Hola!!
En esta entrada vamos a resumir de forma rápida lo vivido en el pasado rallye Isla de Gran Canaria en la distancia corta y en la Artenara Trail, de dos días.
La prueba más longeva del motor en Canarias y en medio mundo nos ponía sobre la mesa unos tramos no demasiado complicados pero que preparamos bien para tener las cosas claras. En cuánto a la preparación de la carrera, con el ritmo que traíamos del “Corte Inglés”, no fue complicado.
El primer tramo era el de San Lorenzo, corto y supuestamente fácil, pero por la razón que fuera patinaba mucho en casi todo el recorrido, por lo que fuimos esquiando de salida a meta. Sensaciones raras.
El sábado por la mañana amanece con chubascos débiles por lo que salimos con un poco de cuidado, quizás demasiado. Poco después del control stop de Ariñez paramos a mirar las presiones de las ruedas y nos percatamos de que Marcos y Armando están tardando mucho en llegar, hasta que vemos aparecer a Manolo y David, por lo que en ese momento nos damos cuenta de que a partir de ahí correr va a ser raro, otra vez.
Nos queda prácticamente todo el rallye por delante y los rivales están lejos, por lo que gestionar el ritmo para no arriesgar pero a la vez para no desconcentrarnos pasa a ser mi tarea principal.
El día va pasando y lo vamos gestionando bien, sin sustos y sin problemas de ningún tipo. Para el último tramo le digo a Ale que ya está casi terminado y que es el momento de bajar otro escalón para asegurar el triunfo. Me hizo caso en algunos sitios, en otros… no.
Cuando terminamos tuve la sensación de que habíamos hecho sólo medio rallye o algo así, no tuve claro el por qué de esa sensación, pero es lo que tenía en la cabeza.
Al final cumplimos el objetivo marcado, que era ganar la Clio Trophy y aunque lo pueda parecer no fue fácil. Evidentemente no hubo que arriesgar igual que si hubiera habido más lucha en la cabeza, pero como ya dije antes, gestionar esas carreras a veces es más complicado que las que te pasas todo el tiempo yendo a cuchillo, porque ahí no gestionas, sólo corres al máximo.
En definitiva, poco que contar de esta nueva meta que nos anotamos en el haber, más trofeos y más puntos. Próxima cita con el Clio en La Laguna (Tenerife, no Valleseco) a finales de julio. El día que escribo esta crónica, ya tengo la cabeza llena de datos y de sitios. Es uno de los pocos rallyes de todo el calendario canario que no he corrido nunca, así que tengo una motivación extra. Veremos lo que pasa. Prometo contarlo.
A los pocos días del rallye resumido arriba, nos atrevimos con la Artenara Trail en su modalidad de 11 kilómetros, que era la corta, pero que a mí se me hizo eterna.
Desde primera hora la climatología no acompañaba para correr, y poco a poco la temperatura iba en aumento.
Antes de la salida, una turbamulta de runners nos acercamos al arco para arrancar por una primera parte de asfalto que luego empataba con Las Arbejas. La bajada hasta el fondo del barranco me incomoda en la rodilla lesionada y en la cabecita, porque si hay que bajar tanto, luego habrá que subirlo. No me equivocaba. Hasta llegar a Cueva Caballero la cuesta se hizo interminable, caminando despacito bajo un calor agobiante y respirando el polvo que se levantaba a cada paso mío y del resto de participantes que me precedían. De todas maneras, lo peor estaba por llegar. La zona final, digamos que los últimos 2 kilómetros eran por un sendero de piedras donde caerme y partirme la crisma era lo más probable que pasara. Luego una pinta de cemento a 50 grados que casi me derrite las playeras nos llevó a un tramo de bajada, escarbado en la montaña para la ocasión, desde donde ya se veía la meta y donde no me caí porque adopté más precauciones que los aeropuertos de EEUU después del 11-S.
Después de casi dos horas de trote y caminata, consigo llegar al final. Otro reto superado. De las trails que he hecho en los dos años que llevo corriendo “en serio”, es la que más me ha costado. El calor siempre me ha sentado mal en general para vivir. Ya no te cuento para correr. Pero el poder de la mente tuvo mas fuerza que mi cuerpo y tiró de él.
Para ir terminando quiero exponer un pensamiento que experimenté durante la carrera y que también había visto en las anteriores. En esto del trail running, como en todo me supongo, hay varias clases de gente y se van mostrando según su comportamiento. Pongo ejemplos:
- el/la que va todo el camino dando gritos, a sí mismo o a los demás. Del tipo “vamooosss, no hay dolooooor”.
- el/la que va haciendo un chiste de todo lo que se encuentra.
- el/la que habla con toda la gente que se cruza.
- el/la que no dice ni una palabra en todo el camino.
- el/la que va avisando de los peligros a quien venga detrás.
- el/la que llega a los avituallamientos y pide ron, cerveza, pizza…
Y más que habrá pero que no me vienen a la mente ahora. Ojo, no critico a nadie, son formas de vivir las carreras y/o la vida, y bien está, pero quería contarlo para que quien lea esto conozca también un poco como se vive desde dentro.
Nada más, termino ya porque no tengo ni tiempo ni claridad mental para seguir. Agradecer enormemente a mi familia que en los dos eventos que aquí cuento me acompañó desde el principio hasta el final, esperando por mí para animarme y vernos en varios puntos tanto del rallye como de la trail, y es por eso y por ell@s por lo que siempre seguí hacia la meta.
Un saludo!!!!