Muy
buenas. La verdad que al no hacer carreras, pues no he hecho tampoco
nada en el blog después de haber contado lo vivido a principios de
años en la aventura de ir al Montecarlo, y así pensaba que iba a
ser ya que como bien sabes, mi intención para este 2019 que ya casi
acaba era no correr nada a no ser que fuera un caso de
necesidad...que me interesara.
Durante
la temporada he estado ayudando en todo lo que he podido en varios
frentes. Algunas organizaciones han confiado en mí para que les
diera el punto de vista de un copiloto a la hora de diseñar el
recorrido, enlaces y demás. Varios amigos se han apoyado en mi
experiencia para seguir formando la suya y en todo momento he sido
uno más dentro del equipo Flamer MotorSport ayudando en todo lo que
ha estado en mi mano. Así se estaba cumpliendo el ciclo que había
previsto, viendo y haciendo otras cosas que no fueran entrenar y
correr.
Cuando
se acercaba la fecha del rallye de Teror si es verdad que tuve que ir
a reconocer alguna vez al lado de Toñi Ponce debido a un problema de
salud de Rubén, ya que su participación era dudosa y si él no iba
me tocaba a mi, por lo que no podíamos dejar mi adaptación a las
notas al azar. Finalmente “Rubinho” se recuperó y pudo correr,
pero la experiencia de entrenar dos o tres pasadas con un gran piloto
y que me dijera que lo hacía de manera impresionante me subió la
autoestima, y ya con eso colmaba mi expectativa para este año, pero…
vendría algo más.
Vamos
allá con la historia del 46º Rallye de Maspalomas.
La
semana previa a la carrera me dicen desde el equipo que puede ser que
haya dos unidades de Hyundai i20 R5 en la salida del Faro,
probablemente con la configuración “plus” para probar si
funciona, por lo que quizás haga falta un copiloto y han pensado en
mí. La verdad que me coge totalmente por sorpresa ya que el día 8
de octubre he sido sometido a una delicada operación maxilo-nasal
que me tiene en el dique seco y comiendo apenas magdalenas de
Arinaga, así que no estoy seguro de poder disputar un rallye, pero…
quedo a la espera de noticias. Los días van pasando y finalmente se
concreta el tema de los coches y por lo tanto si puedo, voy a correr.
Casi siempre y más con los años, hago las cosas de manera racional,
bien meditadas y sin tirarme a la piscina a lo loco, pero… si te
llama un tal Yeray Lemes para que te subas con él en un R5, la
decisión la toma el corazón sin pasar por el cerebro, aunque es
verdad que antes lo estudié brevemente con mis “consejeros” para
saber su opinión, que es unánime para que corra.
Con
todo ya formalizado me toca estudiarme el manual del coche, ya que
ando bastante flojo de mecánica sobre todo en la parte de trabajar
manualmente. Teoría puedo saberme la que haga falta, pero a la hora
de emplear mis manos… la cosa falla. Siempre digo medio en broma
medio en serio que aprendí a amarrarme los zapatos a los 15 años,
no por ganso sino porque no me salían los lazos, así que imaginate
el panorama de ponerme a “toquetiar” un coche de tanto valor. Una
vez empollado el librito y consultadas mis dudas, voy al taller a que
me expliquen en vivo lo que debo hacer en según qué casos. Lo
practico algunas veces y no me parece complicado. Veremos a la hora
de la verdad.
Los
días previos a la carrera los dedico a reconocer los tramos y
tramitar papeleos deportivos y personales para poder estar en el
rallye con todas las de la ley. El mono que voy a usar me queda
bastante bien, seguramente debido a la dieta forzosa que he llevado
las últimas semanas por la que ya ni los tobillos los tengo gordos.
Tomando
notas percibo que Yeray tiene tablas, porque a pesar de apuntar a
velocidad ligera, apenas corrige cosas en las siguientes veces. Por
las características del recorrido no se pueden dar demasiadas
pasadas, pero terminamos el trabajo bastante satisfechos, aunque con
un problema: estoy afónico.
El
viernes por la mañana aprovecho la prueba del coche en el circuito
para ajustarme los cintos y el sillón, además de para seguir
familiarizándome con el habitáculo. Todo marcha bien. Estoy
disfrutando, pero sigo ronco, mucho. Pido consejos, miro en internet,
paso por dos farmacias… y me tomo todo lo que me dicen. Estoy
completamente dopado de tanto própolis, miel, limón, jenjibre,
sprays… pero no funciona nada. Me queda el consuelo de que si no
hablo mucho durante toda la tarde del viernes, me abrigo el pescuezo
y sigo las instrucciones de los farmacéuticos, amaneceré bien.
Desde
que me fui a mi casa el viernes hasta que voy por el aeropuerto el
sábado por la mañana no había ni siquiera abierto la boca por si
acaso. Cuando decido probar a ver cómo va mi voz… acabo llorando
hasta que aparco en las inmediaciones del estadio de San Fernando. No
puedo creer que en uno de los días más importantes de mi vida
deportiva no vaya a poder hacer las cosas debidamente y me da tanto
coraje que no puedo reprimir las lágrimas. Un copiloto sin voz no es
un copiloto.
Aun
así, ya no hay vuelta atrás y a las 9:23 de la mañana entro al
control horario de Arteara. Un momento antes he ajustado las
presiones de las ruedas y una vez amarrado he cerrado los ojos y me
he obligado a disfrutar. Tengo que vivir la experiencia de ir en un
coche de este nivel con uno de los mejores pilotos que ha dado
Canarias de la mejor manera posible, y no la voy a cagar ni a pasarlo
mal. A pesar de tener la voz bastante tocada sin haber empezado, los
interfonos a todo volumen me facilitarán el camino. No estoy
nervioso, me siento bien, muy bien. 3,2,1… vamos!!!!
Sin
llegar todavía a la meta ya siento dentro de mí que romper mi
promesa de no correr ha merecido la pena. El coche es muy estable,
con un paso por curva y una frenada increíbles. El señor Lemes es
un pilotazo y lo hace todo de manera tranquila y sin llegar a
arriesgar nada, marcamos el mejor tiempo.
Al
llegar al control del tramo 2 me doy cuenta de que pasa algo con el
reloj de los cronometradores. Entro en mi minuto pero en el carnet me
ponen uno posterior y me informan de que no haga caso, que hay un
fallo. ¿Cóooomo? Sin llegar a soltar ningún vituperio (aunque
tenía ganas) les digo que no, que me corrijan el minuto y firmen la
corrección, porque el fallo no es mío sino de ellos. En la línea
de salida al arrancar el coche de delante descubro el error. Los
relojes de los cronos tienen un desfase de un minuto con la hora real
del rallye.
Este
tramo se nos da un poco peor que el anterior pero seguimos en cabeza,
así que nos vamos a la bajada de Cercados de Espino con la idea de
mantener el ritmo a ver lo que pasa, y pasó que el amigo Toñi se
quedó cerquita de lograr el scracht, demostrando que sigue siendo un
máquina.
Reagrupamiento
y asistencia, primera sección acabada. En todo momento he estado con
contacto el equipo para pasarles los datos del coche que me iban
pidiendo. No podemos olvidar que el rallye sirve de test para probar
cosas de cara a lo que queda de temporada.
Mi
ronquera no ha empeorado, lo que ya es bastante. Creo que lo que de
verdad ha funcionado han sido unas pastillas llamadas Hibitane Forte.
Dentro de lo malo, creo que escapo.
En
la segunda pasada por Arteara seguimos con el mismo ritmo de por la
mañana y teniendo en cuenta que se puede arriesgar mucho más y por
lo tanto correr más, nos quedamos cerca del record absoluto.
En
el tramo de Tunte caen unas gotas cuando vamos pasando por La Plata,
pero son débiles y “no llegan al piso”.
Antes
de llegar a Barranquillo Andrés cae una tromba de agua impresionante
y decidimos ajustar reglajes para así probar otras cosas por si
llegado el caso en Tenerife o Lanzarote a Yeray le hace falta.
El
tramo está muy delicado porque la lluvia ha parado y por tanto no se
ha terminado de limpiar el asfalto, que ahora es una baba de aceite,
tierra y agua que hace que parezca que estamos corriendo sobre hielo.
Con mucho cuidado alcanzamos la meta y luego comprobamos que la
táctica de ir “parados” como decía mi piloto ha funcionado
porque la clasificación general se pone de cara debido a un trompo
de Toñi y Rubén. De nuevo reagrupamiento en Arguineguín y a la
asistencia en Maspalomas. Parece que ya no va a llover más, así que
se siguen cambiando cosas en el coche para tener más datos.
Quedan
dos tramos y tenemos ventaja suficiente, pero hay que seguir
corriendo. En Arteara-Fataga-Tunte decidimos apretar un poco (sin
volvernos locos) y ver si el coche sigue respondiendo tan bien como
lo lleva haciendo todo el día. En las referencias intermedias
compruebo que vamos marcando el mismo tiempo que a mediodía, y en lo
que era la meta de la versión corta del tramo pico 1 segundo mejor
(que pueden ser décimas nada más, pero no me da tiempo a sacar
cuentas tan minuciosas…), por lo que el ritmo es bueno y debemos
seguir así. Al llegar al final de los casi 20 kilómetros miro las
referencias y compruebo que los dos Hyundai hemos batido el mejor
tiempo del año pasado, lo que es para estar contentos.
Ahora
el interminable enlace por la presa de Las Niñas es menos pesado
debido a que sobra mucho tiempo y nos encontramos varios coches en el
mismo sitio, por lo que afloran las conversaciones entre risas de
siempre, sobre todo cuando aparece el gran Tino Vega.
En
la salida del último tramo me noto bastante más ronco que durante
el día, pero ya a estas alturas no me preocupa demasiado. Antes de
arrancar le digo a Yeray que tenemos que llevar el coche a la meta y
que debemos asumir menos riesgos aún que durante el resto del día.
Las pruebas han salido bien y el resultado es positivo, por lo que
hay que amarrarlo. En las horquillas damos un poco de espectáculo y
llegamos a la zona rápida con plena confianza, por lo que mantenemos
el nivel para no perder la concentración, resultando incluso que
mejoramos el tiempo de por la mañana. El cronometrador me felicita y
dice: “enhorabuena, han batido el record de Kopecky”. Me quedo
mirando a ver si soy capaz de descubrir si está vacilando o es en
serio, ya que el mencionado checo no ha estado en ese tramo ni por
google maps.
Al
pasar la meta le he dado las felicidades a Yeray por ganar el rallye.
No se jugaba nada pero ganar siempre da un plus de todo. Además,
casi sin querer se pone con algunas opciones de ser campeón
provincial. También le doy las gracias por haber confiado en mí
para esta carrera. Él corresponde con agradecimiento y me dice que
si vuelve a cuadrar, me volverá a llamar porque he hecho un gran
rallye. No sé si me llamará de nuevo o no, pero alguien que es
buena persona y que es un piloto con mucha calidad y experiencia,
valore de esa manera mis funciones me enorgullece y pone en valor el
trabajo de tantos años. Además, de paso yo también gané el
Maspalomas, lo que supone que me cobro la deuda que tenía con este
rallye desde la primera vez que lo corrí, allá por 2003. En todas
las veces que lo disputé siempre pasó algo que me hizo acabar con
malas sensaciones y siempre prometía volver alguna vez a vengarme.
Este año lo conseguí.
En
el último enlace paramos a esperar por los demás compañeros y se
acercan a verme Guedes y Ortiz, que momentazo!!! El buen rollo entre
todos hace que se me ponga la piel de gallina y me haga confiar un
pelín más que de costumbre en la raza humana.
En
la ceremonia de llegada recibimos felicitaciones por todos lados.
Foto va y foto viene mientras el móvil echa humo. Al descorchar el
champán me bañan entero entre risas y fiestas. Se acaba todo y para
casa. Han sido unos días muy intensos, pero creo que ha merecido la
pena. A lo largo de mis casi veinte años metidos en esto, no he
disfrutado del todo casi ninguna carrera porque voy siempre tan
concentrado que mi cerebro no tiene tiempo de otra cosa, pero esta
vez intenté abrir ese huequito para el ocio y lo conseguí. Estoy
muy contento porque aunque esté mal que yo lo diga, lo he hecho bien
y hay que reconocer que no era fácil.
No
voy a extenderme más, simplemente acabo con los agradecimientos
habituales, que pasan siempre y como figuras principales por mi mujer
Leti y mis hjos Aroa y Adrián junto con el resto de familiares y
amigos que nos ayudan.
No
me quiero olvidar de Acaymo, Aníbal, José, Modesto, Víctor,
Manuel, Aarón, Desi y más gente que seguro me dejo atrás.
La
familia de Flamer (Antonio, Mina, Carol, Claudio, Samuel, Saúl,...)
que otra vez y no sé ya cuántas van, me trató como un miembro más.
Fuertwagen
Motorsport, con José Pérez a la cabeza.
Toñi
Ponce y Rubén González. Son unos ídolos y siempre lo serán. Es un
orgullo formar parte de su entorno. Me alegré de mi triunfo, pero
sinceramente me jode un poco que no hayan ganado ellos.
Dani
Sosa y Edu González, dos grandes.
Yeray
Lemes (Samuel y Pedro también). Confiaron en que yo estuviera a la
altura, y creo que no les fallé.
Y
por último pero no por eso menos importante sino seguramente al
revés… Raúl Quesada. Amigo, vaya capacidad tienes (y no hablo
solo conduciendo), y vaya huevos. El tiempo pone a cada uno en su
sitio y todos sabemos que tu lugar es en el escalón más alto de un
podium absoluto. El abrazo que nos dimos en la meta los dos llorando
como gilipollas, quedará grabado a fuego en mi memoria.
A
TOD@S… mil gracias!!!!!