que buscar un copiloto de emergencia que cumpla los requisitos. Durante las verificaciones, con el movimiento y actividades varias, parece que voy entrando en calor y que el efecto de la primera inyección de Voltaren y Valium está funcionando. A pesar de que leo en los ojos de mi piloto algo de temor por tener que llegar a retirarnos al día siguiente por mi estado, decido correr. Por la noche ya bastante tarde, justo antes de acostarme, otro pinchazo.
Buenas caras en la ceremonia de salida (foto: Palmita Sport)
El sábado amanezco bastante bien, mejor de lo esperado, pero no quiero confianzas por si acaso, así que no ayudo a los miembros del equipo a montar la asistencia, no sea que…
Todo preparado, evacuada de rigor en el baño del centro comercial, y al coche. Me tomé un relajante muscular, dos anti-inflamatorios, me puse unos parches de calor, la crema y la faja. Imposible que me duela, supongo.

De camino al tramo 1, supuestamente el más favorable para las prestaciones de nuestro coche, vemos como nuestro gozo cae a un pozo, con agua. Llueve de manera persistente, algo más de lo que conocemos como un “chispeo”. La carretera está completamente mojada y en la primera curva del tramo, situada a 10 metros de la salida ya el culo del Porsche quiere escaparse por la cuneta. Justo en ese momento cambia tooooooda la previsión que teníamos planificada y nos debemos dedicar única y exclusivamente a mantener el coche dentro del asfalto, cosa bastante complicada. En el reagrupamiento de Valsequillo, todos los compañeros que nos han metido una tonga de segundos, se quejan de que no han podido correr casi nada. Mi frase está clara: “súbanse en mi coche para que vean lo que es sufrir”. El tramo 2, con zonas estrechas y también mojadas, peor. Ya en seco iba a ser complicado hacerlo bien allí, y estando como estaba, mucho fue que pudiéramos llegar a la meta sin darnos un susto, o dos.

En la primera asistencia ya tenemos claro que no vamos a poder luchar contra nada ni nadie, así que decidimos cambiar cosas en la suspensión y demás reglajes para ver si las ruedas nos aguantan en los tramos de la tarde, visto que en Santa Brígida se habían destrozado en pocos kilómetros. Las informaciones son contradictorias, pero más o menos parece que la carretera está seca. Llegamos a la salida y sí, eso parece. Dos coches antes de nuestro minuto, no llueve ni una gota. Cuando sale el compañero anterior empieza a llover y cuando nos toca a nosotros, ya la carretera está más que húmeda, y aunque conseguimos correr un poco más que por la mañana ya que acababa de empezar la lluvia, el tiempo vuelve a ser malo con respecto a los demás. En el tramo largo más de lo mismo, con la peculiaridad de que a los 200 metros de pasar la meta, la carretera está... seca. Nos lo tomamos a broma y nos acordamos del coyote que persigue al correcaminos con una nube sobre la cabeza. Nosotros somos el coyote y el resto de competidores… mic mic. 
Valía más reírse...
De camino a la asistencia le digo a Julián que tiene mérito lo que ha hecho en estos cuatro tramos, porque mantener la calma para no acelerar más de lo debido durante tantos kilómetros es digno de alabar. Y es que encima no es que fuera capaz de hacer eso que digo, sino que en algunos momentos se lo ha pasado bien llevando el coche de lados. Los tiempos son malísimos, pero dentro de lo que cabe, ahí seguimos en la lucha contra los elementos, y como cosa positiva, con las mismas ruedas casi intactas.
En el largo parón de mediodía, aparte de almorzar, reforzarme el tratamiento de choque y demás quehaceres, decidimos que vamos a seguir usando las mismas ruedas. Pase lo que pase, si ganamos algún puesto no será por nuestros tiempos y si lo perdemos tampoco será por llevar ruedas usadas, así que eso que nos ahorramos. Volvemos a cambiar reglajes y a correr, ahora sí por fin, en seco.
Llegando a parque de trabajo. Qué alegría que se permita adelanto del equipo completo (foto: mi padre)

En la Era nos lo pasamos bien y corremos bastante, aunque sin llegar ni siquiera cerca de la línea del riesgo. El tiempo es medio bueno y con eso nos demostramos a nosotros mismos que lo de por la mañana fue por causas externas. Nos vamos a Cuatro Puertas, otra zona teóricamente favorable para el Porsche. Se cumplen los pronósticos y hacemos el scracht, que aunque no sirve de mucho nos da un toque de moral. Otro paso por la asistencia y a terminar. Me noto un poco ronco, y es verdad que en este rallye no me he terminado de oír bien por mis interfonos y me ha dado por gritar, como hace años cuando usaba un casco de peor calidad.
Aunque parezca una locura, mantenemos las mismas ruedas, ya que aunque están algo gastadas por el kilometraje que llevan, no están degradadas ni destrozadas como en la anterior carrera.

En la meta de Agüimes incluso mejoramos nuestro tiempo anterior y ya el último tramo decidimos hacerlo con calma, sin buscar el mejor tiempo ni nada, esperando llegar a la meta y terminar con este rallye tan raro, que fíjate si terminó siendo extraño que a mitad de camino levanto la vista y veo el coche de Mingo y Pepo yendo muy despacio. Se lo digo a Julián y lo adelantamos sin ningún contratiempo, pasando en ese momento a ser cuartos clasificados. En el control stop, antes de felicitarnos unos y otros por terminar, esperamos por el coche número 1 para expresarle nuestro apoyo en un momento tan jodido como el que están pasando. Luego sí, felicitaciones a Toñi y Rubén por tan buen estreno con el R5 y a los demás por conseguir cruzar la bandera a cuadros. No me olvido en ese momento del gran Raúl Quesada, que tuvo mucho que ver en ese triunfo, pero mucho mucho.
El amigo Toñi, feliz y contento.
Al final incluso tenemos trofeo, porque al ser cuartos y primeros de la categoría que no acaba en el pódium, la copita es para nosotros, aunque los puntos no.
En conclusión, casi no puedo correr por el lumbago, perdimos un mundo por la lluvia y al final, después de divertirnos bastante por la tarde, conseguimos un cuarto puesto que no es una cosa extraordinaria y vino dado por los problemas de un compañero y amigo, pero… para lo que pudo ser y parecía que iba a ser, ni mal está. Mantenemos todas las opciones de cara al campeonato, y ya veremos si este cuarto puesto es un resultado a descontar o a sumar, ya que de las 8 carreras, al final hay que quedarse sólo con las 5 mejores, pero eso, al final.

Ahora que ya ha pasado una semana les puedo confesar que lo pasé un poco mal, sobre todo por la tarde. No en los tramos, donde la adrenalina no te deja pensar ni sentir, pero si en los enlaces, al bajarme y subirme del coche, al agacharme a mirar presiones (Perico, al final usé mi manómetro, pero gracias por el préstamo) y demás. En la asistencia de mediodía a pesar de chutarme bastante para aguantar, ya sabía que el resto del día iba a ser durillo. No dije nada porque era algo que tenía que comerme yo sólo y ya está. Lo que sí te pido que me recuerdes para la próxima, es que no haga la cama el día antes, por si acaso.

Bueno, me despido ya, dando las gracias como siempre a todos los amigos y aficionados que nos apoyan, a los patrocinadores que nos ayudan, a nuestro equipo por el curro que se pegan, a nuestras familias por vivir con nosotros el vicio de las carreras y esta vez de manera especial a todos los que se preocuparon por mi estado de salud y me preguntaban cada vez que me veían, incluidos los compañeros que estaban luchando codo con codo por ganar el rallye.

Ahora nos volveremos a ver con el casco puesto el viernes día 4 de mayo en Valsequillo, lugar de la salida del primer tramo del rallye Islas Canarias. Tengo idea de escribir una entrada previa contando tooooodo lo que tiene que hacer un copiloto las semanas antes de una carrera tan grande como esa.
Hasta entonces, un saludo y recuerda que querer es poder, porque yo sinceramente no podía, pero como quería, pude.
Detalle de mi puerta...