lunes, 7 de diciembre de 2020

RALLYE ISLAS CANARIAS 2020: VIENDO Y DEJANDO

Hola, muy buenas.

Me dispongo a resumir el último capítulo de mi temporada 2020 como copiloto y a la vez a hacer balance general de lo acontecido en todo el año, aunque todavía falten algunas semanas para que se acabe.

Después de no tener del todo claro que fuéramos a correr el Islas Canarias, se hace la inscripción casi al final del plazo y toca ponerse manos a la obra con los preparativos, que son bastantes y algo engorrosos.

Las semanas anteriores a la del rallye se viven de forma intensa debido a la cantidad de trámites y papeleos que hay que hacer para participar y tenerlo todo en regla en cuanto a la documentación general, a la del coche y este año también, al coronavirus. Varios de los pasos a seguir para completar todos los procesos burocráticos los hacemos guiados por Virginia Liria y "Pluto", trabajador del promotor del ERC... y perro de Disney según su foto de perfil.

Como ya sabrás si me has leído otras veces, el rallye del "Corte Inglés" me ha resultado siempre muy especial. Como a cualquier buen aficionado a este deporte, saber los coches que van a venir y toda la parafernalia que rodea a esta prueba, me pone frenético. A pesar de tener que correrlo, espero poder ir a ver algo y así no quedarme desconsolado.

Una vez estamos en la semana de la carrera, si te parece vamos a ir día por día para no dejarnos nada atrás.

- Domingo 22

Me toca hacer los primeros formularios en referencia a la Covid para que algunos miembros del equipo puedan entrar al parque de trabajo a llevar el camión de asistencia. Ya este mismo día me di cuenta que me iba a tocar buena parte del papeleo del virus. También en esta jornada nos damos cuenta de que la explanada del estadio de Gran Canaria es un sitio ideal para la instalación de la infraestructura del rallye, y aunque el parque de Santa Catalina tenga un motivo sentimental e histórico, en Siete Palmas todo es más cómodo, mejor y yo creo que hasta más bonito.

- Lunes 23

Empiezan los tests en algunos puntos de la isla. Ante el mensaje disuasorio de que dichas pruebas se deben desarrollar sin público, decido no ir y aprovechar el día para repasar papeleos varios, estudiarme el road book y hacer algo de deporte para despejar la cabeza.

- Martes 24

Tuesday test oficial, en el que finalmente vamos a estar. Por la mañana no me puedo contener y acudo a intentar ver algo a Los Cuchillos, estando fuera del tramo y en una ladera lejísimos, por si acaso. Mato el gusanillo con creces y me lo paso bien. Por la tarde toca correr y después de 3 pasadas casi seguidas y algunos ajustes en el coche, queda todo listo. Al llegar a la capital me pasan el trámite de las verificaciones administrativas y me entregan la documentación para los reconocimientos, pegatinas, etc. Después de eso, comparezco en una rueda de prensa virtual organizada por Hyundai Canarias y acaba la jornada, que ha sido bastante intensa.

- Miércoles 25

Día de entrenos o recces que se dice ahora. Mi plan era empezar tempranito y según mis rutas trazadas, ir sin agobios durante todo el día y acabarlo todo bien. Luego esa planificación no se lleva a cabo y se hace todo de manera que a mediodía ya lo dejamos pendiente. Por la tarde se verifica el coche bajo una intensa lluvia que ya va dando a entender lo que va a pasar durante el propio rallye. En casa corrijo los tachones en las notas y repaso con los videos que ha facilitado la organización las zonas que me resultan más complicadas.

- Jueves 26

Estoy bastante saturado mentalmente. Igual puede parecer que me quejo por gusto, y quizás sea así, pero no puedo evitar agobiarme con todo lo que tengo en la cabeza. Es un rallye de mucha envergadura y lo domino casi todo pero... tengo la sensación de no estar cómodo. Para "destrabarme" un poco intento tomarme el día como uno cualquiera con mis quehaceres cotidianos y desde que noto la cabeza algo liberada... mi masoquismo me transporta al tramo de calificación en San Juan de Guía. Como se supone que no puede haber público, vuelvo a ponerme en una zona alejada y fuera del recorrido y me sabe. Viendo correr a los equipos que han venido este año se pone uno itifálico, así que como consejo y nota para futuras ediciones dejo dicho que si vas a correr el Islas Canarias, si puedes no dejes de ir a ver los test, la qualify o el shakedown. Por la noche toca ponerse el mono para hacer la ceremonia de salida, dentro (literalmente) del estadio. No había público y eso entristece el acto, pero me pareció de nuevo un sitio precioso para un rallye. A última hora me pongo a escanear casi cien folios (uno por uno, claro) para enviarlas por mail al responsable Covid del rallye, por lo que me acuesto a las tantas para correr al día siguiente, habiendo estado perdiendo el tiempo en una labor que no debería haber estado encomendada a un copiloto, pero alguien tenía que hacerlo.

- Viernes 27

Se acaban los papeleos y empiezan las carreras. Lo tengo todo bajo control (dentro de lo que cabe) y me va a salir todo bien. Descargo una APP que va a servir de tablón de anuncios virtual durante todo el rallye, muy útil la verdad.

Antes de la salida se suceden las llamadas y mensajes de todos los amigos que están repartidos por los tramos. Iba a ser un evento sin público, pero al final eso, iba a serlo. En casi todos los sitios está lloviendo, aunque a veces sale el sol y seca, pero vuelve a llover. Como se suele decir, está el tiempo raro. Se decide montar ruedas específicas para suelo mojado y va a ser un acierto.

Antes de empezar estoy muy nervioso, más que nunca. Siempre odiaré las horas previas a cualquier primer tramo. Una vez tomamos la salida (por fin), la parte estrecha de Valsequillo me sale bastante bien, lo que me da confianza. En San Mateo hay complicaciones con una acera nada más salir pero no pasan a mayores y no se da mal. En Artenara el ritmo no es del todo bueno y en Tejeda al poco de salir notamos como algo se mueve dentro del coche. Yo intuyo y estoy casi seguro que la (o las) rueda de repuesto se ha soltado del anclaje y campa a sus anchas por nuestras espaldas. Termino de confirmarlo cuando en una frenada fuerte mi arnés me aplasta más que de costumbre contra el sillón. Llego a la meta casi sin respiración, pero como el tiempo no es malo, se me olvida el dolor de espalda. Acabamos la primera sección en el puesto 11 de la general absoluta, algo impensable. Nos hemos divertido porque aunque patinaba bastante, con la rueda correcta se podía disfrutar. Como anécdota graciosa descubrí que si mantienes fijo el pie en el botón del limpiaparabrisas, sale el "chingui". Yo no lo sabía, ni el ingeniero tampoco. En el largo enlace hasta LPGC se decide la monta de gomas y los reglajes para por la tarde. En Valsequillo está la cosa medio seca, pero en la salida de San Mateo cae un palo de agua que no se ve ni a cinco metros. Con ruedas de seco, llegar a la meta de ese tramo fue un triunfo. En la Cruz de Tejeda cambiamos a las de repuesto que eran de agua, pero queda una de seco y eso al final, fue un peligro. En Las Emisoras vamos dando bandazos hasta que el GPS nos muestra bandera roja y pasamos a estar neutralizados sin pasar de 80km/h hasta el final del tramo como dice la normativa al respecto. Ni mal nos vino, porque el tiempo hubiera sido malo, como fue el de Tejeda. El coche era inconducible y había que escapar como fuera. Nos quedaba el tramo espectáculo de Vegueta para acabar el día, y una vez completado, nos vamos a descansar. Me acuesto con la "matraquilla" de que me he aflojado un cinto varias veces para activar el anti-vaho en pleno tramo y me he vuelto a apretar. Vaya locuras hace uno.

- Sábado 28

Como vuelve a llover en casi todos los sitios por los que pasa el rallye, se ponen ruedas de agua y asegurar el tiro. El primer tramo del día es el de Valleseco. Mi familia me espera en la salida para animarnos y no puedo evitar emocionarme. En el propio recorrido veo caras conocidas y aunque no saludo a nadie, siento que estoy corriendo en casa.

Llegamos a Gáldar. La bajada por el barranco de Farragú me tiene hablando sólo desde que la fuimos a ver en el lejano mes de febrero. Tiene pinta de ser complicado llevar un buen ritmo porque es muy estrecha y llena de trampas, con zonas lentas combinadas con alguna rápida y frenadas comprometidas. Todo aderezado con agua y barro. Levantar la cabeza está prohibido. Llegando a la meta sufrimos un "aquaplanning" de esos que nos manda contra un muro de hormigón que nos va a recibir con toda su dureza, pero en el último momento Toñi y el coche cambian el destino y seguimos por el asfalto. Acabo loco de la cabeza, pero ni mal salió para lo difícil que era.

En los dos tramos que faltaban volvemos a tener un ritmo correcto y aunque protagonizamos alguna escapada y varias cruzadas, todo controlado.

Queda una sección, 4 tramos. Rodamos en tierra de nadie y es poco probable que cambie nuestra posición si no es por algo externo a los tiempos.

En Pinos de Gáldar pinchamos la rueda delantera derecha, por lo que tenemos que hacer los últimos 5 kilómetros del tramo con extremo cuidado y cambiarla después de la meta. Casi la misma cautela tendremos que tener para lo que falta, porque si pinchamos otra vez, nos vamos a casa. La bajada de Farragú ahora es más corta por motivos de seguridad y vuelve a darse bastante bien. En Moya y Arucas sólo queda llevar el coche a la meta. Toñi deleita a la afición con algunas cruzadas de esas que le gustan a la gente y sin mayores complicaciones llegamos al final del rallye, del año y de una etapa en mi trayectoria. Al llegar a la asistencia final doy un abrazo a todos los miembros del equipo porque gracias a ellos se consiguen las cosas. También ya después de unos días les mandé un mensajito de agradecimiento a cada uno. Con Toñi hablé en la misma meta del último tramo, lógicamente.

Ha sido un rallye complicado por culpa de la meteorología y también porque los enlaces eran casi siempre algo justos de tiempo y eso hace siempre que uno se agobie todo el tiempo.

Las asistencias en esta carrera siempre son cortas de tiempo y eso también estresa a todo el mundo, pero bueno, salió todo razonablemente bien, y supongo que el fin justifica los medios.

Cuando todo acaba y el coche se queda ya en parque cerrado, saludo a otros compañeros copilotos con los que tengo buena relación y amistad, porque todos sabemos que ha sido complicado llegar a meta. Espero también a que llegue el amigo Aday, que a pesar de las dificultades ha hecho un rallye notable y me alegro mucho por él.


Pues nada, con la molienda todavía en el cuerpo (una semana y pico después) doy por terminado el año como copiloto y mi etapa acompañando a Toñi Ponce, ya que el paréntesis del mítico Rubén Glez era sólo para este año, y bien está lo que está bien. 

Esta temporada me ha servido para mejorar, aprender y darme cuenta de muchas cosas. Sobre todo me quedo con que he sabido tener controladas las improvisaciones, aunque parezca un sinsentido. También apunto en lo positivo que supe adaptarme a un sistema de notas totalmente nuevo para mí y lo he sabido manejar de forma creo más que aceptable.

He pisado pódium varias veces y volveré a subirme a otro en la entrega de premios de la FALP, porque conseguimos terminar terceros.

También ha habido cosas negativas de las que se debe aprender, pero siempre nos quedaremos con lo positivo.

Como siempre y ahora más que nunca, el capítulo de agradecimientos, aunque esta vez no puedo pararme a nombrar a tod@s porque serían cinco folios más.

Fue mucha gente la que nos apoyó y que nos ayudó toda la temporada, bien sea trabajando en el equipo o animando en una cuneta o por mensaje.

Mención especial para los mismos que nunca me dejo atrás, que son Leti, Aroa y Adrián, junto con el resto de mi familia y el clan Quesada.

Agradezco a Toñi Ponce la oportunidad de hacer un año entero en un R5 dentro del equipo Hyundai Canarias Motorsport.

Y aunque seguro que se me quedan cosas en el tintero, es hora de terminar el relato. El año que viene no sabremos lo que traerá, pero seguro que alguna carrera habrá y allí estaremos haciendo la función que nos toque.

Por cierto, todavía queda algo. La subida de Moya va a ser la prueba más importante del año para mí aunque no voy a correr. No sé si el futuro depende de lo que allí pase, pero si sé que debería ser el paso por una puerta que debió abrirse antes. Va a ser difícil quedarse, igual hasta imposible, pero no va a ser por no intentarlo y demostrar que hay cualidades de sobra. Para el que no se haya dado cuenta, hablo de Raúl Quesada y el Hyundai. Suya es la culpa de que yo haya corrido en ese coche desde octubre de 2019, y ahora más que nunca vamos a empujar para que él lo haga como sabe, se acabe el palabrerío y se pase a la acción porque lo merece por muchísimas cosas. Ojalá.

El sábado cuando tome la salida y lo vea trasponer en las primeras curvas, seré feliz y todo el esfuerzo de tantos años habrá valido la pena, no el mío sino el suyo.

Aquí lo dejamos. En 2021, vacunados o no, seguiremos siempre hacia una meta.


miércoles, 4 de noviembre de 2020

RALLYE DE MASPALOMAS 2020: TODO BAJO CONTROL, SIEMPRE

Muy buenas, te vuelvo a dar la bienvenida al blog, en el que esta vez contaremos lo vivido en el rallye de Maspalomas, en el que acabamos segundos clasificados.



Después del accidente tonto sufrido antes de empezar a correr en el Comarca Norte, la previsión era que la temporada se había acabado en aquel risco de Caideros, pero resultó que se podía reparar el coche y tocaba salir en el sur de la isla.


Al ser el rallye casi repetido del año anterior y teniendo en cuenta que nos queda algo lejos, los reconocimientos se resumen a dos ratos en los que en total sumamos sólo 5 o 6 pasadas a cada tramo, y digo sólo porque para Los Tilos en la carrera anterior fueron muchas más.


Aprovechando esos ratos de entrenos, buscamos un sitio conveniente para hacer un cambio de ruedas por si fuera necesario y de paso volví a calcular los tiempos de enlace, buscando muchas referencias por si mis planes previstos se descolocaban en algún momento.


Con las noticias habituales que rondan la previa de un rallye (que si uno corre, el otro no, que yo no corro, que yo sí…) nos plantamos en San Fernando para hacer las verificaciones. Eterno agradecimiento a la Escudería Maspalomas encabezada por Acaymo Reyes por hacer que todo fuera “como antes” aunque tuviera que ser cumpliendo el protocolo sanitario actual. Al no estar el coche terminado y tener permiso para verificarlo el sábado por la mañana, me toca atender a los medios de comunicación en medio del césped del estadio, surgiendo algunos chistes futbolísticos por parte del gran Tino Vega, que esta vez iba a ser el encargado de guiar a Raúl Quesada en el Skoda.


El día del rallye en sí, los momentos previos a la salida son siempre los peores. Se pasan nervios y entran dudas de si todo estará correcto. Me siento en el baño a liberar tensiones y nos vamos a los tramos.


En la primera pasada por Arteara el ritmo no es del todo alto y cuesta un poco coger confianza sobre todo en la zona rápida. Supongo que es normal. En el segundo asalto mejoramos las sensaciones y en el tercero hacemos el scracht, aunque fuera porque el líder hizo un trompo. Raúl y Tino no han podido ni salir al partirse un palier antes del control horario. Ya eso, tuerce el día.


Afrontamos la segunda sección con ganas de mejorar los tiempos de antes, pero… cuando paramos a ponernos los cascos y ajustar presiones de ruedas nos damos cuenta de que tenemos las dos gomas nuevas puestas en el lado izquierdo. No hay tiempo de cambiarlas, así que tenemos que salir de esa manera. Encima los primeros 2 kilómetros el coche va despacio porque la válvula popoff se ha quedado bloqueada. Aun con eso, no fue del todo mal en el resto del tramo. Cambio de ruedas a la posición correcta y a Tunte. Me encanta estar y correr en la zona de La Plata y disfruto bastante. En la bajada hacia la presa de Las Niñas, casi en la última curva Toñi se automotiva para pasarla en cuarta velocidad y tenemos un susto curioso, aunque acaba en risas porque se dio cuenta de que la pasó en quinta… y porque no pasó nada. Acaba la sección sin contratiempos en Cercados de Espino y ya va quedando menos. En las bajadas hemos endosado algo de tiempo al Porsche de Iván Armas, y no estamos demasiado lejos del segundo puesto que él ocupa. Podemos intentarlo.

Picando piedra (foto: motoraldia7)


En el tramo largo salimos muy fuertes, a por todas. En la meta de las pasadas anteriores pico 6 segundos mejor y al final hemos restado la diferencia a 2 décimas. Quedando únicamente el tramo de bajada en el que antes hemos rascado bastantes segundos, creo que podemos conseguir el objetivo, aunque finalmente no hizo falta apurar demasiado ya que el rival se tuvo que retirar.


En la meta del último tramo estamos satisfechos. Después de lo ocurrido en el Comarca, acabar en puestos altos es todo un logro. Además hemos corrido bastante en algunas zonas y a pesar de los contratiempos habituales que siempre hay que resolver, nos hemos divertido.


A nivel general y a modo de balance podemos hablar de varias cosas, como por ejemplo que al tener que intentar cumplir la normativa vigente había poca gente en las carreteras. En una de las salidas llegué a contar 4 personas, y todas con la mascarilla puesta. Es triste, pero tiene (y tendrá) que ser así. El rallye estuvo bien organizado, con un parque de trabajo en un sitio muy cómodo y en general todo de forma notable. Siempre hay comisarios y cronos que digamos no cumplen todo lo bien que debieran, como el del patinete eléctrico rodando a toda leche en las asistencias, el crono que nunca pone el tiempo de tramo en el carnet de ruta, el que tarda más de 1 minuto en apuntar en su plantilla sabiendo que los frenos llegan a tope de temperatura… No hay que generalizar ni mucho menos, porque normalmente el trabajo que se hace es impecable, pero son cosillas a mejorar.


Los enlaces de esta carrera no eran demasiado agobiantes, y eso se agradece. En la bajada hacia Barranquillo Andrés paramos varias veces estilo turista, y a pesar de que no era lo previsto, todo controlado.


En cuanto a mi trabajo creo que me puedo dar por satisfecho. Viendo los vídeos posteriormente creo que, aunque todo se puede mejorar y afinar más, he ido de forma correcta. Tenía muchas referencias de tiempos y distancias en los enlaces, porque estaba casi seguro que no íbamos a parar donde yo tenía planificado y como finalmente fue así, me sirvió de mucho ese trabajo previo. También me tocó ajustar la suspensión en determinados momentos y lo solventé con eficacia. Nunca me he considerado un copiloto conspicuo, pero la satisfacción del deber cumplido hace a uno sentirse bien y con eso me vale, pero para poder disfrutar de esa sensación hay que tener las cosas claras y saber qué hacer en cada momento.


Ese bienestar sólo se encuentra al entregar el carnet de ruta en control final, pero ver en la meta del último tramo al amigo Aday (igual que el año pasado, ¿llevará allí un año?) y más caras conocidas aplaudiendo tu trabajo es reconfortante, aunque el entrevistador de turno me diga: “Muchas felicidades… Rubén”. Será la costumbre, digo yo.


Un copiloto por sí mismo no gana carreras, pero si que (como se ha visto en el Isla de Tenerife) puede ser determinante en su labor. De hecho, siempre lo es. Si usamos un ejemplo futbolístico diríamos que en un equipo el que juega “de 6” tiene que participar cuando se defiende y cuando se ataca, crea fútbol, destruye juego, es pieza importante en las jugadas ensayadas, etc.. pero siempre hay quien no sabe o no quiere saber que sin ese mediocentro no se puede jugar, igual que sin copiloto no se puede correr un rallye. Ser el nombre de la parte de abajo del cristal no es sólo ir sentado a la derecha mientras se pasa por los tramos, es mucho, muchísimo más que eso y aunque lo puede hacer cualquiera y nadie nace enseñado, el que lo haga tiene que tener el reconocimiento del piloto y de todo el mundo, porque una cosa es trabajar en la sombra, cosa que casi siempre está bien, y otra cosa es que en vez de en la sombra algunos se crean que no trabajamos, directamente. Siento si alguien se puede molestar por esto, pero me jode bastante que se desprecie la labor que hacemos. De todas maneras, como decía el gran filósofo Manuel Jumilla Pandero: “para que haya mundo tiene que haber de todo”.

Tierra y asfalto. Mascarillas si y no.


Me despido del ex-epicentro turístico de la isla compartiendo un ratito con la familia Quesada que también es la mía, y nos vamos para casa donde después de hace bastante tiempo, por aquello de guardar la línea, me pego una “embostada” a comida basura que me sabe a gloria.


Y poco más que contar, agradecer como siempre a mi familia, a los que estuvieron con nosotros en persona o a través de cualquier medio y a quien lee este rollazo que siempre suelto.


En principio doy por terminada mi temporada, ya que en el rallysprint de La Era del Cardón corren el coche y el piloto, pero será R. Quesada el que vaya a la derecha (estaré pendiente de que lo haga y se lo pase bien) y no creo que haya que salir en el Islas Canarias ya que las opciones de ser campeones provinciales son muy remotas y el gasto desorbitado. Tanto uno como el otro, iremos a verlo (si nos dejan) y disfrutaremos desde fuera sentados en una buena piedra, que eso sí que lo puede hacer cualquiera.

Siempre hacia una meta. Nos vemos!!!!

martes, 29 de septiembre de 2020

RALLYES ISLA DE GRAN CANARIA Y COMARCA NORTE 2020: TANTO PARA TAN POCO

Buenas. No quiero extenderme mucho con esta entrada ya que me he dejado ir mucho en el tiempo para escribirla y al final se me ha juntado con la siguiente. De la pasada edición del rallye decano me quedo con el resultado, que viendo la lista inicial se antojaba complicado y además viendo los videos posteriores me gustaría sacar como conclusión positiva el buen ritmo de adaptación en las notas que llevábamos. Creo que a pesar de ser todavía algo novato en lo que se refiere al sistema de Toñi, me desenvuelvo mejor de lo que yo esperaba con tan pocos kilómetros juntos. La carrera en sí se desarrolló sin muchas complicaciones, el coche se portó a las mil maravillas y no podemos quejarnos de nada al respecto. Es verdad que no coger el segundo puesto por sólo 6 décimas deja una “rasquera” importante sobre todo en los primero momentos, pero si llegamos a tener esa posibilidad es porque hicimos las cosas bien, aunque siempre se puede mejorar. Cierto es que no acabé demasiado conforme en general porque tuve la sensación de que todo el trabajo previo que hice y que creía tener milimetrado, por unas cosas o por otras no terminó de cuadrarme como yo quería y como creía que debía ser. Además Raúl y Pedro se tenían que retirar en el último tramo y eso sumaba otro punto negativo más a mi decepción. Luego a los dos días ya tenía mejor cara y tocaba pensar en lo siguiente. Y lo que vino después fue el rallye Comarca Norte, en el que salimos, pero no corrimos. Creo recordar de memoria que para ninguna carrera de todas las que llevo he tenido que hacer tanto papeleo, y de largo puedo asegurar que para ninguna carrera de todas las que llevo he entrenado tanto, y al final para nada. Después de pasar una semana casi sin comer y madrugando estilo panadero (a las 4:15 llegué a ir un día) para salir a correr, de que en las verificaciones tuviera alguna media trifulca con gente de la Organización del rallye que tenía tan tan restringido el acceso que era peor el remedio que la enfermedad y después de los malos ratos que siempre se pasan justo en los momentos antes del primer enlace… calentando ruedas de camino al primer tramo el coche se escapó y chocó débilmente contra un risco, rompiendo varias piezas de la carrocería y a saber que más. Desde que vi el risco venir (o más bien ir nosotros contra él) ya supe que allí nos quedábamos. Raúl estaba cerca y se puso a intentar arreglar algo, sin saber muy bien el qué, y tuve que obligarlo a que se subiera a su coche y siguiera su camino, que por cierto, otra vez se vio interrumpido antes de tiempo, y otra vez mientras estaba haciendo una actuación antológica, ahora acompañado de un buen colega, Edu González. Primero a uno y luego al otro, la grúa nos llevó al taller y poco más. No hay que darle más vueltas porque ya no tiene solución, pero sí que se debe sacar si no algo positivo, que dudo que lo haya en esta ocasión, por lo menos hay que aprender la lección, que viene siendo también la moraleja de este relato y con lo que ya me despido: “quizás no haga falta tanto para tan poco”. Nada más, ya se verá cuándo será la próxima. Depende de muchos factores, como casi siempre. Recuerda, ve siempre hacia una meta. Saludos!!!

viernes, 10 de julio de 2020

RALLYE VILLA DE SANTA BRÍGIDA 2020: THE SHOW MUST GO ON (EL ESPECTÁCULO DEBE CONTINUAR)

Como dice Pepe Domingo Castaño el de Tiempo de Juego… Hola holaaaaa.

Han pasado varios meses desde la última vez que tuve oportunidad de escribir algo y por eso mismo me permito saludarte con la alegría que lo hace el famoso locutor de radio. No por el hecho de que yo escriba y alguien lo lea, sino porque las circunstancias han hecho que los rallyes pasaran al lógico olvido hasta que todo se apaciguara. Mentiría si negara que tanto tiempo sin saber de coches de carreras hizo mella en mi estado anímico. No obstante, debido a la famosa pandemia que nos acompañará para siempre y que tenía y tiene al mundo entero en vilo, no podía permitirme el lujo de quejarme. Las carreras tendrían que esperar, y esperaron hasta que dejaron de esperar.

Si alguien quiere leer este relato adelante y gracias, pero conste que el objeto de escribir es seguir dejando constancia por escrito de las carreras que he ido haciendo a lo largo de los años y que son vivencias que nunca volverán, en este caso desarrollando lo acontecido en el inicio de este año, culminando todo en el rallye Villa de Santa Brígida el 27 de junio de 2020, fecha que pasará a la historia, por lo menos a la mía.

Dada la relación estrecha en las últimas temporadas y debido a lo complicado de seguir manteniendo a Rubén a su derecha, a principios de año recibo una oferta imposible de rechazar. Aun así, para hacerme el interesante, prometo pensarlo y contestar a los pocos días. Lo hablo con mi familia y con mi entorno de carreras y como no podía ser de otra manera, acepto la propuesta. Voy a ser el copiloto de una leyenda viva de los rallyes a nivel canario, quizás nacional y si nos ponemos exagerados, mundial: Antonio Juan Ponce Anguita. Mucha gente me dijo que “vaya suerte” tenía, pero igual más que suerte es fruto del trabajo y dedicación de un montón de años y luego claro, estar en el momento exacto en el sitio correcto.

Además el proyecto de este año es de carácter oficial encuadrados dentro del equipo Hyundai Canarias Motorsport bajo la sombrilla de Domingo Alonso Group para hacer el campeonato provincial completo. Sin prisa pero sin pausa empezamos a reconocer los tramos programados y aunque al principio me costó un poco, ya iba teniendo el sistema de notas domesticado.

Si las cosas se daban de forma normal, entre tales y cuales pudiera ser que acabara la temporada con más de doce carreras en las costillas, pero resultó que la premonición que tuve en nochevieja cuando en Madrelagua desapareció de los receptores la Televisión Canaria y el presentador de TVE se trabucó con las campanadas haciendo equivocarme con las uvas por primera vez en mi vida, se cumplió. Que el año no iba a ser bueno estaba claro, ahora faltaba que no fuera demasiado malo. Luego llegó el coronavirus arrasando con todo y aunque él no tuviera directamente la culpa, me acordé bastante de Roberto Herrera.

Debido a todo lo que ya sabemos, los presupuestos y proyectos se resintieron o directamente se resquebrajaron. En lo que a mis labores se refiere, lo de pisar la tierra tendría que esperar, y en el asfalto pues aunque parecía que no… al final sí, pero no de la manera inicialmente programada. Ya no éramos equipo oficial y los dineros eran muchos menos, pero seguía habiendo proyecto.

Fuera como fuera, el virus se iba amainando, las fechas aclarando y el Santa Brígida se asomaba en el horizonte como Braveheart, por delante de todos los demás. Los días caían y había que repasar lo entrenado sin esperar más, así que nos pusimos de nuevo manos a la obra con los tramos y con la mascarilla. También fui al taller a reubicar el sillón, ajustarme los arneses y hacer unas prácticas en la regulación de la suspensión y demás cosas que pueden surgir en cada sección estando lejos de la asistencia.

Y llegó el día. Ocho meses después de la última vez que me subí en un coche de carreras (que curiosamente es el mismo de ahora), casi diecinueve años después de debutar allá por el 2001 y tras diecisiete temporadas en activo (en 2010 y 2011 no pude correr), volvemos a la acción.

Equipaje de este año (foto: Edu González)

Las circunstancias no son las habituales debido a que tenemos que cumplir una serie de requisitos marcados por el protocolo anti Covid-19, pero todavía sin que haya clareado el alba estamos en las verificaciones presentando en sociedad el mono nuevo, tan mono que hasta venía con pelo. Todo va pasando con normalidad y tras desayunar un trozo de queque de Mina (que no fue pero lo mandó), sin darnos cuenta estamos en la salida del TC 1. Estoy concentrado, necesito estar tranquilo y que Toñi también lo esté. Cuando sale el coche de delante es el mejor momento. En lo que me devuelven el carnet de ruta cierro los ojos y pongo la mente en blanco. Siempre he pensado que en ese justo instante, el mundo no existe. Solo está la libreta y el coche, lo demás depende de esos dos elementos y nosotros también. Así me lo digo en cada salida de primer tramo: “no pienses, ahora nada importa, solo canta notas y siente la carretera”. Los rallyes son una parte muy importante en mi vida, mucho. Correr, verlos, seguirlos… lo que sea. Estar de nuevo con el casco puesto (estrenando rotulación) me sabe casi tan bien como el alioli de la Bolera… cuando no estaba a dieta y podía ir.

Sombrero "nuevo", rotulado por Christian Hernández

A partir de ahí todo va saliendo según lo previsto. Rodamos sin mayores agobios en puestos de podio y ese es el objetivo pero eso sí, al acecho cual mustélido por si se puede cazar algo extra. Las ruedas han de aguantar todo el día y nos encontramos tranquilamente en tierra de nadie, así que no asumimos riesgos de ninguna clase. Además decidimos ir cambiando reglajes de suspensión para ver cómo se comporta el coche y si le gusta más al piloto.

A. Ponce-D. Rosario, quien me lo iba a decir (foto: Markitos Martín)

En el tramo largo, llegando a la meta había un rasante que más que un salto era como un badén raro que teníamos apuntado a fondo porque entrenando despacio no parecía peligroso, pero sin saber muy bien el motivo, el Hyundai despegó del suelo y cayó bruscamente de morros contra el asfalto, dándole un latigazo cervical a Toñi. De ahí al control stop su dolor iba en aumento y yo tenía la sensación de que quería pararse, por lo que intenté darle confianza para que por lo menos llegáramos al final. En la asistencia valoramos si retirarnos o no, estando todos de acuerdo en que era lo más prudente. Todos menos el afectado. Antonio Juan dijo que faltando sólo un tramo de 7 kilómetros terminábamos como fuera y lo cumplió. Acabamos terceros de la general, rodando cómodos y cogiendo cada vez más confianza con el coche y espero que también el piloto en el copiloto. Que sea otra voz, con otra entonación y con otra forma de hacer las cosas es complicado de asimilar después de casi veinte años, pero creo que no fue del todo mal. Yo le insistí muchas veces para que si necesitaba que yo funcionara de otra manera me lo dijera, pero sus respuestas fueron siempre positivas hacia mi trabajo, cosa que me enorgullece, para qué negarlo.

Rasantes de Pinar de Ojeda (foto: Adrián Quintino)

Fue un rallye raro en general porque casi todo era nuevo para mucha gente y adaptarse a los tiempos que ahora vivimos no siempre es fácil. Ver (lo poco que levanto la cabeza) a los aficionados espaciados en los márgenes de la carretera con las mascarillas puestas es algo que me quedará marcado. Aunque como en cualquier lado, hubo de todo, esperaba peor comportamiento de la gente. El rallye de Finlandia se suspendió por el riesgo y no se puede comparar a unos canarios con unos finlandeses, pero esta vez, para bien.

Como hablaba el otro día en alguna conversación, en esta carrera se quitó el tapón y al principio todo fluye de forma extraña, pero tiene que ser así para que lo que venga sea mejor, pero ojo, sin que lo vivido en Sataute fuera malo ni mucho menos.

Yendo al vértice (foto: Markitos Martín)

Termino este primer relato del año (espero que no sea el último) con el habitual capítulo de agradecimientos.Primero a David Espino y su equipo junto con la FALP por querer hacerlo y hacerlo.

Luego a tantos aficionados que, visto lo visto en las fechas que estamos (escribo esto el 9 de julio), se portaron lo suficientemente bien para que no hubiera rebrotes, que es la palabra de moda.

Toda mi gente (frase patentada por Pepe Benavente, que se jubiló de la refinería y ahora no tiene verbenas para cantar) que me dio ánimos y deseos de suerte antes de empezar y felicitaciones al terminar. Felicidades también desde aquí a todos los compañeros que salieron a correr, terminaran o no.

El equipo de asistencia y allegados por el trabajo y la ayuda.

Mi familia que siempre está aunque sea en la distancia, incluyendo lógicamente a Leti, Aroa y Adrián.

Aday Ortiz, que me ayudó con los preparativos y me marcó referencias en los tramos para tener las cosas claras siempre a tiempo real. Espero que no lo tenga que hacer más, porque eso significará que él también está corriendo.

Toñi Ponce, por confiar en mi trabajo y en mis capacidades. Espero seguir bajando kilos para no tener que usar libretas más finas como él sutilmente me insinúa entre risas.

Raúl Quesada porque sin él cerca ya no correría. Espero que más pronto que tarde me pida agua en un control horario. El protocolo general prohíbe los abrazos, pero yo le di uno al terminar.

Objetivo cumplido!!! (foto: Rafa León)

Nos vemos en la próxima!!!!

Siempre hacia una meta!!!!














domingo, 2 de febrero de 2020

Rallye de Maspalomas 2019. Venganza muda.


Muy buenas. La verdad que al no hacer carreras, pues no he hecho tampoco nada en el blog después de haber contado lo vivido a principios de años en la aventura de ir al Montecarlo, y así pensaba que iba a ser ya que como bien sabes, mi intención para este 2019 que ya casi acaba era no correr nada a no ser que fuera un caso de necesidad...que me interesara.
Durante la temporada he estado ayudando en todo lo que he podido en varios frentes. Algunas organizaciones han confiado en mí para que les diera el punto de vista de un copiloto a la hora de diseñar el recorrido, enlaces y demás. Varios amigos se han apoyado en mi experiencia para seguir formando la suya y en todo momento he sido uno más dentro del equipo Flamer MotorSport ayudando en todo lo que ha estado en mi mano. Así se estaba cumpliendo el ciclo que había previsto, viendo y haciendo otras cosas que no fueran entrenar y correr.
Cuando se acercaba la fecha del rallye de Teror si es verdad que tuve que ir a reconocer alguna vez al lado de Toñi Ponce debido a un problema de salud de Rubén, ya que su participación era dudosa y si él no iba me tocaba a mi, por lo que no podíamos dejar mi adaptación a las notas al azar. Finalmente “Rubinho” se recuperó y pudo correr, pero la experiencia de entrenar dos o tres pasadas con un gran piloto y que me dijera que lo hacía de manera impresionante me subió la autoestima, y ya con eso colmaba mi expectativa para este año, pero… vendría algo más.
Vamos allá con la historia del 46º Rallye de Maspalomas.
La semana previa a la carrera me dicen desde el equipo que puede ser que haya dos unidades de Hyundai i20 R5 en la salida del Faro, probablemente con la configuración “plus” para probar si funciona, por lo que quizás haga falta un copiloto y han pensado en mí. La verdad que me coge totalmente por sorpresa ya que el día 8 de octubre he sido sometido a una delicada operación maxilo-nasal que me tiene en el dique seco y comiendo apenas magdalenas de Arinaga, así que no estoy seguro de poder disputar un rallye, pero… quedo a la espera de noticias. Los días van pasando y finalmente se concreta el tema de los coches y por lo tanto si puedo, voy a correr. Casi siempre y más con los años, hago las cosas de manera racional, bien meditadas y sin tirarme a la piscina a lo loco, pero… si te llama un tal Yeray Lemes para que te subas con él en un R5, la decisión la toma el corazón sin pasar por el cerebro, aunque es verdad que antes lo estudié brevemente con mis “consejeros” para saber su opinión, que es unánime para que corra.
Con todo ya formalizado me toca estudiarme el manual del coche, ya que ando bastante flojo de mecánica sobre todo en la parte de trabajar manualmente. Teoría puedo saberme la que haga falta, pero a la hora de emplear mis manos… la cosa falla. Siempre digo medio en broma medio en serio que aprendí a amarrarme los zapatos a los 15 años, no por ganso sino porque no me salían los lazos, así que imaginate el panorama de ponerme a “toquetiar” un coche de tanto valor. Una vez empollado el librito y consultadas mis dudas, voy al taller a que me expliquen en vivo lo que debo hacer en según qué casos. Lo practico algunas veces y no me parece complicado. Veremos a la hora de la verdad.
Los días previos a la carrera los dedico a reconocer los tramos y tramitar papeleos deportivos y personales para poder estar en el rallye con todas las de la ley. El mono que voy a usar me queda bastante bien, seguramente debido a la dieta forzosa que he llevado las últimas semanas por la que ya ni los tobillos los tengo gordos.
Tomando notas percibo que Yeray tiene tablas, porque a pesar de apuntar a velocidad ligera, apenas corrige cosas en las siguientes veces. Por las características del recorrido no se pueden dar demasiadas pasadas, pero terminamos el trabajo bastante satisfechos, aunque con un problema: estoy afónico.
El viernes por la mañana aprovecho la prueba del coche en el circuito para ajustarme los cintos y el sillón, además de para seguir familiarizándome con el habitáculo. Todo marcha bien. Estoy disfrutando, pero sigo ronco, mucho. Pido consejos, miro en internet, paso por dos farmacias… y me tomo todo lo que me dicen. Estoy completamente dopado de tanto própolis, miel, limón, jenjibre, sprays… pero no funciona nada. Me queda el consuelo de que si no hablo mucho durante toda la tarde del viernes, me abrigo el pescuezo y sigo las instrucciones de los farmacéuticos, amaneceré bien.
Desde que me fui a mi casa el viernes hasta que voy por el aeropuerto el sábado por la mañana no había ni siquiera abierto la boca por si acaso. Cuando decido probar a ver cómo va mi voz… acabo llorando hasta que aparco en las inmediaciones del estadio de San Fernando. No puedo creer que en uno de los días más importantes de mi vida deportiva no vaya a poder hacer las cosas debidamente y me da tanto coraje que no puedo reprimir las lágrimas. Un copiloto sin voz no es un copiloto.
Aun así, ya no hay vuelta atrás y a las 9:23 de la mañana entro al control horario de Arteara. Un momento antes he ajustado las presiones de las ruedas y una vez amarrado he cerrado los ojos y me he obligado a disfrutar. Tengo que vivir la experiencia de ir en un coche de este nivel con uno de los mejores pilotos que ha dado Canarias de la mejor manera posible, y no la voy a cagar ni a pasarlo mal. A pesar de tener la voz bastante tocada sin haber empezado, los interfonos a todo volumen me facilitarán el camino. No estoy nervioso, me siento bien, muy bien. 3,2,1… vamos!!!!
Sin llegar todavía a la meta ya siento dentro de mí que romper mi promesa de no correr ha merecido la pena. El coche es muy estable, con un paso por curva y una frenada increíbles. El señor Lemes es un pilotazo y lo hace todo de manera tranquila y sin llegar a arriesgar nada, marcamos el mejor tiempo.
Al llegar al control del tramo 2 me doy cuenta de que pasa algo con el reloj de los cronometradores. Entro en mi minuto pero en el carnet me ponen uno posterior y me informan de que no haga caso, que hay un fallo. ¿Cóooomo? Sin llegar a soltar ningún vituperio (aunque tenía ganas) les digo que no, que me corrijan el minuto y firmen la corrección, porque el fallo no es mío sino de ellos. En la línea de salida al arrancar el coche de delante descubro el error. Los relojes de los cronos tienen un desfase de un minuto con la hora real del rallye.
Este tramo se nos da un poco peor que el anterior pero seguimos en cabeza, así que nos vamos a la bajada de Cercados de Espino con la idea de mantener el ritmo a ver lo que pasa, y pasó que el amigo Toñi se quedó cerquita de lograr el scracht, demostrando que sigue siendo un máquina.
Reagrupamiento y asistencia, primera sección acabada. En todo momento he estado con contacto el equipo para pasarles los datos del coche que me iban pidiendo. No podemos olvidar que el rallye sirve de test para probar cosas de cara a lo que queda de temporada.
Mi ronquera no ha empeorado, lo que ya es bastante. Creo que lo que de verdad ha funcionado han sido unas pastillas llamadas Hibitane Forte. Dentro de lo malo, creo que escapo.
En la segunda pasada por Arteara seguimos con el mismo ritmo de por la mañana y teniendo en cuenta que se puede arriesgar mucho más y por lo tanto correr más, nos quedamos cerca del record absoluto.
En el tramo de Tunte caen unas gotas cuando vamos pasando por La Plata, pero son débiles y “no llegan al piso”.
Antes de llegar a Barranquillo Andrés cae una tromba de agua impresionante y decidimos ajustar reglajes para así probar otras cosas por si llegado el caso en Tenerife o Lanzarote a Yeray le hace falta.
El tramo está muy delicado porque la lluvia ha parado y por tanto no se ha terminado de limpiar el asfalto, que ahora es una baba de aceite, tierra y agua que hace que parezca que estamos corriendo sobre hielo. Con mucho cuidado alcanzamos la meta y luego comprobamos que la táctica de ir “parados” como decía mi piloto ha funcionado porque la clasificación general se pone de cara debido a un trompo de Toñi y Rubén. De nuevo reagrupamiento en Arguineguín y a la asistencia en Maspalomas. Parece que ya no va a llover más, así que se siguen cambiando cosas en el coche para tener más datos.
Quedan dos tramos y tenemos ventaja suficiente, pero hay que seguir corriendo. En Arteara-Fataga-Tunte decidimos apretar un poco (sin volvernos locos) y ver si el coche sigue respondiendo tan bien como lo lleva haciendo todo el día. En las referencias intermedias compruebo que vamos marcando el mismo tiempo que a mediodía, y en lo que era la meta de la versión corta del tramo pico 1 segundo mejor (que pueden ser décimas nada más, pero no me da tiempo a sacar cuentas tan minuciosas…), por lo que el ritmo es bueno y debemos seguir así. Al llegar al final de los casi 20 kilómetros miro las referencias y compruebo que los dos Hyundai hemos batido el mejor tiempo del año pasado, lo que es para estar contentos.
Ahora el interminable enlace por la presa de Las Niñas es menos pesado debido a que sobra mucho tiempo y nos encontramos varios coches en el mismo sitio, por lo que afloran las conversaciones entre risas de siempre, sobre todo cuando aparece el gran Tino Vega.
En la salida del último tramo me noto bastante más ronco que durante el día, pero ya a estas alturas no me preocupa demasiado. Antes de arrancar le digo a Yeray que tenemos que llevar el coche a la meta y que debemos asumir menos riesgos aún que durante el resto del día. Las pruebas han salido bien y el resultado es positivo, por lo que hay que amarrarlo. En las horquillas damos un poco de espectáculo y llegamos a la zona rápida con plena confianza, por lo que mantenemos el nivel para no perder la concentración, resultando incluso que mejoramos el tiempo de por la mañana. El cronometrador me felicita y dice: “enhorabuena, han batido el record de Kopecky”. Me quedo mirando a ver si soy capaz de descubrir si está vacilando o es en serio, ya que el mencionado checo no ha estado en ese tramo ni por google maps.
Al pasar la meta le he dado las felicidades a Yeray por ganar el rallye. No se jugaba nada pero ganar siempre da un plus de todo. Además, casi sin querer se pone con algunas opciones de ser campeón provincial. También le doy las gracias por haber confiado en mí para esta carrera. Él corresponde con agradecimiento y me dice que si vuelve a cuadrar, me volverá a llamar porque he hecho un gran rallye. No sé si me llamará de nuevo o no, pero alguien que es buena persona y que es un piloto con mucha calidad y experiencia, valore de esa manera mis funciones me enorgullece y pone en valor el trabajo de tantos años. Además, de paso yo también gané el Maspalomas, lo que supone que me cobro la deuda que tenía con este rallye desde la primera vez que lo corrí, allá por 2003. En todas las veces que lo disputé siempre pasó algo que me hizo acabar con malas sensaciones y siempre prometía volver alguna vez a vengarme. Este año lo conseguí.
En el último enlace paramos a esperar por los demás compañeros y se acercan a verme Guedes y Ortiz, que momentazo!!! El buen rollo entre todos hace que se me ponga la piel de gallina y me haga confiar un pelín más que de costumbre en la raza humana.
En la ceremonia de llegada recibimos felicitaciones por todos lados. Foto va y foto viene mientras el móvil echa humo. Al descorchar el champán me bañan entero entre risas y fiestas. Se acaba todo y para casa. Han sido unos días muy intensos, pero creo que ha merecido la pena. A lo largo de mis casi veinte años metidos en esto, no he disfrutado del todo casi ninguna carrera porque voy siempre tan concentrado que mi cerebro no tiene tiempo de otra cosa, pero esta vez intenté abrir ese huequito para el ocio y lo conseguí. Estoy muy contento porque aunque esté mal que yo lo diga, lo he hecho bien y hay que reconocer que no era fácil.
No voy a extenderme más, simplemente acabo con los agradecimientos habituales, que pasan siempre y como figuras principales por mi mujer Leti y mis hjos Aroa y Adrián junto con el resto de familiares y amigos que nos ayudan.
No me quiero olvidar de Acaymo, Aníbal, José, Modesto, Víctor, Manuel, Aarón, Desi y más gente que seguro me dejo atrás.
La familia de Flamer (Antonio, Mina, Carol, Claudio, Samuel, Saúl,...) que otra vez y no sé ya cuántas van, me trató como un miembro más.
Fuertwagen Motorsport, con José Pérez a la cabeza.
Toñi Ponce y Rubén González. Son unos ídolos y siempre lo serán. Es un orgullo formar parte de su entorno. Me alegré de mi triunfo, pero sinceramente me jode un poco que no hayan ganado ellos.
Dani Sosa y Edu González, dos grandes.
Yeray Lemes (Samuel y Pedro también). Confiaron en que yo estuviera a la altura, y creo que no les fallé.
Y por último pero no por eso menos importante sino seguramente al revés… Raúl Quesada. Amigo, vaya capacidad tienes (y no hablo solo conduciendo), y vaya huevos. El tiempo pone a cada uno en su sitio y todos sabemos que tu lugar es en el escalón más alto de un podium absoluto. El abrazo que nos dimos en la meta los dos llorando como gilipollas, quedará grabado a fuego en mi memoria.
A TOD@S… mil gracias!!!!!