jueves, 10 de mayo de 2018

Rallye Islas Canarias 2018: Borrón y cuenta nueva



Muy buenas!!!
La verdad que tengo ganas de cerrar el capítulo del rallye Islas Canarias, y publicar esta entrada es lo único que me falta. Como ya he dicho otras veces, el calendario está muy apretado en esta primera parte y ya tenemos que empezar a pensar en la siguiente carrera, así que lo suyo es terminar con la anterior.

En un rallye como éste, con tremenda envergadura y lo que eso supone, se podrían contar miles de cosas, pero ni me acuerdo de todas, ni tengo intención de aburrirte, así que intentaré resumir la primera semana de mayo de la mejor manera que me salga.

El lunes me dejaba caer por Artenara para ver el monday test, y aunque no fue una maravilla tampoco, estuvo bastante entretenido y volví a llegar a la conclusión de siempre: viéndolo se pasa muy bien. A mediodía regresamos a casa ya que por la tarde teníamos que empezar a cumplir trámites administrativos del rallye. 
Hacía frío, pero hacía calor...
El martes primer día de reconocimientos oficiales. Cuando llego a casa de Julián lo veo limpiando las llantas de la VW California y me dice que tenemos que ir en ella porque no puede sacar el “soplillo” del garaje. Me da la sensación de que me está vacilando, pero… era verdad. El vecino puso el coche delante y tuvimos que entrenar en el furgón. Lógicamente, le hicimos gracia a todo el mundo y hasta en varias webs salimos como los más excéntricos o algo así. El día se hizo largo porque los enlaces eran eternos a pesar de los atajos. 
Por si alguien no se lo creía

Cambio radical

Ya el miércoles pudimos disfrutar del impecable Renault 5 GT Turbo y entre eso y que los recorridos eran más sencillos, a mediodía dimos por finalizados los reconocimientos, en los que tuve el placer de conocer en persona a Iván Ares, José Pintor, Roberto Blach y José Murado, todos gallegos de pro.
Buena gente

El jueves madrugón de panadero para pasar las verificaciones técnicas del Porsche y salir corriendo para Cuatro Puertas a ver el shakedown. Al llegar algo tarde, veo un rato en la salida y luego me incorporo al resto de amigos que habían ido de avanzadilla. En un parón nos cambiamos de sitio y sigo disfrutando para concluir en lo mismo del lunes: viéndolo se pasa muy bien. 
Equipillo en Cuatro Puertas, donde según Tavi la qualify stage era la Quality Street
El mismo jueves por la noche, interminable y lenta ceremonia de salida, en la que tuve un apretón estomacal que casi me hace pedir un baño de Opein por el micro del speaker.  

Llega el viernes, llega la hora de correr. Las informaciones desde los tramos dicen que está lloviendo y el suelo mojado, y aunque tenemos ruedas super blandas para montar, decidimos usar las duras de siempre y tocar los reglajes de suspensión. Menos mal, porque cuando nos tocó a nosotros el turno de salir ya la carretera estaba más que seca y sólo vimos algunas humedades debajo de los árboles en Cruz de Tejeda. Acabamos la primera sección cumpliendo el objetivo de no tener (ni buscar) problemas y estar en los puestos previstos.
Para la tarde mantenemos las mismas ruedas, endurecemos la suspensión porque ahora sí que se sabe que está todo seco y a correr. Volvemos a hacer lo previsto y los tiempos son similares a los de por la mañana, así que todo bien. Después del tramo largo, para el que físicamente no estoy preparado y llego a la meta como si hubiera corrido (con los pies) media maratón, el enlace por Lugarejos y El Hormiguero se hace durísimo, pero es lo que hay. Ahora vamos directos al tramo espectáculo de LPGC, en el que la reglamentación es medio rara y nadie la tiene muy clara. En lo que esperamos el turno para correr nos preguntamos unos y otros y aunque estamos todos de acuerdo en lo que creemos que hay que hacer, nadie está del todo seguro, ni siquiera los cronometradores. Al final no fue tan complicado como parecía sobre el papel y cumplimos el trámite dando algo de espectáculo pero sin locuras, por si acaso. Termina el día y el resultado es bastante bueno. Vamos cuartos del regional, con margen por delante y por detrás como para no tener que jugarnos nada con nadie al día siguiente.
Al final, entre vuelta a casa, vaciado de tarjetas de la cámara y demás, me acuesto algo más tarde de lo recomendado. El sábado lo voy a notar.
El de conducir y el de ir al lado
A pesar de que salimos una hora y pico más tarde que el primer coche, decidimos llegar temprano a Santa Catalina. Igual que el día anterior, antes de subirme al coche paso por el baño del CC El Muelle a...lavarme la cara. Bueno, realmente fui a cagar. 
Primer tramo en Arucas, la ciudad de Julián. Fotos y saludos por allá y por acá. Ante la euforia previa, le digo que no se le vaya a ocurrir tocar el bordillo de la rotonda de Arehucas. A mitad de tramo, en la zona de Azuaje yendo a toda leche, vemos que la gente hace gestos de que frenemos, pero claro, a veces uno duda de si están diciendo que parásemos, o son movimientos de ánimo. Una curva más tarde vemos a Jordi Mercader (copiloto de Vinyes) sin casco y en medio de la carretera con gestos inequívocos de que paremos. Otro poco más adelante, el Suzuki está de lado a lado en la carretera con un golpe. Mi vena de comisario surge de repente y organizo al público para que ayude a rodar el coche, le digo al copi del otro Suzuki que llame a dirección de carrera a ver qué hacemos, mando al comisario de la bandera (que estaba temblando de los nervios y no sabía ni que hacer) a comunicar el tema por la emisora y entre unos y otros solucionamos el problema. Lógicamente tramo neutralizado. Una vez todo controlado, nos vamos a la meta con los cascos puestos aprovechando para repasar las notas. Al llegar al control stop, el crono me pone una nueva hora de salida y le pregunto: “¿sumo los 13 minutos de esta casilla no?” Me responde: “no no, suma los 28 de la suma normal porque tu ya habías salido a correr”. No me convence mucho, pero no deja de tener razón… así que sumo los 28 minutos y tengo que entrar a las y 35. En el enlace nos avisan varios amigos vía whatsapp de que el tramo de Moya está también neutralizado por otro accidente, así que vamos directos al control horario de salida, y llegamos allí a las y 20. Dejo que pase el tiempo porque todavía no tengo que picar y voy caminando al control, pero… me extraña no ver al otro Suzuki allí. Cuando llegan los demás compañeros empiezan a hablar de que si el crono de atrás se había liado, que no eran los 28 sino los 13 lo que había que sumar… y me doy cuenta de que la acabo de cagar… o no. Bueno sí, la cagué porque me fié del cronometrador y no seguí las casillas del carnet de ruta (formato diferente al del resto del año pero muy fácil de usar), por lo que sumé mal e hice la gestión dos minutos más tarde, cuando me di cuenta del fallo. La cuestión es que a pesar de tremenda cagada (es el tachón más grande de todo mi historial deportivo), tuve la suerte de que el crono de Moya, cuando le entregué el carnet me dijo, no te preocupes que yo te había picado ya cuando te vi llegar (a las y 20), así que… no me penalizaron. Es un poco complicado de entender, pero vamos que yo reconozco mi error y lo asumo de manera depresiva. Después tuve fortuna y por fallo, confianza o lo que sea del crono, me salió bien, vale, pero… yo hice las cosas mal. Tampoco tengo claro si al estar el tramo neutralizado ese control es válido para el cómputo general del rallye, por lo que a lo mejor tampoco figuraría mi penalización, pero repito, la cagué y lo reconozco. Encima tengo que hacer gestiones porque en el lío que se formó, el Adam de David García y Jordi Díaz saldrá delante de mi en el próximo tramo, y en 24 kms es probable que lo alcance. Para seguir con mi negra jugada, todos los teléfonos de los relaciones con los participantes estaban apagados o fuera de cobertura, hasta que ya colocados en la línea de salida localizo a un eficaz y eficiente Roberto Pérez que hace la gestión en tiempo récord y nos dan tres minutos con respecto al Opel.
El tramo largo se me hace eterno y voy desconcentrado total, llegando un poco tarde a varias curvas sobre todo en la zona de Fagajesto. Menos mal que en el enlace al pasar por Valleseco está mi familia (a la que no veía desde el miércoles) y se me quita todo… hasta las ganas de seguir corriendo. En fin, hay que luchar y terminar lo que hemos empezado. Quedan tres tramos y seguimos sin jugarnos nada.
Nueva asistencia estresante en la que no me dio tiempo a comerme todas las croquetas y a correr. Seguimos con las mismas ruedas que hemos puesto por la mañana porque están bastante bien y no hay necesidad de gastar. 
Malimpriaítas coño...
De nuevo en Arucas muchísima gente en la salida, lo que motiva a Julián que hace un tramazo. Las rectas de Camabalud son una locura y la zona de Azuaje es brutal.
En Moya también hacemos un buen tramo y ya queda sólo uno, el más largo y quizás el más complicado de todos.
En este enlace, al contrario que en otros, sobra casi media hora. Sorprende ver como la gente que no son aficionados paran y se bajan de sus coches para sacarse fotos con el Porsche de Wolf. En la salida me juro a mi mismo que voy a ir tan concentrado que me duele hasta la cabeza. Ya las fuerzas están en la reserva, pero hay que dar el último aliento. Por el Saucillo vamos tan rápido que le digo a Julián: “afloja cabróoooon”. En la zona del Incensal veo de lejos al Suzuki de Pardo, pero no le digo nada a mi piloto. Cuando ya lo tenemos cerca lo aviso y justo en la salida a la parte ancha lo alcanzamos y se deja adelantar. Luego me dijo que tenían problemas de frenos y que si nos había estorbado lo sentía mucho. Tranquilo muchacho, todo bien. Cuando mi cerebro está a punto de estallar de la presión, todavía nos queda llegar a Juncalillo y subir hasta Los Garajes. Julián se pasa por el forro mis advertencias de que hay que ir con cuidado para terminar y va a tope soltando a cada rato sus típicos “uau” cada vez que el coche se espanta del culo, mientras yo le grito “sucio sucio sucio” cada vez que veo algo de tierra en el camino, por si acaso. En la meta mejoramos bastante el tiempo de la anterior pasada y le digo: “chacho, no hacía falta tanto”, a lo que me contesta: “oh, para terminar con ganas”. Nos damos las felicidades porque ha sido un rallye super duro, pero con un muy buen resultado.
De nuevo mi gente me espera en Valleseco y ahí ya las fuerzas se me acaban. Anoche no dormí casi nada (como casi toda la semana, y como casi siempre en los últimos años) y estoy rendido. Todavía queda llegar al parque y no cagarla en los últimos controles, que son complicados porque hay poco tiempo y se atasca la cosa. Al final, todo bien, se acaba el rallye. Anecdóticamente octavos del nacional y cuartos del regional, y lo que sí es importante, terceros del provincial de Las Palmas (aunque yo sumo los puntos del cuarto copiloto). Al tener este rallye un coeficiente multiplicador mayor, el resultado es casi inmejorable, sumando 67,5 puntos, que es casi como ganar y mucho más que que un segundo puesto en un rallye pequeño. Con esa renta, pasamos a encabezar el campeonato BP de rallyes de Las Palmas, aunque todavía queda mucha tela que cortar y todos seguimos teniendo las mismas opciones.
No sé ni que más decir, la verdad que acabé tan saturado este rallye y con el follón de la suma aquella en mi cabeza que tengo más ganas de olvidarlo que de recordarlo. El tute físico ha sido bestial. Los enlaces dentro del Porsche son una tortura importante y aunque parezca que no, afecta, sobre todo cuando son tantos kilómetros.
No voy incómodo pero... fue mucho queme.
Termino ya agradeciendo las muestras de apoyo que vimos durante todo el rallye. A pesar de salir tan retrasados en la lista, la gente todavía tenía ganas cuando pasábamos nosotros.
Al margen de lo vivido, me llamó mucho la atención que no se suspendiera ningún tramo por motivos de seguridad, teniendo en cuenta que la delegada FIA era Michelle Mouton, y que todo hay que decirlo, había algunos coches mal aparcados y gente mal situada también, aunque tampoco nada que no se vea en otro rallye de cualquier sitio, supongo.
Una grande de los rallyes
También gratitud para aquellos que confiaron en mí durante la semana para preguntarme dudas al respecto de un rallye tan complicado de gestionar. Me llena de orgullo y satisfacción como decía el Rey, que haya compañeros que recurran a mis conocimientos de las normativas, aunque luego haya otros que se pasan los reglamentos por el forro y no le preguntan a nadie. Cómo decían Manolo y Benito: "estás en el mundo porque tiene que haber de tó".
Me despido dándole las gracias a mi maravillosa mujer Leti, que como ya he dicho otras veces, se sacrifica tremendamente cuidando a nuestras dos fierecillas para que yo me dedique a todo esto, y como también digo siempre, nunca jamás la podré compensar. Bueno sí podré, el día que no corra más, que está mas cerca que lejos. Por lo menos en un rallye como éste, si puedo, no volveré a estar dentro de los coches. Demasiado para mi cuerpo y mi mente.  
Nada más, la próxima será a primeros de junio con motivo del rallye Isla de Gran Canaria, que tendrá su centro neurálgico en San Mateo y en el que nos tiraremos a todo trapo por Los Marteles a ver si seguimos en la lucha.
Recuerda, en la vida en general, y menos en los rallyes, no te fíes de nadie, ni de ti mismo.
Aunque la cosa se ponga cuesta arriba, el paisaje puede ser bonito (fotón de Rayco Suárez)