miércoles, 25 de mayo de 2016

Rallye Isla de Gran Canaria 2016: Sumo y sigo.

Primero que nada, enseñarles el coche (foto: Ismael Rodríguez)
Hola. Es momento de volver a escribir algo y así resumir lo vivido la pasada semana en el rallye Isla de Gran Canaria.
Antes de empezar a contar, decirles a tod@s que la D que está en el cristal es de Daniel y lo de Rosario es mi apellido, por lo que me llamo Daniel Rosario, aunque me llaman Dani. Mi apellido NO es Del Rosario, igual que Jonathan por ejemplo no es De La Nuez, sino Nuez, pues lo mismo. Lo digo porque me han etiquetado en varios vídeos y fotos en redes sociales usando un nombre que no es el mío. Incluso alguien me cambió hasta el segundo apellido también. En fin, no pasa nada pero… siempre me ha perseguido este tema. Gracias y perdón.
Como siempre hago, decir desde ahora que el resultado fue bueno. Octavos de la clasificación general, cuartos de la Maxi Challenge RallyCar, terceros de la categoría 2 y primeros del grupo TA, aunque lo más importante fue que llegamos a meta y el día nos sirvió para aprender muchas cosas sobre el coche.
Con Luís Déniz (el presi de Aterura) en la presentación
Para llegar a ese momento, hubo que luchar con unas cuantas cosillas que ahora te relato.
Primero que nada tuvimos problemas en la ITV por una chorrada y hubo que volver a llevar el coche al día siguiente, con la consiguiente pérdida de tiempo, aunque al final vino bien porque esa noche el coche durmió en el taller de un amigo y se aprovechó para bajar mi sillón y así poder estar más cómodo dentro del habitáculo.
En las verificaciones técnicas nos advierten de varias cosas que hay que mejorar de cara a la siguiente carrera. Durante el proceso llegamos a pensar que quizás tendríamos que corregir algo ese mismo día y volver a verificar, pero no.
Llega el momento de volver a ponerse el casco y afrontar nuestro inicio de temporada. Se trata de un tramo espectáculo de algo más de un kilómetro en el asfalto de la explanada anexa al estadio de Gran Canaria, donde hace unos meses estaba bailando canciones del gran Juan Luís Guerra. Me hace gracia la situación. Que el corazón del rallye sea allí no sólo da para eso, sino para que pueda ver casi de rebote la obra terminada de las gradas del estadio. Hacía bastante que no entraba a la casa de los amarillos.
Pasamos el control horario y… más de media hora con el casco puesto en la cola para salir. Jonathan se dedica a canturrear y decir frases de películas de risa y así nos entretenemos. Menos divertido fue el tramo, donde se fundió el fusible de la dirección asistida nada más salir y se hizo complicado trazar las curvas, incluida la chicanne que sorteaba el salto, que decidimos no hacer por si acaso rompíamos algo casi sin haber empezado a correr. Antes de meter el coche en el parque cerrado ya tenemos la solución al problema de dirección, así que nos vamos a dormir con la sensación de que todo irá mejor mañana.
Terminando el tramo espectáculo (foto: Ismael Rodríguez)
Sábado 21 de mayo. Volvemos a la acción real. La dirección asistida está reparada. Primer tramo con calma pero a un ritmo alto hasta que llegando casi a la meta el coche no camina. Creemos que alguna rueda está rozando un parachoques. En el enlace todo va bien así que seguimos. En el otro tramo, llegando también a la meta, el coche se frena de repente y a mi me da la sensación de que Jonathan cree que ya hemos terminado y le grito “sigue sigue” pero el coche no va. En el control stop casi se queda clavado y al llegar a la asistencia que era allí mismo… stop. No hay manera de mover el Clío ni entre 8 personas. Tenemos un problema: los frenos de las 4 ruedas se han quedado trancados a la vez.  A base de patadas al pedal y jalones al freno de mano, más purgar el líquido, hacer palanca y dejar que se enfriaran las pastillas y los discos, parece que se quita el problema. 

 Subiendo Cueva Grande (foto: Pedro Ramírez)
Vuelta a la meta del siguiente tramo y otra vez lo mismo, frenados total en los últimos metros. En el enlace llega un momento que el motor no es capaz de hacer avanzar el coche debido a lo trancados que están los frenos. En el barrio de Cazadores, donde más estrecho era el camino… se para.  Era cuesta abajo, pero visto lo visto, pongo una piedra pequeña en la rueda por si se sueltan no vaya a escaparse el coche, aunque lo veo poco probable. Cuando ya nos ronda por la cabeza el abandono, recibimos la solución por teléfono. Quitamos los tornillos de la bomba de frenos, le damos cuatro golpes y… se le quita la avería. Corro como un loco a buscar una piedra más grande porque ahora sí que la gravedad hacía su función. Vamos por lo que queda de enlace a un ritmo digno de ver (o de no ver más bien), tocando la pita en la zona estrecha del barranco de Los Cernícalos y esperando que no venga nadie en dirección contraria (vaya sitio bonito para hacer un tramo). Llegamos al control horario de Tenteniguada justo a tiempo y conseguimos no penalizar. Volvemos a la asistencia y la idea era cambiar la bomba de frenos, pero apareció por allí un muchacho que dice que había oído a Jonathan por la radio en algún control stop y decía saber cual era el problema. Fue dando instrucciones hasta que… bingo, solucionado total. Remendado no, solucionado. Eso sí, después de tanto tiempo pegados por la mañana, los discos y las pastillas están algo dañados.
Hacemos los dos primeros tramos de la tarde sin demasiados sobresaltos, aunque las vibraciones en las frenadas son brutales. Sí quiero destacar que el tramo de Degollada Becerra, que según el rutómetro tenía la salida en el mirador que lleva ese nombre, resulta que… salía 300 metros más atrás, por lo que en las dos pasadas hicimos ese trozo en silencio total. Resultó cuanto menos curioso. También antes de la primera pasada por ese tramo el cristal del lado del piloto se baja por completo y no sube por más que lo intentamos. Menos mal que justo un minuto antes de salir a correr recibimos ayuda especializada y se pudo izar el vidrio. Luego ya se le puso cinta americana y se quedó fijo por si acaso.
Sólo faltan dos tramos y ya no nos jugamos nada. Las ruedas que estamos usando están más gastadas que los zapatos de Kun Fu, así que decidimos que el ritmo ha de bajar un poco y que lo que hay que hacer es simplemente correr para llegar, sin riesgos ni cosas raras. No es que otras veces hagamos extrañezas o nos juguemos el tipo más de la cuenta, pero siempre que ya tienes objetivos vitales cubiertos buscas otras cosillas, pero aquí no era el caso ya que ese objetivo de vida que te comento era terminar.
Hacemos el penúltimo tramo y en una zona cuyas notas eran “izquierda cuatro frenando dentro contra derecha tres dentro cemento” digo “cementRo” (con tanta R previa se me coló otra) y el mamón de Jonathan se dio cuenta y me lo dijo riéndose, lo que pensando bien es positivo porque eso quiere decir que me va escuchando.  Al pasar la meta hay aire festivo y vemos el principio de la romería de San Isidro en  Artenara y pienso: ¿Qué querrá decir esto?
Queda sólo un tramo, pocos kilómetros nos separan de la meta, pero… hay que pasarlos, todos.
En el enlace por la zona de Las Emisoras entran cientos de pequeños mosquitos en el coche y vuelvo a pensar: ¿Qué querrá decir esto?
La última especial se nos está dando bien teniendo en cuenta que tenemos claro que hay que llegar al final. En algunas notas me permito el lujo de no cantar un “a fondo” o un “buena”. Minimizar los riesgos se llama. Llegando casi al final, en la curva del bar El Labrador en el que han puesto un parche de asfalto sin apisonar y que es pura gravilla canto “sucia sucia sucia” y veo como el morro va directo a la valla y pienso: ¿Qué querrá decir esto? Jony hace manos, resopla y soluciona el embolado de manera efectiva. Menos de un minuto después pasamos la pancarta roja de meta y chocamos las manos. Le doy la enhorabuena a mi piloto. Se merecía terminar esta carrera. Prefiero esperar a llegar al parque cerrado para celebrar, pero el trabajo está casi todo hecho. 
Último control stop. Objetivo cumplido
Apenas he mirado los tiempos en todo el día. Ni siquiera he cogido tops intermedios en los tramos. Entendía que nuestra labor hoy era no fallar y divertirnos para llegar al final. Los registros seguro que son muy mejorables, ya que con un poco de lucha y ruedas algo mejores seguro que le arañamos algunos segundos a cada tramo, pero no importa demasiado.
Finalmente llegamos al estadio y todo está en orden. Estamos cansados pero contentos, el objetivo se ha cumplido a pesar de los problemas de frenos. Yo personalmente me lo he pasado bien y he ido bastante cómodo.
El nuevo coche va algo mejor que el anterior. Seguramente no correrá más, pero al ser otro chasis creo que tracciona mejor y eso se debe notar. Por supuesto que hay cosas que mejorar, pero como base y para estar todo con un contrato de pruebas, salió bastante bien. Como ya sabrás estrené un nuevo mono que me hizo ir de lo más holgado durante todo el día, cosa que aunque parezca una bobería, te da calidad de vida dentro del coche y eso hace que no te desconcentres.
Ya casi voy terminando. Durante todo el relato he ido contando cosas que nos pasaban y gente que nos ayudaba, y es el momento de nombrarlos:
Raúl y Claudio hicieron de mi backet la comodidad total, entre otras cosas.
José Martín con su “super fusible” y sus tuercas, además de pasarse por nuestro coche varias veces por si hacía falta algo.
Carlos Santana, que le dio tantas patadas al pedal de freno en la asistencia que se destrancó aunque sólo fuera por no recibir mas leña.
Mi primo Ale, que estaba en el sitio y el momento justo y se dejó los nudillos para que el cristal volviera a subir.
Iván, que tuvo la idea de decirnos que le diéramos golpes a la bomba frenética cuando ya creíamos que íbamos a almorzar en Cazadores.
Por supuesto Chano y Kiko, que se dejaron las costillas tirándose al suelo todas la veces que hizo falta, incluyendo un viaje a Teror a buscar repuestos.
Mención especial para el amigo Rubén, que no sólo tuvo parte muy importante en la reconstrucción del coche en las semanas previas sino que el sábado cogió el timón del equipo y se encargó de que todo se hiciera bien y a tiempo.
También se dejaron caer por allí Lauren y Pepe para que todo estuviera en orden. 
No me olvido del muchacho que dio con la avería de los frenos y que sin sacarse las manos de los bolsillos dirigió la operación.
Agradecido como no a Jonathan por llevarme con él otra vez.
Mil gracias también a nuestras familias, que estuvieron en el parque de trabajo o en los tramos todo el día viviendo todo con nosotros. No creo que merezcamos tanta dedicación para todo el tiempo que les quitamos.
El último agradecimiento, pero no menos importante es para toda la afición que nos anima. Aunque parezca que no, eso se percibe desde dentro y motiva bastante.
En plena asistencia (foto: derechaconfe.es)
Quiero terminar explicando el porqué del título, y es que sumé otra carrera y sigo para la siguiente, ya que éste próximo fin de semana estaré otra vez con el casco puesto y preparado para llenarme de tierra en el rallye Isla de los Volcanes de Lanzarote. Va a ser un reto bonito debido a que hay que improvisar bastante y jugando fuera de casa, pero creo estar capacitado para ello.
Nada más, será hasta una próxima ocasión en la que te cuente las peripecias vividas en la isla conejera.  
Recuerda siempre usar el sentido común, que es el menos común de los sentidos. Y tú ahora piensas ¿Qué querrá decir esto? Pues nada amig@, las cosas quizás pasen siempre por algo, pero no tienen por qué estar relacionadas unas con las otras.


PD. Ánimo Braulio, te echamos de menos el otro día y necesitamos que vuelvas con tus boberías y tu frondoso pelo al mundillo del motor. Todos te mandamos mucha fuerza para que eso se produzca lo más pronto posible. Un abrazo. 
Hasta la próxima!!! (foto: Ismael Rodríguez)