lunes, 15 de diciembre de 2014

2014, agotando las pilas de mi bandera.

Acabamos el año 2014, una temporada en la que he ido de comisario más veces que nunca, poniéndome el casco en sólo una carrera.
Fui con mi bandera a las paellas de la subida de Juncalillo, al stop de Risco Prieto en el rallye de Santa Brígida, a los cruces de Corralillos y de Fontanales en el Gran Canaria Historic Rallye, a la salida de Juncalillo en el rallye de Gran Canaria, a la meta de la subida de Arucas, al parque de trabajo del Telde, a la salida de la subida de Moya y a Las Vallas en el Maspalomas, de espectador acudí al rallye Islas Canarias, a las subidas de Fataga y Tunte y creo recordar que a algún slalom, y además disputé de copiloto el rallye de Teror. En total unas trece presencias, saliendo de mi casa una media de algo más una vez al mes para estar en las carreras. Todo ésto deja claro que me gusta esta historia, y si no fuera por mi trabajo esa media hubiera subido algo más, y hasta cogido puntos fuera de mi isla.

Como conclusión llegamos al mismo punto de siempre en los últimos años. Los aficionados ya son muchos menos que antaño, ahora se suelen dar cita en las cunetas gente que simplemente va a los rallyes, como van a las romerías, a las verbenas, a los mogollones del carnaval o al estadio (al césped concretamente), y eso lo “sufrimos” los comisarios en nuestras carnes. Claro está que hay de todo y me atrevería a decir que la proporción de buenos y malos está al 50%, y con esa mitad positiva nos hemos de quedar, aunque al llegar a descargar al almacén del material de la escudería después de cada carrera, habiendo estado 8 o 10 horas fuera de nuestra casa, aguantando calor y/o frío, soportando burlas de poligoneros y opiniones de “entendidos”, en mi cabeza siempre reside la mismo: “no vuelvo más”. Pero luego llega la semana de la siguiente carrera y ahí estoy de nuevo, preparado para lo que me manden. Quizás alguno de ustedes podrá pensar que me pagan por todo eso, y está en lo cierto, pero entre la gasolina y los suministros que llevo, la ganancia no compensa en absoluto. Siempre he sido comisario por amor a este deporte y así llevo por lo menos quince años. 
Casi media vida de comisario
De las carreras que fui a ver me quedo con un “corte inglés” que nos llevó del tingo al tango y en el que lo pasamos muy bien. El primer día con un tramo al que fui caminando habiendo dejado el coche en mi propio garaje y en el que volví a notar la sensación que siempre me recorre el cuerpo cuando se oye venir al primer coche, y luego se me pusieron los pelos de punta al ver pasar a Raúl Quesada sin focos en aquella cerrada noche. El sábado fuimos al salto de Arínez, a los Llanos de la Pes, a Tunte y a Las Vallas.
Cortes de carretera al ladito de mi casa

Del rallye que corrí pues ya has podido leer las peripecias que viví a bordo del Clio de Jonathan Nuez, terminando cuartos de la general. 
Meta del Teror
Para saber que función tendremos en el venidero 2015 hemos de esperar todavía un tiempo, como mínimo un par de meses. Nuez quiere cambiar un año completo de subidas con un rallye por uno lleno de rallyes y alguna subida y me ha “tirado los tejos” para que vaya con él. La cosa depende de patrocinadores y presupuestos. Si consigue concretar dicho programa, es más que probable que sea su copiloto, pero ahora mismo eso es mucho decir.
También existe la opción de hacer algo con mi amigo Osmundo Ramírez.
Si nada de eso sale bien, o si sale pero pocas veces, lo normal será que vuelva a ponerme el peto de comisario, aunque esto lo tengo poco claro, ya que la víspera del aplazado rallye de Lanzarote al que iba a ir pero no fui, sufrí tremenda decepción al ver como los mandamases querían que fuéramos al aeropuerto aun sabiendo que no volaban los aviones a Guacimeta, y querían hacer el rallye poniendo en serio riesgo la seguridad de las personas (en general). Lo vivido ese día pasa a formar parte de los sumandos negativos (valga la contradicción) que he ido viviendo en mis carnes protagonizados por los señores mencionados anteriormente, por lo que dudo seriamente en prestar mi experiencia y mi tiempo para resolver problemas en la carretera de quien dirige el cotarro por google earth con la premisa de "esto es lo que hay". 
Seguramente me pueda la “fiebre” y acabe yendo, pero ya nada será como antes, porque la edad y los palos van restando ilusión. Y si no corro y no voy de comisario, iré de aficionado, que seguramente es como mejor se pasa. 

En fin, me voy despidiendo ya, no sin felicitar a tod@s los que han conseguidos sus objetivos esta temporada, simplemente llegando a todas las metas posibles.


Ojalá el 2015 también esté lleno de metas, personales y deportivas, chicas o grandes. Mis mejores deseos para que eso ocurra. 

miércoles, 1 de octubre de 2014

Rallye de Teror 2014. Una carrera inolvidable

Vamos a ver si soy capaz de contar todo lo que todavía tengo en la cabeza, que no es poco.
Ya en la previa te expliqué como se habían dados los entrenamientos y demás, por lo que ya nos centramos en lo que es el rallye en sí.
Poco que contar de las verificaciones, y la salida transcurre mientras mi garganta lo pasa mal.  
Ceremonia de salida (foto de mi padre)
Ya el sábado, el primer tramo empieza con los nervios habituales y en la primera curva cerrada, a unos 200 metros de arrancar... trompo. Pero no trompito de esos que el culo se descoloca, sino trompo entero quedándonos de nuevo con el morro mirando hacia la salida. Entre eso y lo que tardamos en dar la vuelta (las cajas secuenciales para la marcha atrás son ruines) perdemos alrededor de 20 segundos. Mientras Jonathan giraba el Clio le digo que no se preocupe, que las ruedas estaban frías, que el día está empezando y queda mucha tela que cortar. Una vez enfilados hacia abajo, empiezan a fallar los interfonos, tanto que en muchas partes del tramo no funcionan y tengo que indicar el grado de la curva con los dedos teniendo que soltar la libreta alguna vez. Un copiloto sin interfonos es como la 2 de TVE, está pero no sirve para nada.
Al llegar a meta estamos disgustados ya no tanto por lo que ha pasado, sino por lo mal que lo podemos pasar si no lo conseguimos arreglar. El caso es que durante el tramo yo si oía a Jonathan pero él a mi no, por lo que suponemos que el fallo está en mi micro, así que decidimos que le cante las notas por el suyo, que al tener el cable bastante largo llega a mi casco y me lo trabo en el arnés. Es una chapuza, pero debería funcionar.
Bajando Aríñez (foto de mi padre)
 La primera pasada por El Zumacal quedará marcada porque a poco de salir se enciende la luz de la batería, así que algo eléctrico no va bien. Aun así el coche funciona y nos lleva hasta la meta sin problemas pero… al parar a poner gasolina vemos como un cable del alternador está partido. Sacamos las herramientas y Jony se pone manos a la obra, pero la obra es chica y las manos grandes, por lo que no hay manera de que el jodío cable vuelva a su sitio y se quede trincado con la tuerca en cuestión. Encima para que nos haga más gracia la situación, la llave 8 se cae y va a parar a un recóndito lugar del hueco del motor, entre el radiador y el colector del escape. Ahí es cuando Jonathan decide calentarse y vaya si lo hace. Quemada extrema en el dorso de una mano. A todo esto, mientras la llave se esconde y el cable se resiste, el reloj va caminando. Teníamos 42 minutos para llegar de Los Castillos al Toscón, pasando por Los Portales, Visvique, Arucas, Santidad, Tenoya, La Cazuela y Piletas. Faltan 22 y allí estamos todavía. Saco cálculos y entiendo que es poco probable llegar, pero hay que seguir intentándolo, porque vale más llegar penalizados para seguir corriendo que no llegar. Todavía no sé como, a falta de 19 minutos está el alternador, el parachoques y el capó en su sitio (vaya despliegue para un cable) y salimos zumbando. Mis principios no me permiten contarte cómo hicimos todo ese enlace. Paramos frente al Mercadona a ponernos los cascos y llegamos al control horario a falta de 20 segundos para penalizar por retraso. Ni me lo creo. Si el semáforo de Tenoya llega a estar en rojo no llegamos, pero afortunadamente estaba verde. Te juro que pasamos en verde.

Y después de esa odisea, ahí estamos, a punto de enfrentarnos al tramo que llevamos esperando toda la vida, la carretera de Tamaraceite a Teror. Salimos como animales a un ritmo altísimo, pasamos con cuidado la rotonda y nos metemos en la parte de la carretera vieja como si no hubiera un mañana. Que gustazo y vaya experiencia. Inolvidable. Un cuarto mejor tiempo con todos los coches en pista, tiene mérito. Al llegar al control stop con el corazón a tope y la lengua seca como un risco, un chico nos ofrece una bolsa con agua y…frutos secos. Sólo pensar en comerme unos manises en aquellas circunstancias me acelera más el pulso. https://www.youtube.com/watch?v=IZyweTsTrJA (vídeo on board del tramo)

En el parque de trabajo delante del Made in Teror arreglamos los interfonos gracias a Raúl Quesada que me echó una mano a sacarlos de los cascos y a Laure que soldó un cable que estaba partido, solucionando el problema. Se refuerza lo del alternador y listo.

La segunda sección empieza bien, no cometiendo ningún error en Ariñez y San Isidro. Al llegar a la salida del Zumacal vemos que van saliendo las ambulancias, así que toca esperar. Finalmente se neutraliza y nos desvían por recorrido alternativo. Ánimo a tod@s los implicados en ese tema del que no voy a escribir nada porque yo no estaba allí, y como no estaba no sé lo que pasó, y de lo que no sé, no hablo, y el que lo quiera coger que lo coja.

La segunda pasada por Caminito de Teror se salda con un empeoramiento del tiempo (como le pasó a casi todos), debido seguramente a que las ruedas ya estaban bastante cascadas y el agarre no es tan bueno como por la mañana. Aun así lo disfrutamos igual. Quedan dos tramos y vamos cuartos porque una penalización que tenía Quintino y que le habían quitado por anularse el control en cuestión, le vuelve a aparecer en la clasificación. Las diferencias son muy cortas y puede pasar de todo. Montamos unas gomas menos viejas (que no nuevas) y con un plus de tranquilidad para ir ya terminando nos tiramos por Ariñez. En un rasantillo que hay antes de la carpintería Taimatic, Jony suelta un “yiiiija” que me hace gracia. Se lo está pasando bien. Al llegar a la meta nos damos cuenta de que nos hemos divertido como niños chicos, y aunque mejoramos el tiempo, nuestros rivales también han hecho su trabajo y amplían las distancias relegándonos al quinto puesto, que es un resultado maravilloso.
Por tanto, en el último tramo decidimos que ya está casi terminado y que no vamos a correr riesgos para llegar a la meta final. Eso lo pensamos nosotros, porque el Clio se creía que allí se acababa la historia y no quiere ponerse en marcha. Menos mal que alguien se dio cuenta una vez de que los coches arrancan cuesta abajo con un cambio, pero claro al no poder pararlo en la cola del CH y de la salida, el amigo se empieza a calentar más de la cuenta. Cuando salimos a correr la aguja está ya con la lengua fuera, pero ya en carrera se refresca la cosa y llegamos a meta con total tranquilidad, sin errores y guardando el quinto puesto, que resultó ser cuarto por la avería de Curbelo en los últimos metros. Antes del control stop le doy las gracias a Jonathan por contar conmigo y le comento que me alegro de que mi trabajo le haya servido para sacarse la espina que tenía clavada con el rallye del pueblo. Él también se alegra.
Ya sólo queda llegar a Teror y terminar. Así lo hacemos, en la calle Real entrego el carnet de ruta a mi hora y con eso se acaba esta historia.

Termina el 34º rallye de Teror, en el que he conseguido mi mejor clasificación final en 15 años dedicado a esto. Hay que reconocer que nuestro puesto se debe a los abandonos de coches que debían estar y estaban por delante, pero…las carreras hay que terminarlas y no creo que eso nos reste mérito. Desde otro prisma, podemos llegar a pensar que sin el trompo de la tercera curva del rallye, igual podríamos haber quedado segundos, pero eso nunca se sabe. Las cosas son como son y punto. No me olvido de felicitar a Ángel y Víctor Marrero, a Raúl Quesada y Perico Domínguez y a Miguel Quintino y Carlos García por conseguir subir al podium. Como curiosidad decir que aunque quizás nadie se acuerde, hace justo diez años Quintino corrió su primer rallye de asfalto en el Teror, siendo yo su copiloto, y que hace ocho años, Quesada daba un paso de gigante en el Teror para ganar el Desafío Peugeot, siendo yo su copiloto.

Al subir a la rampa nos entregan trofeos por ser primeros de la agrupación 2 y terceros de Aterura, más una botella de cava o algo de eso amargo que nos tiramos por encima como manda la tradición.
Baño de champán (foto Aterura)
Aunque lo mejor de llegar no fue el puesto ni los premios, sino el recibimiento de nuestras mujeres para poner en nuestros brazos a nuestras hijas pequeñas, Zaira la de Jony y Aroa la mía. Nunca olvidaré ese momento.
Una vez dejado el coche en el parque cerrado, nos merecemos comer y beber algo. Yo llevo todo el día con una pera y dos powerade. Eso sí, esta vez no he cogido aire que me hiciera ponerme ronco y acatarrado porque el cristal de mi puerta no bajaba y estuve desde la ceremonia de salida hasta la rampa de llegada resguardadito en mi sillón, aunque también te digo que cuando escribo todo esto, unos días después del rallye, tengo un gripazo con homologación vigente.

Y nada más, como siempre dar las gracias a los patrocinadores por el apoyo, al equipo y familias por su trabajo y sacrificio, a mi padre por las fotos casi a tiempo real y también como siempre, especialmente en mi caso a mi mujer Leti, que ha sufrido mis ausencias para preparar el rallye, me ha acompañado en todo lo que ha podido y los dos días de la carrera se pasó todo el tiempo con Aroa en brazos allí donde yo estaba, ayudada eso sí por mi querida madre.
Lo último es dar las gracias a Jonathan Nuez por contar conmigo y confiar en mí. Él sabía que no hago de mecánico ni de comercial, pero que los relojes, papeles, lápices y notas los suelo controlar bastante bien, y eso fue lo único que me pidió, que hiciera bien mi trabajo. Creo que así ha sido.
La siguiente carrera no sabemos cuando será. El amigo Osmundo le está dando vueltas a correr el Maspalomas y llevarme con él. Ya se verá.
En la meta con las niñas. Leti de espaldas (foto Alexis Ortega). 
A partir de ahora toca seguir con la vida de siempre que se complica y nos pone trabas, pero que nunca podrá con nosotros, porque ningún problema es capaz de ganarte si te enfrentas a él.

Muchas gracias a tod@s por formar parte de la historia del rallye de Teror 2014. 

sábado, 6 de septiembre de 2014

Previa del rallye de casa, todo Made in Teror, la carrera, el piloto, la fiesta...

Sirva esta entrada del blog más que nada para no dejarlo en el olvido, y de paso entrar en materia, ya que esto pretende ser una previa de lo que será la crónica del rallye de Teror.
Digamos que siendo fiel a la tradición y por no ser capaz de matar el gusanillo, este año 2014 volveré a correr el rallye de mi pueblo, o en eso estamos por lo menos. Si al final todo sale como debe, será la octava vez que pase esa rampa de salida. 
En un principio y así estaba pactado desde el inicio del año, mi intención era la de correr con el amigo Osmundo Ramírez los dos últimos rallyes de la temporada después de reparar la caja del rápido Renault 5 GT Turbo, pero las cosas se fueron complicando en el plano económico, así que la idea de inscribirnos en el Teror pasaba a mejor vida.
Hasta ahí todo más o menos normal dentro del mundo de las carreras, pero… no tanto. Resulta que dos días antes de que Osmundo me dijera que no podíamos correr, a mitad de julio más o menos,  me había llamado Jonathan Nuez para saber si tenía asiento para el Teror, ya que buscaba alguien con experiencia y si pudiera ser de la zona, diciéndole yo que tenía el compromiso con Ramírez y no lo iba a dejar colgado, por lo que le facilito el número de otro copi amigo que reúne los requisitos. Entonces cuando Mundo ya no salía y volviendo al orden cronológico del tema, llamo a Nuez para saber si el otro navegante le ha dado respuesta, contestándome que de momento no porque depende de otro piloto, pero que casi seguro le diga que no, por lo que le informo de que yo finalmente estoy libre y si lo estima conveniente podría correr con él. Al cabo de otros dos días, Nuez me comenta que el otro muchacho no está disponible así que a partir de ese momento y después de este pequeño embrollo, paso a ser el copiloto de Jonathan Nuez y su Renault Clio Williams para el Teror 2014.
Renault Clio Williams de Jonathan Nuez
Conste ya desde ahora que voy a correr con Nuez porque tengo ganas e ilusión y porque lo conozco desde hace años y sé que es un tío serio, y no porque su coche ahora esté consiguiendo buenos resultados. Lo que tenga que pasar pasará, pero no salimos a correr para ganar nada, sino para divertirnos y terminar, y si de paso se consigue algo bueno pues mejor que mejor, para el equipo y los patrocinadores.
Mientras esperamos por la ubicación del rutómetro tenemos que buscar solución al tema de los cascos y los interfonos. Si me has leído otras veces ya sabes que siempre quiero correr con mi casco, y ahora más que se acerca su jubilación, pero no concuerda mi conector con el de la centralita del coche. Tiramos de amistades y lo solucionamos, por tanto Jonathan puede correr con su casco y yo con el mío.
En los primeros días de agosto acierta a aparecer un patrocinador que se une al equipo, cerrando un acuerdo que incluye una fiesta racing y un sorteo que premia al ganador con subirse de copiloto en el coche durante unos tests en el circuito de Tarajalillo. Al final de esta entrada te haré la invitación oficial.
El 23 de agosto me “presento” por primera vez al Clio. Ese sábado vi el coche de cerca, ya que en las carreras en las que hemos coincidido, simplemente ha sido de pasada, aunque estuviera parado. Decir que todavía no me siento en mi lugar, más que nada porque no hay backet, ya que antes del rallye Jonathan va a correr las subidas de Fataga y San Bartolomé y no lleva ese sillón por descontar algo de peso. Ahora lo ahorra y para el Teror le va a sobrar por mi culpa. Menos mal que el 90% del recorrido es cuesta abajo.
Más o menos ahí iré yo
El caso es que sin poder sentarme, ya puedo ubicar mejor donde tendré que trabajar el sábado 27 de septiembre, y eso siempre viene bien para no tener que improvisar a última hora.
Decir también que a estas alturas ya hemos cogido las notas y las hemos revisado dando algunas pasadas. He de reconocer que a pesar de la experiencia y conocimiento del terreno (por las carreteras por donde discurren los tramos habré pasado 10 millones de veces),  al principio me costó bastante apuntar y sobre todo cantar la carretera tal como la quiere Nuez, ya que en mi cabeza residen desde hace años unos monosílabos tales como “y”, “en” o “se” que no caben en este sistema de notas y que mi boca se empeña en lanzar hacia fuera. Las primeras curvas iba medio perdido porque el sistema es totalmente nuevo para mí y no hago esta labor desde hace casi un año. Intento resetearme y concentrarme y creo que al final del trabajo he aprobado, aunque sea raspando el suficiente. Después de esa primera vez hemos ido alguna más, y cada vez tengo más por la mano las notas y la conducción de mi piloto, por lo que la comodidad crece y la calificación ha ido subiendo, siendo todo mejorable por mi parte.
Ahora toca esperar a que vayan pasando los días, mi barriga vaya bajando a base de running y “hambring” y que las subidas de montaña salgan bien para estar en las verificaciones de nuestra plaza del Pino con casi todas las garantías (todas no se tienen nunca).
Lógicamente a esas alturas ya me habré sentado en mi sitio, habré preparado todo mi arsenal de “cachos” para la carrera, tendré los arneses ajustados y si puedo habré sentido la velocidad que transmite el Clio, que según Jonathan no es tanto desde dentro como parece desde fuera.

Gracias a Jonathan por darme esta oportunidad, a Mundo Ramírez, a los patrocinadores que apoyan este proyecto, a mi familia, que ya es un poco más grande y mucho más feliz por la inclusión de Aroa en nuestras vidas y a ti por leerme y por venir (espero verte allí) a la fiesta que tendrá lugar el viernes 19 de septiembre por la noche en el Made in Teror, un cojonudo local de copas situado en la plaza de Sintes de Teror. Allí tendremos el coche y sortearemos artículos racing además de que alguien se llevará la posibilidad de subirse en el Clio acompañando a Jonathan, en marcha y rodando, no allí, claro.
Aquí nos vemos
Nada más, lo próximo será contarte como se vive desde dentro un rallye, otro, porque no olvides que sigo volviendo a las carreras… sin haberme ido.


miércoles, 1 de enero de 2014

Fin de temporada, inicio de otra etapa

Toca hacer balance final. 
No voy a ir resumiendo carrera por carrera, ya que cada una tiene su entrada en el blog y la puedes leer haciendo un simple clic en la que quieras, así que esto será un resumen de mis sensaciones dentro de las carreras durante todo el año, no sólo yendo de copiloto sino también de comisario de seguridad. A ver si me sale.
Después de haberme pasado unos años en el dique seco y que el 2012 se frustrara cuando prometía estar interesante, este año que acaba de terminar me traía la oportunidad de hacer un campeonato entero, en este caso el de los slaloms sobre tierra en Gran Canaria. La oferta venía hecha por Diego Guedes, un buen amigo de Ingenio que después de hacer algunas subidas de montaña con un coche prestado el año pasado, ahora decidió comprar un Toyota Corolla para intentar completar el año en la tierra. Al ser inexperto y querer tener tranquilidad, decidió que yo podía aportarle la dosis de experiencia suficiente. No me lo pensé demasiado, ya que tenía ganas de correr y me parecía una buena opción para seguir en activo.
Casi a la vez que se acercaba el primer slalom, me llamaban para comentarme que Osmundo Ramírez estaba buscando copiloto para hacer el Santa Brígida, en este caso de asfalto. Contactamos y nos pusimos de acuerdo para correr. Estos dos acercamientos han sido los que han marcado mi año, y si nada cambia, los venideros también, porque en caso de volver a correr dudo mucho que sea con alguien diferente a Diego y Osmundo, sin contar a Raúl Quesada o Miguel Quintino, a los que les debo mucho y para los que siempre estaré disponible si llegaran a necesitarme en determinado momento.
Las carreras de tierra se han desarrollado de menos a más, siempre teniendo cuidado de no romper el coche y teniendo en cuenta que Diego tenía que progresar poco a poco sin saltarse pasos. De no tener claro como apuntar las curvas, ir despacio, frenar y acelerar bruscamente y que el coche fuera el amo de la situación, cumplimos todo el proceso para al final hacer todo lo contrario. Diego ya domina el coche y aunque con la precaución de quien está empezando y corre con cabeza, ya todo está mucho más claro y podemos decir que acabamos el año al mismo nivel (segundo arriba, segundo abajo) que el resto de participantes que cuentan con coches y experiencia similar.
Las sensaciones por lo que a mi respecta han sido bastante buenas. Al principio ni cabía en el coche debido a la posición del sillón, pero una vez corregido eso ya estaba como en mi casa. Desde la primera curva de la primera carrera me mentalicé de que esta aventura no se trataba de apuntar y cantar notas nada más, sino que iba a ser un trabajo de psicología. Me refiero a que con un piloto con experiencia, pues tú vas a hacer tu trabajo y ya él conoce todo lo demás. En el caso de un piloto casi novel como era Diego había que trabajar sus nervios, y que poco a poco fuera aprendiendo a “sentir el ritmo” de las carreras. Cuándo nos ponemos el casco, cuándo nos vamos a la salida, cuándo se frena, cuándo se arriesga… en general todo lo que lleva este mundillo. Al final del año, cuando teníamos que correr más que nunca para lograr los objetivos no tuve ninguna duda de que lo podíamos hacer, y por eso en la última carrera me centré en darle confianza a Guedes para que pasara sin dudar por donde yo creía que se podía pasar a fondo. También lo hice a modo de test para comprobar y asegurarme de que todo el rodaje y el procedimiento de aprendizaje llevado a cabo en las anteriores pruebas habían dado sus frutos, y creo que el resultado es bueno. Está claro que se puede mejorar, que hay que ir un poco más rápido y seguir cogiendo confianza, pero ese ritmo lo dan las carreras y estoy seguro de que cuando Dieguín se vuelva a poner a los mandos del Corolla (o el coche que sea en la disciplina que sea) no le va a temblar el pulso.
A pesar de que el objetivo del año era claramente pasarlo bien y aprender, al final nos vimos luchando por el tercer puesto del trofeo de promoción para pilotos novatos que organiza la Federación, meta que cumplimos y de la que estamos muy orgullosos. Yo por mi parte estoy doblemente contento, ya que aparte del triunfo y haberme divertido bastante, se que Diego ha evolucionado, aprendido y disfrutado, por lo que mi trabajo creo que ha estado bien hecho, aunque seguro que en algún aspecto podemos mejorarlo.
Hablando ahora del asfalto, sólo dos incursiones en esa superficie este año. La primera en Santa Brígida con Osmundo Ramírez y la segunda en Teror a bordo del Lupo de Aridany Ojeda. 
En los dos casos disfruté bastante, aunque puestos a elegir me quedo con la prueba satauteña, ya que a pesar de los problemas mecánicos que tuvimos, fue una de las carreras en las que mejor lo he pasado en toda mi trayectoria como navegante. Mundo y su “soplillo” son un conjunto perfecto y formando parte de eso uno se siente muy cómodo. En aquel Santa Brígida volví a darme cuenta de que, como el titulo este blog, volvía a las carreras sin haberme ido. No estaba oxidado para cantar notas a todo trapo y seguía controlando los rutómetros, relojes y controles como hace unos años. Son cosas que no se olvidan, pero la inactividad hace a uno dudar de si mismo. Aparte del tema deportivo, en Santa Brígida hice un amigo para siempre. La química con Mundo surgió desde el primer momento y como si fuera un flechazo, me di cuenta de que si él quería y podía, sería mi piloto para el resto de los tiempos. Luego las circunstancias hicieron que el GT Turbo se quedara en el garaje todo el año, pero eso no quita que hablemos todas las semanas de volver a sacarlo “al ruedo”.
Del rallye de Teror hay poco que decir, ya que corrí de rebote (y porque Mundo me dio “permiso”) y el coche se rompió en el último tramo. Nada que no hayas leído ya te puedo contar. Me quedo con lo positivo, que fue volver a tomar la salida desde la plaza de mi pueblo y correr mi rallye, aunque no pudiera terminarlo.
También durante esta  finiquitada temporada he trabajado en varias carreras como comisario de seguridad, tanto dentro de tramo como en alguna salida o control stop. Nada nuevo que contar a este respecto. No compensa lo que nos pagan por todo lo que hacemos y lo que aguantamos, pero siempre voy con la mejor predisposición a hacer las cosas bien, y todo por ayudar a que los corredores estén más seguros y por echar una mano a mi deporte. A veces encuentras gente (aficionados o participantes) que te ayudan y colaboran cuando es necesario, y otras veces te molestan o te insultan, sacando uno siempre la misma conclusión: “no vengo más”. Pero luego llega la siguiente carrera y ahí estoy a las 6 de la mañana con el coche cargado de pancartas, mallas y cintas. Es lo que tiene ser un apasionado del motor. No es fácil despegarse de este mundillo.
Afrontando la recta final de este texto, no quiero olvidarme de felicitar a los amigos que este año han conseguido éxitos y de dar las gracias a quien de una manera u otra han hecho posible que yo haya podido disfrutar de lo que me gusta otro año más, y van dieciséis de comisario y trece de copiloto.
Para el año que viene afronto una de las carreras más complicadas e ilusionantes que puede haber, empezar a criar a mi hija copilotando a Leti, mi maravillosa media naranja. Ese será el objetivo principal del año y de mi vida, pero si Aroa (así se va a llamar) me lo permite y se dan las circunstancias adecuadas, podría ser que estuviera con el casco puesto en alguna carrera de asfalto o de tierra, o de las dos cosas.
Antes de terminar quiero hacer una reflexión relacionada con un tema que está muy en boca de todo el que se dedica de una u otra manera a las carreras, el rallye de Canarias. Vaya por delante que yo respeto en qué emplea cada cual su dinero, que para eso es suyo.
Sea por lo que sea, por desidia de algunos o fallos de otros, el rallye dicen que ya no puntuará para campeonatos internacionales y demás (aunque habrá que ver si eso se cumple). Hasta ahí vale, teniendo en cuenta que todos los que tienen que ver tendrán su parte de culpa y no todos cuentan la verdad completa, pero… que se hagan iniciativas para que la gente ponga dinero y así cubrir la parte del presupuesto que falta me parece de ciencia ficción. No es que la historia se haya creado, sino que la gente lo aplaude y lo ve con buenos ojos. Me cuesta creer que la ignorancia sea tanta como para que en unos tiempos donde nuestros propios vecinos o algún familiar nuestro viven medio mes con la nevera completamente vacía y haya niños que salen al recreo con las manos en los bolsillos porque su madre no tiene para un paquete de galletas, la gente ponga dinero de su bolsillo para que se haga un rallye, pagando la afición el transporte de los equipos europeos, que encima son los que más dinero tienen. Si a todo el mundo le sobran esos 5€ que piden para el rallye, que se los den a los Servicios Sociales de su Ayuntamiento, y si no se fían, que junten todos los billetes que su grupo de amigos aficionados al motor quieran poner y hagan una compra en el super para luego dárselas a quien de verdad necesita ese favor. Dicen que con 120 mil euros está el rallye “donde se merece”. Con ese dinero comen 20 familias durante cinco años. Entiendo que entre todos no vamos a acabar con la crisis ni resolver los problemas de la gente, pero entonces tampoco pretendamos sacarle las castañas del fuego a Monzón y Paulino, porque si no voy a solucionar el problema de mi vecino en paro, menos voy a hacerlo con el de dos personas adineradas, por mucho que tengan que ver con el deporte que tanto me apasiona. Como ya dije hace unas líneas, cada uno usa sus euros como quiere, pero también debería usar su sentido común y su consciencia. Ojala el rallye se haga y valga hasta para el WRC si hace falta, pero que el dinero que nos piden a nosotros lo ponga cualquier grupo hotelero por ejemplo, que factura esos veinte millones de las antiguas pesetas en dos semanas llenos de guiris, o un banco potente, que si tienen para la fórmula 1, tendrán para este tema, también por ejemplo.
Nada más, muchas gracias de nuevo por pararte a leer las historias de un humilde aficionado a los rallyes metido a hacer muchas cosas dentro de ellos. Te deseo que el año que ahora entra venga lleno de buena suerte, pero no te olvides de que para que las cosas salgan bien, hay que ponerle ganas a la vida.