jueves, 17 de agosto de 2023

RALLYE DE FINLANDIA 2023: ES UN RALLYE PA LA TELE

Hola buenas.

Hace bastantes meses que no publicaba nada en el blog debido a mi inactividad en el ámbito del copilotaje, ya que la mayoría de las entradas publicadas cuentan la crónica de rallyes concretos. A modo de curiosidad he de decir que, en lo que va de año han surgido hasta 11 posibilidades de correr, pero por diversas circunstancias no cuadró o no acepté o no me aceptaron en ninguna. Además, a finales de mayo pasé por un proceso médico algo complicado y a partir de ahí los rallyes y derivados pasaron a otro plano en mi cabeza. Si en algún momento de esta temporada o en años venideros cuadra correr algo, pues quizás lo hagamos, pero también existe la posibilidad, bastante probable además, de que no corra más, y tan tranquilo.

También he utilizado el blog para contar aventuras de algunas trails de montaña que he corrido, pero ahora, aunque tenía intenciones y venía entrenando, con el trabajo, compromisos y la propia salud, no me es posible. Tampoco me supone un estrés esto último.

Y para otra de las cosas para las que ha servido el blog, es para contar lo que vivimos cuando fuimos al rallye de Montecarlo en 2019, así que ahora que volvimos a salir fuera de nuestras fronteras para otra peripecia mundialista, creo que es buena idea explicarlo aquí. Por tanto vamos allá.

Lo haré como hice aquel viaje a Francia y Mónaco, a modo de diario. Al final pondré las conclusiones y por último, algunos consejos por si alguien que se plantea ir alguna vez le sirvieran de algo. Si te quieres saltar el relato de nuestras vivencias pasa directamente más abajo donde están las conclusiones, y si lo que quieres es ir directamente a las recomendaciones por si vas a ir alguna vez, vete más abajo todavía a donde están los consejos. Al final del todo verás algunas fotos.

Después de 3 años esperando el momento en los que la pandemia primero, caducidad de lo pagado después, e indecisiones más adelante, hicieron peligrar bastante la consecución de este objetivo. Finalmente fue cuadrando todo y conseguimos que la situación fuera posible para poder ir en un grupo de 4 formado por Aday Ortiz, copiloto actualmente en la picota, Ángel Arencibia, vendedor de playeras molón + mejor speaker de eventos, Román Aguiar, jefe de mantenimiento de edificios públicos + espectacular fotógrafo y yo, que ya ni soy copiloto ni speaker ni sé hacer fotos.

Martes 1 de agosto:

Debido a que el rallye es en verano, pero no hace calor como en Canarias (cuando estoy escribiendo esto la temperatura en las calles de Valleseco es de 43º), la ropa a transportar es algo ambigua. No hay que llevar abrigos, pero tampoco nada corto, así que decidimos ir con una maleta pequeña y una mochila, todo en la cabina del avión sin facturar. Sin estar del todo seguros de que fueran a caber o de si nos iban a poner pegas por el tamaño o el peso, pasamos el control en Gando y la puerta de embarque de Vueling con destino Málaga. Salimos con un poco de retraso pero se compensó en pleno vuelo, así que tenemos tiempo libre ahora hasta el siguiente avión. Me llama muchísimo la atención la exagerada cantidad de gente que hay en el aeropuerto de Málaga, una pasada. Caminar por la terminal era como hacerlo por el trayecto entre El Puente y la iglesia del Pino en plena madrugada del 8 de septiembre. Comemos algo en el Burger King, en el que sacan los pedidos a una velocidad de vértigo a pesar de estar abarrotado por gente de múltiples nacionalidades.

Hora de embarcar hacia el destino final. De nuevo incertidumbre por ver si nos dicen algo de las mochilas, pero al parecer, todo correcto.

Nos esperaban 4 horas y media de vuelo más los habituales ratos de antes y de después. Encima como suele pasar últimamente con las compañías aéreas, nos asignan sitios aleatorios y separados. 

Cuando llevábamos aproximadamente una hora y media en el aire y estábamos sobrevolando quizás algún punto del sur de Francia, un pasajero sentado cerca de nosotros empieza a levantarse y a dar gritos. Al principio nadie le presta atención, pero la cosa va en aumento y el personal de la tripulación le llama la atención, cosa que hace que el muchacho se enfurezca y empiece a berrear. Nadie sabe si está borracho o qué le pasa, y encima nosotros ni siquiera entendemos lo que dice. Desde varias filas más allá, aparece un señor con rastas que lo intenta tranquilizar y se sienta a su lado, pero no lo consigue del todo. También se suman a la iniciativa varios pasajeros digamos “grandes” supongo que para ver si el chaval coge miedo y ceja en su empeño de seguir molestando. El caso es que nada de eso funcionó, y el pive acabó esposado (¿de dónde salieron esos grilletes?), atado al sillón con varios cinturones de seguridad que fueron trayendo e incluso pegado con cinta de embalar. Con eso y con todo, no había manera de que se calmara y se callara. Repetía como un mantra algo como “autenamuá” mezclado con palabras en inglés referentes al diablo y hasta con algunas en español. A veces pasaba unos minutos meditando, pero desde que cogía fuerzas, volvía a la carga. Después de un buen rato, yo diría que más de una hora, y mientras custodiaban al rubio 2 azafatos, 2 azafatas y 4 pasajeros fuertes, se nos informa por megafonía que vamos a aterrizar en Copenhague para que el individuo follonero sea detenido por la Policía. Como no podemos hacer nada, nos lo tomamos a risa, pero claro, desde que informaron hasta que aterrizaron, pasó otra hora más. Casi casi, la hora de haber llegado a Finlandia. Lo hubieran mantenido amarrado o amordazado un rato más y quizás el trayecto se completaba sin tener que desviarnos, pero el caso es que sí, después de 3 horas y pico de vuelo, tomamos tierra en Dinamarca. Al cabo de unos minutos, en los que el cabronazo ni se movió ni dijo ni una palabra, entraron un montón de Agentes de la Politi danesa y se lo llevaron, tranquilito. Parecía que no había roto un plato. Luego tomaron declaración a varios pasajeros a modo de testigo y suponemos que a parte de la tripulación también. Cuando había pasado una hora en la que seguíamos sentados en el sillón, nos dicen que todo el personal de vuelo debe ser reemplazado y hay que esperar a que venga el relevo, que se presenta otra hora y pico más tarde. Al final volvemos a despegar tres horas después de haber aterrizado, y seis después de haber salido de Málaga. Y aún nos quedaban otras dos horitas de vuelo hasta el último punto, al que llegamos a las 7 de la mañana hora local. En total, más de ocho horas dentro del avión. Una cosa es contarlo o leerlo, y otra vivirlo. Encima la compañía, que era Norweigan, no ofreció ni siquiera un vaso de agua por las molestias y los retrasos, cosa a la que creemos que están obligados por ley. Más tarde nos llegó un mail ofreciendo el reembolso del vuelo debido a la cancelación del mismo, aunque nosotros ya habíamos volado. Decidimos no mover nada hasta que hubiéramos regresado a Gran Canaria la semana siguiente, no fuera a ser que nos quedáramos allá. Por cierto, no quiero dejar de exponer lo respetuosos que fueron todos los pasajeros, que no protestaron, ni pidieron información ni se quejaron porque las bebidas tuvieran que pagarlas a precio de oro. Si esas circunstancias se dan en un vuelo lleno de españoles (ni te digo si son canarios) lo insultos y maldiciones vuelan, aun estando aterrizados.

Miércoles 2 de agosto:

Tras un paseo por la terminal y alrededores, llegamos al que va a ser nuestro vehículo. Se trata de un Seat Ibiza alquilado en la app Amovens, que es como un rent a car pero entre particulares, con las mismas coberturas pero más barato y además, legal. Como estamos bastante cerca, el plan es visitar la capital del país, Helsinki. En un par de horas vemos la zona más céntrica y supuestamente más famosa de la ciudad, pero entre que el día es gris, llueve por momentos y han pasado más de 24 horas desde que nos levantamos de la cama antes de arrancar el viaje, la verdad que nada nos parece muy bonito. Cierto es que aunque los vuelos hubieran llegado en hora íbamos a estar con el mismo cansancio, pero quizás nos molió más el no hacer nada dentro del avión que el no dormir en sí mismo. Hechas las fotos preceptivas y antes de salir hacia la zona que será el cuartel general durante todo el viaje, desayunamos en el Mercado Viejo, que olía y era viejo, sin duda ninguna.

Durante las dos horas que transcurren en lo que vamos de Helsinki a Jämsä, aunque estamos muertos de sueño y nos tenemos que turnar al volante por si acaso, nos damos cuenta de lo bonito que es el país en el que estamos. Mires donde mires, todo es verde, con casitas de madera y lagos. Una vez en el destino, Susanna, la dueña del apartamento que hemos alquilado, con la que me he cruzado decenas de mensajes en los meses previos pidiéndole información sobre el país, nos enseña la casa y nos da las llaves. Se trata de un pequeño piso en el que cabemos bastante bien los cuatro, está limpio y cuenta con las comodidades necesarias, es decir, camas que sirvan, agua caliente, cocina, nevera grande, wifi y plaza de aparcamiento. Encima, aunque esto lo supimos bastantes meses después de haberlo reservado, cerquita de los tramos del sábado y el domingo. Llenamos la despensa pasando por un Lidl cercano y sin mirar mucho para las camas para no acostarnos, nos vamos a Jyvaskyla, ciudad donde se concentra el entramado del rallye. Ante las advertencias de la organización del evento y de las autoridades de la zona de que no se puede aparcar en la zona cercana al parque de trabajo, busqué una ruta alternativa que nos permitiera dejar el coche sin problemas y de paso marcharnos cuando nos diera la gana sin coger atascos, y cuadró bastante bien. Cuando nos disponemos a entrar en la zona de asistencias cae un chaparrón increíble que dura casi una hora, por lo que nos ponemos en la carpa de las ruedas de prensa mientras escampa. Una vez se aclara, vemos el service park con calma y en medio de un ambiente muy sano. En algún momento Ángel y yo nos preguntamos: “es raro que no haya ningún español, ni canario”. A los 30 segundos un tío con gafas le da una palmada en la espalda y le dice: “chacho, ¿¿tu eres el speaker de las carreras no??” Vaya casualidad, con lo grande que es el mundo. Hay que decir ya de paso, que lo volvimos a ver una vez más en los tramos, pero fue el único paisano que nos cruzamos en toda la semana. Esa tarde, después de ver las piruetas de unos aviones militares, nos ponemos en un semáforo posterior a la rampa de la ceremonia de salida, y… si le das al botón para cruzar, el de los coches se pone en rojo y paran. Nos hinchamos a ver los participantes a 30 centímetros mientras la gente local nos miraba un poco extrañados de que apretáramos el botón tantas veces. Se entiende que esas “machangadas” allí no se estilan. De hecho hasta cruzar por donde no hay paso de peatones, cosa que aquí es bastante normal, allí ni loco. Nos miraban mal. Finalmente llegamos tarde a la casa y como llevamos ya casi dos días sin dormir, cena y a la cama, porque encima hay que madrugar.

Jueves 3 de agosto:

En mi multitud de horas preparando las rutas para llegar a los tramos de la mejor manera posible según nuestros intereses, había visto una serie de pistas que nos llevaban a un punto intermedio del shakedown, pero cuando publicaron la guía oficial del rallye tuve que cambiar las intenciones porque esas pistas iban a estar cortadas desde el día antes. No hay problema, iremos por la salida y caminamos mientras buscamos un lugar idóneo. En una zona de enlazadas rápidas donde seguro que los coches saltaban, la parte permitida para el público está a 30 metros de la carretera y no se ve nada, así que nos movemos por varios sitios hasta encontrar uno donde los comisarios no nos ven y estamos cómodos. Son las 9:01 de la mañana, hemos dormido apenas 4 horas en los últimos dos días y medio, pero cuando pasa Rovanpera, se nos quita el sueño... para siempre. En lo que creíamos que era una simple semicurva larga de izquierdas, el hijo de Harri pasó a 200km/h con el coche totalmente de lado y totalmente en el aire, literalmente. ¿Pero esto qué eeeeeeees? A partir de ahí nos dimos cuenta que nada de lo que viéramos en los 4 días o en todas nuestras vidas iba a superar aquella bestialidad del actual campeón del mundo. El resto de la mañana la pasamos caminando por buena parte del tramo, pero siempre lejos de la carretera, incluso en ocasiones por el borde de un lago, con el riesgo de que apareciera de repente una de las famosas serpientes finesas. Entre tales y cuales vemos los coches hasta en 6 o 7 sitios diferentes, incluidas las enlazadas en las que por la mañana no pudimos ponernos. En alguna de nuestras conversaciones surge la duda de si, llegado el caso, seríamos capaces de cantar notas a esas velocidades con los coches en el aire y de lado todo el rato. Rovanperilla nos dejó alucinados, pero en su caso Jonne Halttunen o cualquier otro copiloto de ese nivel, tienen una capacidad increíble, aunque cierto es que las notas de los nórdicos, ingleses o franceses, son bastante más sencillas que las españolas o canarias.

Cuando acaba el shakedown, vamos un rato a las asistencias y nos encontramos de casualidad con Neuville, con el que me saco una foto para el recuerdo. Decir aquí que los equipos grandes están al aire libre aunque luego ellos tienen sus estructuras que parecen edificios particulares, pero el resto de equipos están ubicados dentro de unas naves enormes donde trabajan con total comodidad. Nos queda ver el tramo espectáculo de Harju, en el que nos ponemos en un sitio medio malo, pero tenía que ser así para marcharnos cuando nos cansáramos de ver coches y así poder llegar a casa y descansar un poco. Ese día pasaron dos cosas a destacar:

Esperando que empezara la super especial, unos niños juegan al lado de nosotros y en un momento dado uno de ellos, en medio de una parrafada enorme le dice al otro: “malimpriaíto”. Tal cual, literal y con todas las letras. Ángel, que es el que más cerca estaba de ellos, se quedó asombrado.

Cuando ya nos íbamos hacia el coche, bastante alejados del tramo y habiendo dejado atrás el parque de trabajo, nos encontramos con el mítico Ari Vatanen. Fue muy amable, le sorprendió que fuéramos canarios y nos deseó un buen rallye. Por supuesto, me saqué también una foto con él.

Viernes 4 de agosto:

A pesar de recogernos medio pronto, otro madrugón hace que sigamos durmiendo pocas horas cada noche. Este día teníamos claro que iba a ser un poco truño de sitios para ver el rallye, pero nos íbamos a mover para ver los coches grandes entre 4 y 6 veces. La previsión meteorológica es de mucha lluvia a media mañana, así que ya iremos viendo. En el primero al que fuimos veíamos de bastante lejos una recta con dos semicurvas. Por muchas veces que los queramos ver, esto no merece la pena. Cambiamos de tramo en el mismo bucle y llegamos con tiempo suficiente para caminar muchísimo rato buscando algún sitio que sirva. La carretera es tan plana y tan recta que nada nos gusta, y encima hay comisarios cada 50 metros que si nos ven parar la caminata, enseguida nos dicen que tenemos que meternos en las zonas de público, que normalmente no ofrecen demasiada visibilidad. Ya cansados y viendo que se iba a poner a llover, nos ubicamos donde hay dos comisarios de seguridad que no hablaban inglés y que entre los dos sumarían 160 años. Sin tener claro lo que hacer, Román se camela a una familia de paisanos que nos deja meternos en su finca y ahí, al ser zona privada especificada por carteles del rallye, los comisarios de cuando corría Medardo no nos pueden decir nada. La curva que vemos no está del todo mal, pero en algún parón en el paso de los coches sale el sol y me quedo dormido tirado en medio del prado. Cuando acaba el tramo decidimos caminar hacia otro punto más cercano a donde habíamos aparcado, una explanada que como lloviera fuerte iba a ser una trampa importante… y nos cae el diluvio universal. Teníamos ropa de agua y paraguas, pero no sirvieron de mucho. Con la frustración de la mojada y no estar disfrutando como queríamos, el único refugio en el que pensamos es en nuestro propio coche, y para llegar a él tenemos que pasar por un barrizal donde casi perdemos los zapatos porque el fango nos llegaba a mitad de la canilla. Sigue lloviendo, estamos tan decepcionados que nos queremos ir… para Teror. Al final Román propone ir a otro sitio a probar si había menos barro y acertamos. Llegamos con comodidad a un cruce lento que tenía su encanto y sin mucha gente. Vimos el coche estampado de Lappi sobre la grúa, volvimos a cruzarnos con Vatanen, no llovió más y medio compensamos el día, aunque en general no fue del todo bueno. Madrugón con sueño atrasado + caminata de ida + no ver algo muy guay + caminata de vuelta enchumbados + barro que parecía mousse de chocolate = ya estábamos cruzados.

Sábado 5 de agosto:

Este tenía que ser un buen día, porque el día anterior nos había dejado algo tristes. Teníamos tramos a menos de 15 minutos de la casa, pero coño, aunque haya que madrugar otra vez y echar otro rato en el Ibiza, tenemos que ver un salto. Como decía Ángel: “a eso vinimos”. La ruta que había acechado nos llevó sin ningún contratiempo a la zona de aparcamiento prevista. Llovía un poco cuando empezamos a patear, pero fue un chispichispi leve que apenas duró y caminando un ratito llegamos a la misma cresta del salto. Había gente, pero se podía estar bien y se veía perfectamente lo que queríamos ver. Ni en las mejores previsiones me esperaba algo así. Cuando le pusieron los cartelitos de los metros, no hubo más remedio que sacarnos fotos. Fabricamos un banco con unos troncos y un tablón y disfrutamos de lo más histórico y famoso del rallye, un salto bruto de verdad. Tanto nos gustó que cuando acabaron de pasar los coches FIA, vimos en el mismo sitio los “Vetomies” que son coches del nacional finés o del regional de la zona que iban a toda la leche. Cuando dieron vía libre para caminar por el tramo nos movimos a una deslizante curva de derechas que ya habíamos husmeado por la mañana. Venía precedida de un pequeño bote y eso la hacía interesante. En un primer momento estábamos nosotros sólos y bien ubicados al sol en la famosa malla naranja, pero de buenas a primeras aquella llanura empezó a llenarse de gente que se ponían en el mismo borde de la carretera. Luego aterrizaron un montón de helicópteros de los que se bajaban 4 o 5 personas, por lo que el aforo estaba a tope y el comisario no podía hacer nada para controlar a la gente, así que se puso unos cascos tipo Peltor y pasó de todo. Allí por fin fuimos libres y vimos el tramo en varias partes diferentes, incluso a pie de pista, cruzando hacia el otro lado, uno aquí, otro allí. Cierto es que el resto del público nos miraba algo extrañados. Si alguno corría entre coche y coche hacia otra zona, seguro que no era finlandés. Justo cuando ya estábamos valorando marcharnos, Fau Zaldivar y Marcelo Der chocaron contra un árbol por un lateral y se tenían que retirar allí mismo. Quizás porque nos oyó hablando y nos entendía, Kirra me pidió agua y cuando crucé para dársela aproveché para restregarle levemente que el año pasado en el Islas Canarias, Ale Martín y un servidor le dimos lija dentro de la categoría de los Clios. Fin del día, regresamos a casa contentos, porque hoy sí, fue una jornada cojonuda. Ya en Jämsä, hay fiestilla en la plaza y decidimos ir a un pub a tomar algo. Mis colegas se bebieron medio litro de cerveza. Yo como estoy medio malo de por vida, sólo un buche.

Domingo 6 de agosto:

Para este último día de rallye tenemos dudas de si ir al tramo de la power stage o al otro, y aunque en la otra especial seguro que hay menos gente y mas facilidades, en unos videos vemos que es tan recto y plano que no merece la pena, así que decidimos ir a Himos, la estación de esquí de la zona y una de las más conocidas del país. Allí está previsto que sea, aparte de las dos pasadas por el propio tramo, un reagrupamiento y una zona de cambio de ruedas antes de la power stage y luego la entrega de trofeos final. Seguro que hay muchísima gente, pero madrugamos bastante a pesar de ser a 5 minutos de nuestra casa y llegamos sobrados para estudiar el terreno. Es verdad que no nos dejaron poner donde queríamos, una bajada con una pendiente del 20% en la que tenemos dudas si pasarán a fondo o irán frenando, así que nos quedamos con las ganas y la tenemos que ver de lejos. En la primera pasada sacrificamos ver esa cuesta y vemos una zona rápida con un bote y un corte que no estuvo mal. Por un camino entre los árboles nos movemos de sitio y vemos a los coches más pequeños entrar en un túnel, salir de él, cruzar la meta, un poco de todo. Después de un chute de cafeína en el típico restaurante de montaña, vemos como llegan los coches al reagrupamiento y luego pasan a la zona de cambio de ruedas. Acertamos a coger un autógrafo de Neuville, Óliver Solberg y Latvala, además de sacar fotos a tutiplén. En medio de miles de personas pero sin mucho ruido (muy educados son los nórdicos) vemos la famosa bajada a lo lejos, pero aún así estuvo muy bonito. Cuando empezó la entrega de premios estábamos al lado y pudimos disfrutar de ese momento tan especial. Siendo todavía la hora de comer, volvemos a nuestra zona y nos aventuramos a almorzar en el restaurante propiedad de nuestra casera, que nos sirve un plato de carne de reno para probarlo. Podemos decir que estaba algo dura y no tenía ningún sabor definido, aunque sí era algo fuerte. Para lo que vale, con esa tuvimos. Por la tarde nos dedicamos a pasear por las calles de Jämsä y disfrutar del entorno. Cuando terminamos el día y nos vamos a la cama, el despertador del móvil dice que vamos a dormir casi diez horas y parece irreal. El resto de días anteriores nunca pasó de cinco.

Lunes 7 de agosto:

Dejamos el apartamento temprano para hacer una excursión a la ciudad de Tampere antes de ir al aeropuerto de Helsinki. Hemos leído que es de los sitios más bonitos del país y queremos descubrirlo en directo. En el keskusta* de la ciudad desayunamos unos wafels en un pequeño comercio de un matrimonio mayor que nos supieron a gloria y habiendo descansado y con el azúcar a tope, la verdad que no nos equivocamos de ciudad. Los paisajes y edificios son preciosos y el día acompaña. Disfrutamos del paseo y a la hora convenida partimos hacia el aeródromo. Con algunos ajustes horarios de ambos vuelos y previo paso de nuevo por el Burger King de Málaga donde siguen trabajando a un ritmo de pit stop de la F1, acabamos llegando a Teror siendo más de las 0:00 horas, por tanto estuvimos fuera de martes a martes.


CONCLUSIONES:

Una vez regresado y dejado enfriar la cabeza, quiero exponer algunas reflexiones al respecto del viaje.

Finlandia es un país precioso, muy bonito. Donde quiera que mires es todo verde y lo de los mil lagos creo que se queda corto. El paisaje que siempre ves ante tus ojos es una pasada.

El carácter de la gente me pareció digno de mención. En ningún sitio oyes gritos ni ves a nadie haciendo el idiota, ni siquiera la gente joven. Respetan todas las normas sin inmutarse, las de tráfico y las de convivencia. Además, son amables en todo momento. Supongo que algún tonto habrá como en todos lados, pero el porcentaje de esos es bastante menor que en muchos otros sitios, por ejemplo el nuestro.

En cuanto al rallye, pues influyeron varias cosas. Por ejemplo que estamos mal acostumbrados a ver los coches pasar en el mismo borde de la carretera y eso allí no es lo normal y no es fácil poderlo hacer. Entonces, que la organización o la propia forma de la carretera te “obligue” a estar lejos del trazado, no mola, aunque realmente es lo más lógico. Luego debemos tener claro que el WRC está un poco de capa caída, con sólo dos equipos oficiales y otro a medias. En total sólo nueve coches rallye1 estaban inscritos, de los que además cayeron varios muy rápido. Al final fuimos a un rallye del mundial a disfrutar de cinco coches, porque el resto aunque es entretenido (más o menos y no siempre) verlos pasar, son los mismos que han venido, vienen y vendrán al Islas Canarias.

Para disfrutar de verdad cualquier cosa hay que estar en un estado de forma óptimo, descansando lo suficiente, comiendo bien y demás. Desde que salimos de nuestras casas el martes día 1 por la mañana, el descanso fue bastante poco, y cada día hacíamos trayectos en coche y caminatas que nos iban quitando energías, a lo que se le puede sumar que el tiempo no acompañó del todo. Realmente nos llovió fuerte dos ratos en dos días diferentes, pero fue tal la enchumbada que, aparte del cuerpo, las ropas y las mochilas, nos mojó la mente también. Comer si comimos bastante bien. Román demostró ser un agibílibus en la cocina y preparó unas cenas de quitarse el sombrero. En los tramos teníamos siempre ensaladas envasadas, líquido y mucho golosineo. Kiitos* señor Aguiar.

Antes de ir vimos montón de videos de otros años y hasta los de los tramos de esta edición que habían publicado en la web del rallye. Con esas imágenes te haces una idea, pero hasta que no estás en el terreno no ves realmente que la orografía no ofrece demasiado que ver, porque el 80% de los kilómetros son rectos y a fondo. Acertar a llegar a ponerte en el porcentaje restante es complicado y si te cuadra, igual hay un montón de comisarios que no te dejan situarte, aunque debo decir también que por eso mismo de que todo es tan plano, se puede caminar muchos kilómetros, pero muchos muchos, paralelo a los tramos a través de los bosques, y mientras caminas si estás malo del estómago como yo, puedes hacer de vientre con total facilidad. 

Con eso de los videos también creo que las redes sociales e internet en general hacen “daño”. En los perfiles oficiales de los equipos o los pilotos ponen siempre unas imágenes flipantes, pero la realidad no es para tanto. Los fotógrafos o personal de prensa acreditada tiene la libertad de ponerse donde les da la gana, incluso casi en medio de la carretera, tal cual, y claro, esa gente hace unos videos y fotos de cosas y lugares a los que tu no te puedes ni acercar. Entonces, lo que se ve en redes no se corresponde del todo con la verdad, y eso también nos influyó negativamente. Por ejemplo Román estuvo todo el tiempo con nosotros y vio lo mismo que nosotros, pero sacó unos fotones que parece que fue a otro rallye diferente. Lo que vimos luego en la cámara, no lo vimos con los ojos en directo. Como adelanté en el título, es un rallye para la tele.

Y por último, como en la vida misma, a todo se acostumbra uno. Lo primero que vimos fue el Yaris de Rovanpera el chico de lado y en el aire a toda leche. A partir de ahí, todo fue en descenso porque nada iba a superar aquello y si lo hacía, ya lo habíamos visto antes y estábamos “acostumbrados”.

Eso sí, donde quiera que nos pusiéramos o estuviéramos en los tramos, nunca faltaba una carpa a modo de kiosko donde vendían café, bollos de canela y salchichas a la parrilla, y eso según dice Ángel que es cafetero de los buenos, le hace ganar muchos puntos positivos al rallye.


CONSEJOS:

Una vez explicado todo o casi todo, me atrevo a dejar aquí algunas recomendaciones para si en algún momento te animas a ir al Finland Rallye o por lo menos te lo estás planteando. Ahí van una serie de consejos:


-Reserva el alojamiento lo más pronto que puedas. Nosotros lo cogimos desde enero por un precio bastante asequible, pero seguimos mirando por si se podía mejorar y resultó que los precios se ponían cada vez más caros según pasaban los meses. En julio ya triplicaban el precio que nosotros habíamos pagado.

-Llévate o compra allí nada más llegar repelente para los mosquitos. Bien sea en spray o en pulseritas o todo a la vez. Casi siempre vas a estar cerca de lagos, que realmente es agua estancada, por lo que los insectos voladores de diversos tamaños estarán sieeeeempre pululando a tu alrededor. Es verdad que te pican de todas maneras, pero hay que intentar protegerse. También por eso, ni se te ocurra estar en pantalones cortos por muy verano que sea. El calor no es tan sofocante como para no llevar manga larga, y aunque con más o menos ropa te pican igual, siempre será menos probable cuanta menos piel haya a la vista de los zancudos.

-Lleva siempre contigo un chubasquero y un paraguas. Estadísticamente es muuuuy probable que te caiga un chaparrón en algún momento. Junto a eso, lo mejor es llevar calzado de montaña, ya sea botas o playeras. Así podrás caminar por todo el terreno sin resbalones. Si es impermeable, mejor.

-En la fecha que suele ser el rallye no se hace de noche total en ningún momento, así que si para dormir necesitas que esté todo oscuro, lleva un antifaz.

-Si la agenda y el presupuesto te lo permite, intenta ir uno o dos días antes del rallye y quedarte uno o dos días después y usa ese tiempo para hacer turismo por el país. No te arrepentirás.

-Puedes currarte mapas, rutas y movidas varias para tener localizados tramos y sitios para ir a ver y eso está bien, pero si no te apetece emplear tiempo, con la guía del rallye y la cartelería que ponen en las carreteras, llegas a cualquier sitio sin mayores problemas.

-Si estás en zonas de público delimitadas con una malla naranja, verás como los comisarios son estrictos desde primera hora y fuera de ese perímetro no dejan ponerse a nadie, pero... cuando se les llena el corral abren la mano y la gente se rebosa hacia sitios mejores de forma algo incontrolada.

-Lleva dinero en efectivo para el pago de los parkings de la organización, aunque muchas veces se puede dejar el coche en sitios diferentes y gratis.

-Aunque no seas de mucho preparar, no dejes de consultar la web y de tener la app del rallye, ya que van informando puntualmente de un montón de cosas útiles. Por ejemplo si alguien perdía las gafas, el móvil o la cartera, los paisanos se lo daban a los de seguridad y la app informaba del hallazgo y donde se podía recuperar. O si un parking se llenaba, o si había atasco en un punto concreto, o si el tramo tenía retraso… todo te lo van contando.

-No vayas con las expectativas muy altas. Quiero decir que no sueñes con que vas a ver saltos, cruzadas o locuras en todo momento, porque es probable que no te cuadre. Piensa que verás lo que puedas y lo que te dejen, que estás en uno de los rallyes mas míticos del mundo y que sea lo que sea, lo vas a disfrutar sin esperar nada. Luego seguro que lo que vaya pasando te sorprenderá y como no esperabas nada, mejorará tu percepción.

-Si no vas sólo, busca compañía que se adapte, que no de problemas y que tenga claro que se va a dormir poco y a cansarse mucho. Además, si el grupo es “chistoso” y hay buena actitud de hacer equipo, mejor.


En fin, creo que eso es todo. Si has llegado hasta aquí, gracias por aguantar el tostón. A mí me sirve más como desahogo y cierre de un capítulo de mi vida que como crónica en sí misma, pero si alguien se entretiene con esto, maravilloso.


El resumen final es que estuvo bien, no fue una locura para decir “yuoosssss que pasada” pero tampoco fue una mierda, claro que no. Cierto es que habiendo ido una vez, ya no hace falta ir más, a no ser que se den unas circunstancias muy concretas.


A saber cuando vuelvo a pasar por el blog a escribir algo. También tendrán que darse esa circunstancias concretas, pero ya veremos. Ángel dice que tenemos que ir al Rallye Legend un año de estos. Yo le dije que no, pero ya estuve mirando el mapa por si acaso.


Hasta la próxima. Siempre hacia una meta!!!


PD. Una vez hechas las sumas y liquidadas las cuentas, entre pasajes, alojamiento, coche, gastos varios (compra, gasolina, rallypass, etc.) y regalitos, nos gastamos mil euros cada uno. Así más o menos sabes como es el presupuesto.


*PD2. Kiitos significa gracias. Keskusta significa centro. Malimpriaíto no supimos lo que significa.


PD3. Gracias a mis compañeros de viaje por ir conmigo y yo con ellos y gracias a mi familia por, como siempre digo, permitirme disfrutar de la pasión (aunque cada vez tengo menos) de los rallyes.


Lados por todos lagos, pero al revés

Río y embarcadero al lado de la casa

22 helicópteros en el mismo sitio 

Otro helicóptero, pero éste picaba

Nos comimos un cacho de Rudolf

Aguarecidos en la sala de prensa

El 206 wrc era de verdad. Gronholm no

El juego que da un semáforo

Lago más grande que Gran Canaria

El edificio que monta Hyundai

Super salto

Molly Pettit y Kiri Bloore, las que más saben del mundial

Ambientazo en Himos

Jämsä nos acogió con su belleza

Helsinki

Zona típica. Así es casi todo el país

Paisajes de cuento

Vete un día, mola mucho

Neuville sin mucho interés

Vatanen y yo. Los dos hemos corrido el Maspalomas, pero sólo uno lo ha ganado...

Lo típico

Fotón de Román en el salto. A eso fuimos y eso vimos

Aquí un enlace el mix de vídeos que hicimos para Motor Directo del amigo Teodoro Vega.