Muy
buenas. Teníamos previsto escribir una entrada a mediadios de
diciembre para hacer un pequeño resumen del año a modo de
conclusión, y seguimos teniendo la idea de hacerlo así, pero…
antes de llegar a eso tengo que contarte lo vivido en el pasado
rallye de Lanzarote.
Vamos
por orden. Después de que en Maspalomas el Skoda Octavia Kit Car de
nuestro equipo tripulado por los míticos Toñi Ponce y Rubén
González consiguiera un buen resultado y la inminente venta del Opel Adam, la idea general era dar por
terminada la temporada, así que se programó un tenderete y
yo liberé mi cabeza de la actividad carrerista, por lo menos a nivel
participante, pero… resulta que entre unas cosas y otras y debido a
varias circunstancias, sin yo saberlo se negocia por parte de mi
piloto Raúl Quesada y Mingo Ramos la “cesión de mis servicios”
para ir en el Evo VIII de Arguineguín a la isla del Timanfaya.
Cuando me llaman para decírmelo acepto la propuesta sobre la marcha,
y no se crean que digo que sí por el hecho de subirme en un coche
grande con el virtual campeón provincial, sino porque conozco a
Mingo desde hace tiempo, sé cómo funciona, la clase de persona que
es y el planteamiento que tiene de las cosas, así que con eso y con
todo, vuelvo a recuperar el chip de copiloto y me pongo manos a la
obra.
Recopilo
la información necesaria para planificar la logística y tener los
datos y cuando Mingo regresa de correr el rallye de Madrid se
prepara todo. Además intento visionar todos los vídeos interiores
que puedo, tanto del Evo como de la anterior etapa con el Yaris para
ir familiarizándome con el sistema de notas.
Una
vez llega la semana de la carrera, al no estar Ivan Armas en la lista
de inscritos, Mingo Ramos es matemáticamente campeón provincial de
rallyes de Las Palmas 2017. Aún así los planes de viaje siguen en
pié y correr en Lanzarote servirá no sólo para refrendar el
triunfo, sino para aprender de una carrera tan bonita y complicada a
la vez. Nos asignan el 5, que durante muchos años fue mi dorsal
habitual cuando jugaba al fútbol y siempre tenía algo especial con
ese número. Luego fundé mi preciosa familia y claro, Leti nació un
14, yo nací un 14, Aroa nació un 14 y Adrián nació un 4, pues
tuve que cambiar de camiseta usando ahora uno de esos números, pero…
siempre el 5 me dio buenas vibraciones. A ver si sigue así.
El
jueves nos desplazamos a la isla conejera para realizar los
reconocimientos de los tramos.
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El coche de entrenos. Gastaba gasolina como un burro bebe agua |
Cogemos las notas y
repasamos dando algunas pasadas pero no muchas, ya que Mingo tiene
esa dinámica adquirida y quiere seguir manteniéndola. A mediodía
almorzamos en El Moreno, parada obligada en San Bartolomé, y el día
termina dando una pasada de noche por los tramos que se van a correr
al oscuro el sábado.
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Carta en El Moreno |
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Esperando por la oscuridad |
En principio parece que lo
tengo todo controlado. Ahora falta que sea capaz de demostrarlo
dentro del coche de carreras, que por lo que he visto de fuera y me
han dicho desde dentro, corre digamos que… bastante. Con más gente
de las carreras cenamos en una de las hamburgueserías Cuco y a
descansar.
En
la madrugada del jueves al viernes me despierta un ruido como de
lluvia, pero ante lo improbable que era, me hago a la idea de que es
que están regando los jardines o algo por el
estilo, pero resulta que cuando nos levantamos por la mañana vemos
que ha estado toda la noche lloviendo y que la claraboya del baño… tenía sólo medio techo!!! Con razón se oía caer agua.
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Por allí entraba la lluvia |
Durante
la mañana damos una última pasada de entrenos más y mientras
avanza el día se van incorporando miembros del equipo y la familia
de Mingo. Sobre la marcha se nota que viven todo esto de manera muy
parecida a mi, a nosotros, y eso hace que me adapte tranquilamente.
Durante el desarrollo de la víspera de la carrera en las
verificaciones y demás parafernalias, estoy tranquilo, contento y
disfrutando. Mingo participa en la rueda de prensa previa al rallye y
los medios de comunicación lo llevan de aquí para allá para
entrevistarlo. Es el piloto de moda y aunque nos lo tomamos a coña,
es así.
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Siempre vacilando |
Como siempre pasa, la
noche antes de correr, llegamos a la cama bastante tarde, aunque fue
porque nos entretuvimos más de la cuenta alegando con unos y con
otros en otro de los Cucos.
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Quedando para ir a cenar |
Llega
el sábado, llega la hora de la verdad.
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Todo preparado |
En
el primer tramo todo pasa tan rápido que cuando mi cerebro se
consigue adaptar al coche, estamos en el cruce de Tías, al que
entramos dando bandazos de lados para algarabía de la gente. En algún punto más de ese primer tramo también vamos
con el culo casi por delante, pero rápido. Yo siempre lo he llamado
cruzadas efectivas. Derrapas, das espectáculo pero no pierdes
demasiado tiempo y además, esa forma de pasar determinadas curvas
hace que puedas salir más rápido de ellas.
El
tramo 2 era El Mentidero, en el que al llegar a la meta, a pesar de
que vamos con cuidado, ya estoy totalmente familiarizado con las
reacciones del coche y la conducción de mi piloto. Después de la
meta, un Policía Local nos indica la dirección a seguir y Mingo,
aun sabiendo que era por ahí le dice: “no nos estarás vacilando
no?” El Agente se rie y nosotros también.
Para
la repetición de los tramos se decide usar la configuración
habitual de todo el año en el coche, ya que por la mañana se puso
la más conservadora para no asumir riesgos, pero al no haberse
utilizado nunca, las reacciones eran algo desconocidas. Mejoramos
nuestros tiempos más o menos 1 segundo por kilómetro y no estamos
demasiado lejos de los pilotos conejeros, así que estamos contentos.
Quedará siempre para el recuerdo la negociación de la rotonda de
Conil, haciendo un “donut” de los que hacen época.
En
la meta del Mentidero, oigo por los interfonos: “joder tío, no
pude poner ni tercera de lo poco que se corre en este tramo”. Miro
al piloto y se está meando de risa. Lo estamos pasando de lujo.
En
el parón de mediodía comemos algo y nos vamos al tramo espectáculo.
La premisa es hacer disfrutar a la afición pero… se nos fue de las
manos. En la primera curva ya íbamos despendolados totalmente y se
oían los gritos y aplausos de la gente. Durante las dos vueltas que
había que darle al trazado, llegamos incluso a tocar alguna de las
delimitaciones del circuito, pero nos daba igual. Pasamos la meta
otra vez muertos de risa.
En
los tramos del norte teníamos previsto correr en las primeras
pasadas aunque manteniendo el margen de seguridad de todo el día, y
no arriesgar nada de nada en la nocturnidad, por si acaso.
En
Guatiza va todo bien, pero en el tramo largo no tanto.
En
la salida, mientras parten los coches de alante veo como el
cronometrador les da el carnet de ruta a los copilotos un poco tarde,
cuando faltan veinte segundos para salir. En mi caso, se
dedica a hablar por teléfono y cuando faltan 10 segundos… tengo
que pedirle mi carnet!!!! Lo nunca visto, vaya tío. En la paella
larga antes de la chicanne del parque eólico la trazada es rara y
Mingo se lamenta en directo, pero seguimos. Al llegar al cruce de la
ermita de Las Nieves entramos a toda leche en la zona estrecha y al
haber pocas referencias en las notas, me quedo esperando una valla
que no veo y luego una palmera que estaba muy muy lejos (no muy como
habíamos apuntado), por lo que dudo un poco y en el justo momento en
el que me veo perdido, Mingo me dice “sigue sigue que vas bien” y
veo la siguiente referencia a cantar para seguir adelante. Un poco
más abajo, en la primera paella de derechas después del mirador de
Los Helechos el coche hace un extraño y se bloquea en la frenada y
por un momento veo las letras de “game over”, pero el ganador del
Volante BP Falp mete dirección, tira del freno de mano y acelera a
tope haciendo que el Evo baile sobre sí mismo para seguir bajando.
En la siguiente curva, que es a fondo (como todas si le preguntas a un conejero), vuelve a escaparse levemente,
por lo que los dos pensamos y decimos casi a la vez que pudiera ser
que hayamos pinchado, así que le grito que tenga mucho cuidado y
compruebe las reacciones. Parece que todo va bien y llegamos a meta
pero con malas sensaciones. La bajada a Tabayesco se las trae en lata
y la primera vez de Mingo en ese tramo estaba claro que no iba a ser
fácil.
A
pesar de que en la zona alta no llegué a perderme del todo y que
sólo me retrasé una décima de segundo en cantar, estoy frustrado
porque lo llevaba todo de forma impecable y ese fallo es un borrón.
En el enlace Mingo nota que voy jodido y me da una charla sobre
autoayuda y motivación jajaj. Acabamos de nuevo riéndonos y le
tengo que dar la razón en que en varias ocasiones los pilotos
también se equivocan en una trazada, frenan o aceleran donde no
deben y demás, y que es normal que en tantos kilómetros también el
copiloto tenga un fallo puntual. La verdad que no suelo cagarla, pero
puede pasar y tampoco fue para tanto. De hecho no fue para nada. Al
llegar a la asistencia, hablo con la encargada de las relaciones con
los participantes y le comento lo ocurrido con el crono de Los
Valles. Todos los demás secundan mi malestar, y según parece con la
RS se formó follón por su pasotismo al entregar los carnets.
Antes
de salir a correr por la noche, Carmelo el padre de Mingo, me aparta a
un lado y me dice que hay que acabar como sea, que lo frene, que lo
lleve más tranquilo que nunca, que no se puede arriesgar y que
después del año tan bueno que lleva el equipo, no es momento de
florituras ni cosas raras, se pierda el tiempo que se pierda. Hay
que recordar que daba igual el puesto en que se quedara, pero había
que terminar. No hacía falta el resultado a nivel de puntos, pero sí
a nivel de imagen y de moral.
Con
esas instrucciones llegamos a la salida de Guatiza y le aclaro al
piloto que el aprendizaje conejero se ha acabado, que ahora sólo
queda pasar los tramos sin complicaciones y con el listón más bajo
que en todo el año, que en toda su vida deportiva.
Aun
con esa premisa, o quizás por culpa de ella, en una curva rápida a
poco de la salida hacemos un extraño y las piedras del borde se
preparan para recibir una jugosa rueda que pinchar, pero de nuevo
Ramos hace manos y sale airoso.
Queda
un tramo, el más largo, el más complicado, el más tenso, pero uno
sólo.
Esta
vez el cronometrador se apura un poco más y me hace el papeleo más o menos
a tiempo.
Vamos
comiendo kilómetros con cuidado, de momento cómodos. Donde habíamos
fallado en la pasado anterior ahora vamos como relojes suizos, sin
prisa pero sin pausa. Los parciales me informan de que vamos
empeorando el tiempo en 1 segundo por kilómetro, que teniendo en
cuenta la cautela y que es de noche, es buen ritmo. A pocas páginas
del final, en una derecha larga y sin ir para nada a lo bestia pero a
la que se llega en quinta, el final del juego ahora sí que está a
punto de llegar. El Mitsu se desliza en bloque hacia la valla y veo
el golpe tan claro que lo único que pienso es que si le damos de
lados, igual solo se daña la chapa y podemos seguir, pero Don
Domingo toca el freno de mano, acelera a fondo y el guardarrail se
quedó con los brazos abiertos esperando por nosotros… y yo por él.
De ahí a la meta no hago sino mirar la numeración de la libreta a
ver cuánto nos falta. Desde antes de la iglesia de Tabayesco ya le
voy modificando las notas para que las pase todas de forma lenta y
segura, y por fin, veo la meta, que pasamos mientras le doy las
felicidades por su buen año, por ser campeón provincial y porque es
un crack, en todos los sentidos. No puedo evitar emocionarme, por él
y aunque suene egoísta, también por mí. Ya escribiremos un resumen
global, pero ha sido un año duro física y moralmente. Acabarlo así,
pasándomelo tan bien desde que puse los pies en Lanzarote,
sinceramente, me lo merecía.
En
el enlace Mingo se vacía y se desahoga. No había querido hablar del
título, no le gustaba que lo proclamaran campeón hasta que no
cruzara la última meta, y ya estaba el objetivo conseguido. Yo hago
una ronda de whastapp y le doy la enohrabuena a la familia del piloto
y a su copi habitual Marcos y también las gracias a Edu y Raúl
porque han sido parte vital para que yo pudiera estar allí en ese
momento.
Al
llegar al parque de trabajo se permite entrar por adelanto sin que el
copiloto se quede en el control horario, así que nos damos un bañito
de multitudes que nos sabe a gloria. Uno de los primeros que me
abraza aun estando yo dentro del coche es Raúl. Muy importante para
mí verlo allí.
Cuando
nos toca el turno para pasar la rampa final, tenemos hasta champán
dedicado y foto con el equipo. Que bonito final de año, la verdad
que sí.
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La parrilla sirve para más cosas |
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Detallazo |
Garbanzada
y asadero nos asientan la madre y nos conducen a la cama, entre unas
cosas y otras, a las 3 de la mañana, previa charla del recepcionista
de noche, que empezó hablando (en un tono tan bajo que daba sueño)
de los “ps” de los coches, cosa que creemos que eran los caballos
de potencia, y terminó en la Segunda Guerra Mundial. Hasta a esa
hora y para no perder la costumbre de todo el fin de semana, tenemos
que reírnos.
Como
los horarios de vuelta a casa son diferentes, me toca desayunar sólo,
esta vez sí, llenándome el saco de churros y demás fritangas que
comen los extranjeros por las mañanas.
Al
llegar a la puerta de embarque en el aeropuerto, medio avión (un
Bombardier nuevito por cierto) tiene que ver con el rallye.
Federativos, mecánicos, pilotos y aficionados se mezclan en los
asientos para venir a Gran Canaria recordando lo vivido en los días
anteriores. En lo que se refiere a “mi gente”, no puedo dejar de
contar lo que ellos me contaron a mí. El amigo Álvaro, de amanecida
total, fue a buscar a Dani Sosa a la puerta de su habitación, y
estuvo tocando en la 511… de otro hotel!!! Y como no le abrían, se
acostó en el suelo del pasillo jajajaj. Se pasaron todo el vuelo
pidiendo agua por señas.
Antes
de mediodía estoy ya con mi familia y el rallye pasa a un segundo o
tercer plano. Después de pasarme 3 días y pico riéndome y
disfrutando como nunca de mi pasión, que mi mujer y mi hija me
reciban con besos y abrazos y que el pequeño, siendo aun tan chico,
se muera de la risa nada más verme, me hace crecer por lo menos dos
centímetros, y me hace también mucho más feliz.
Termino
ya para no seguir quitándote tiempo. Simplemente quiero acabar con
los habituales agradecimientos, en este caso a la familia y equipo de
Mingo, que me trataron como a uno más, a Marcos Guerra, con el que
hablé antes de la carrera y que me dio total confianza y vía libre
para navegar en su sitio, a Edu González y Pedro Domínguez (una
putada su abandono) que avalaron mi presencia en el backet del Evo, a
Raúl Quesada que me dio “el permiso” para que pudiera estar, a
Leti, Aroa y Adrián, que otro fin de semana más (y han sido muchos
en el año) se mudaron a Madrelagua para no estar sólos y que son la
motivación por la que me levanto por las mañanas. Ellos no se
imaginan las veces que me miro el tatuaje con sus iniciales que tengo
en el antebrazo.
Y
por último quiero darle las gracias a Mingo Ramos, porque se fió de
lo que le dijeron y decidió llevarme a su lado en un rallye muy
complicado y me dio la oportunidad de correr en un Evo por primera
vez, de aprender mucho, de disfrutar de un coche de esas
características y de pasar un fin de semana de rallyes de los más
comodos y relajados que recuerdo. Como ya le dije a él, ha sido una
experiencia inolvidable en todos los sentidos.
Nada
más, muchas gracias a tí también por usar un rato de tu reloj en
pararte a leer las batallas de este copiloto de 90 kilos que a pesar
de todo, sigue siendo válido.
Antes
de final de año tendremos otra entrada, para resumir brevemente la
temporada.
Hasta
entonces!!!
Saludos!!!
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Ganado por Mingo Ramos |
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Entrevista va... |
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...entrevista viene. |
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DR por todos lados. El piloto, el copiloto y el diseñador. |
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Cartel y todo. |
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Mingo de entrevistas, y yo a lo mío (foto: Iván Pérez) |
Aquí unos vídeos de algunas "desparramaeras" que nos pegamos